El Lado B de los 100 años de Río Grande

Rio Grande 11/07/2021.- Muchos de nosotros, miles de nosotros, no somos viejos pobladores, o si, algunos que llevamos más de 30 años en la isla también tenemos historias que contar, como dijo mi amigo Cary Bahamonde. Somos miles los que llegamos en la década de 80 y 90 cuando con la hiperinflación en el continente no alcanzaba para pagar la boleta de gas. Aquí aparecerán testimonios de algunas personas consultadas, nacidos en esta provincia, no podemos consultar a cada uno de ellos pero tratamos de reflejar su experiencia aquí.

Migración interna en la década del ochenta.

Miles de argentinos migraron a la Patagonia en general y a Tierra del Fuego en particular en busca de un futuro mejor, jóvenes que no llegaban a los 30 años encontraron en Rio Grande, Ushuaia o Tolhuin, un trabajo, un oficio, obtuvieron su casa, tuvieron hijos y se arraigaron en esta tierra.

San Martin y Piedrabuena década del 90.

Los NyC y los VyC.

Era la época en que se hablaba de los Nacidos y Criados y los Venidos y Quedados, los NyC y los VyQ.

Los VyC dejaron sus familias, sus amigos, su vida, para instalarse en uno de los lugares más inhóspitos de la tierra y aquí trabajaron, en las más diversas profesiones, médicos, enfermeros, docentes, comunicadores, fuerzas de seguridad, empresarios, comerciantes, empleados rurales, petroleros, esquiladores, empezaron de nuevo, apostaron a este lugar.

Elcano y Güemes sin paseo costanero

Un pueblo de apenas 20 mil habitantes.

¿Y cómo era Rio Grande en los 80? Esta, era una ciudad chata, como decían entonces, con más calles de ripio que pavimentadas, la calle Elcano era de ripio, toda la costanera desde el viejo muelle de Prefectura, hasta la intersección de Belgrano y Güemes, San Martin desde Santa Fe, hasta donde hoy está Chacra II, era de ripio y en invierno era intransitable por los pantanos que se generaban, el Barrio INTEVU estaba conectado con el centro por una sola calle pavimentada, Estrada de doble mano. El parque industrial estaba lejos de todo.

La costanera no existía, tampoco el Barrio Austral, ni los asentamientos de la margen Sur, a lo que hoy llaman barrios Irregulares. Tampoco existía Chacra IV, ni chacra XIII, Crucero ARA General Belgrano, Barrios CGT, Viedma era de doble mano y llegaba hasta donde hoy se encuentra la Calle Pellegrini y allí se encontraba también el Barrio de “las casas de Coccaro”, como se lo conocía.

El quiosco Las Vegas, ya estaba allí en la esquina de Viedma y Venezuela. Hoy esa calle es un verdadero centro comercial, como la calle Pellegrini.

En esa época, 1987 no se habían terminado los edificios de Sitra, donde hoy está el Barrio Chepachen, el Barrio Buena Vista era un campo, Barrio Profesionales solo tenía las casas de los empleados del BTF, la Oveja Negra estaba en medio el campo, hoy está en medio de otra ciudad que es la Margen Sur.

Av. San Martin sentido al centro desde Chacra II década del 90

Ruta 3 sin pavimentar.

La ruta 3 comenzaba en la pista de aterrizaje construida en 1982 en cercanías de Estancia Violeta y terminaba en Punta María, es decir no tenía más de 60 kilómetros de extensión, todo el resto del trayecto era de ripio, y había una empresa de colectivos que hacia ese recorrido de Rio Grande a Ushuaia, la Empresa Los Carlos que desapareció con el tiempo, también Valls Líneas Áreas, después Kaiken Líneas Aéreas que en 20 minutos nos depositaba en Ushuaia, no existía el Aeropuerto Malvinas Argentinas en la capital, se aterrizaba en la Base Aeronaval Ushuaia, cuya pista era de 800 metros de longitud y llegar en un vuelo de Aerolíneas Argentinas era una aventura, todo esperando que no cayera a la bahía, de hecho algunos terminaron en las frías aguas del Canal de Beagle.

Oscar Martinez antes de ser Secretario General de la UOM (imagen ilustrativa)

Quizá para muchos todo esto no sea importante, pero para quienes vinimos a este lugar para vivir mejor, creemos haber aportado un granito de arena, algo para que la población pasara de 25 mil habitantes a comienzo de los 90 a más de 200 mil en la actualidad. Aportamos soberanía, aportamos exigencia de servicios, aportamos juventud, aportamos profesionales, técnicos, artistas, trabajadores, trabajadoras, comercios, empresas, generamos empleo, y nos quedamos aquí, porque este es nuestro lugar.

Jorge Colazo Intendente de Rio Grande entre 1991 y 1999 (imagen ilustrativa)

Nuestro aporte, aunque no se reconozca, fue estar, permanecer.

Todo lo que hoy vemos, el crecimiento de esta ciudad, aunque desordenado, es producto de una migración interna que tuvo su pico entre los 80 y 90 a algunos les costó menos, a otro más, pero todos hemos dejado buena parte de nuestra vida aquí, algunos esperan jubilarse e irse, otros seguiremos en este lugar admirando su belleza natural, sus bosques, sus mesetas, sus lagos, su cordillera, sus playas disfrutando de beneficios fiscales que no existen en el resto del país, porque ese fue quizá el primer dato que nos dieron cuando  aún estábamos decidiendo a qué lugar emigrar para salir del desastre hiperinflacionario que nos condenaba a una pobreza irremediable en el continente.

Lo que luego seria el Paseo de los Caídos en la Guerra de Malvinas. década del 90 (foto ilustrativa)

Sin olvidar de dónde venimos, pero amando el lugar que elegimos.

No nos olvidamos de dónde venimos, pero tampoco olvidamos lo que esta tierra nos dio y lo que le dimos, más de la mitad de nuestra vida, nuestros  hijos y nietos están aquí, en este lugar donde debimos aprender a manejar un auto de nuevo, aprendimos a caminar con vientos de 100 kilómetros y sobre el hielo, aprendimos a no estar peinados nunca, a usar borceguíes siempre, camperas casi todo el año, gorros de lana, calentar el auto 10 minutos antes de salir de casa, llevar a nuestros hijos a la escuela con tanta ropa que apenas podían moverse, caminar en la nieve, observar el mar inmenso y pensar “que lastima que el agua esté helada”, ese era nuestro limite, la playa.

Vienen a nuestras cabezas recuerdos de lugares emblemáticos que ya no existen, el Hotel Yaganes y su comedor con vista al mar en el primer piso, el Hotel Ibarra y sus increíbles desayunos, las Hosterías donde pasábamos maravillosos fines de semana como la del Lago Yehuín, San Pablo, o Petrel, hoy todas en ruinas. Yawen y el mirador de los cóndores, donde estas increíbles y gigantescas aves, sobrevuelan el lugar muy cerca de quien los visita.

Cuando se podía navegar por el Lago Escondido (foto ilustrativa)

Lugares de diversión como Barbarella, la Casona, Alcatraz, Dylans, Chocolate, donde cientos de jóvenes y no tanto pasaban los fines de semana. El ex Offen Plaza con su calesita bajo techo, un parque donde pasábamos tardes enteras viendo jugar a nuestros hijos.

Miguel Cantilo en Rio Grande en la Casa de la Cultura, Rio Grande.

Un lugar icónico, Don Rico donde músicos de los más diversos estilos tocaban para cientos de personas todos los fines de semana, músicos que hoy son adultos y entonces eran adolescentes con mucho por hacer, los vimos crecer y desarrollarse en esta ciudad.

No existían los cotos de pesca y cualquiera podía ir a pescar una trucha y disfrutarla con su familia, salir a acampar. Todos recordamos la vega, ese lugar más allá de la Calle Alberdi, que los riograndenses denominaban “allá abajo”, el casco viejo, donde la mayoría de su moradores eran chilenos o hijos de chilenos arraigados aquí que habían llegado en la década del 40 o 50, los hijos de esos pioneros hoy siguen aquí son nuestros amigos.

Visitas Fabiana Cantilo y Ulises Butron en el ex Casino Club década del 90 (foto ilustrativa)

Las “pizzerías” o actividades toleradas.

También en esa zona de la ciudad había casi un centenar de “pizzerías” o locales de actividades toleradas donde se ejercía la prostitución, el único hotel alojamiento era el JA y estaba a casi 5 kilómetros del centro, en medio de la nada, más allá del parque industrial, hoy está dentro de la ciudad y es un lugar más, por entonces no se hablaba de él, ni de las famosas pizzerías. Los que nacieron en los 90 y hoy tienen la edad que nosotros teníamos cuando llegamos a este lugar, no tienen idea de todo esto, y cuando se los contamos no lo pueden creer.

Ing. Jorge Martin Intendente de Rio Grande entre 1999 y 2011. Tres periodos continuos.

Sin internet.

Pero esos chicos que hoy tienen entre 25 y 30 años crecieron jugando en la calle, bicicletas, patinetas, hamacas, calesitas, o simplemente correr libremente por donde quisieran, no había internet, no había celulares, se reunían en la plaza o en la esquina a charlar y contarse anécdotas, pasar el tiempo libre divirtiéndose. Y lo más importante hasta el día de hoy mantienen esa amistad, son fueguinos que en algunos casos fueron y volvieron y en otros se quedaron aquí. Las escuelas eran nuevas, los maestros jóvenes y con otra actitud.

El Polivalente de Arte fue y es una cuna de artistas que hoy, como Roz, exponen su arte en España, son músicos extraordinarios como Cristian Castro, la guitarra líder del grupo “Los Monjes”. Wilson Miranda Violero de CERES, una banda que reunía a Titin Saldivia en batería, un maestro, Gamuza Blanca, Vibración, festivales como Folkloreando desde el Sur.

Los discos se vendían en los supermercados, los diarios llegaban en el avión del medio día, había dos diarios, tres radios y un canal de televisión, el 13, el canal del “Onita”, no existía la UTN, ni la UNTDF, no había clínicas privadas como hoy, ni tres correos, solo Correo Argentino, los supermercados eran Suma, y la Anónima de San Martin y Belgrano, luego Casa Tía, en San Martin y Piedra Buena, unos años después Surtisur que luego se transformó en La Anónima de la rotonda. No había sucursales. El banco de la Provincia era El banco del Territorio Nacional de Tierra del Fuego, las agencias de remises eran muchas, hoy ya no tantas.

Entre 1990 y 1999 se construyeron 5000 viviendas solo en Rio Grande y así nació Chacra II, que era lo único en pie entre la Ruta 3 y todo lo que hoy conocemos, como el CEMEP, CGT y Barrio Mutual, Buena Vista, no había pavimento, en ese lugar al igual que detrás de La Oveja Negra, se iba a jugar en la nieve.

Todos nosotros aprendimos a tener días de 7 horas en invierno y de 18 horas en verano para disfrutar y hasta llegamos alguna vez a meternos al mar cuando la temperatura nos sorprendió con 25 grados allá por el 2000.

Las vacaciones al continente, una aventura de 3000 km

Organizar las vacaciones al continente como si fuéramos a correr el Dakar, un viaje de al menos 3 días para llegar donde vivían nuestros familiares, salir con 10 grados de la Isla y después de Piedra Buena en Santa Cruz soportar más de 30 grados, en autos que no tenían aire acondicionado, atravesar medio país y algunos todo el territorio para ver por unos días a sus familiares. Disfrutar del sol y el calor, playas, o el lugar donde se pasaba un mes.

Cuando contábamos que debíamos cruzar el Estrecho de Magallanes en una barcaza no nos creían, menos que viajábamos 3 días o más, teníamos que aclarar que aquí no había pingüinos, que no nos calefaccionabamos con carbón y no vivíamos en un iglú.

Era el tiempo de las colas en las fábricas dejando curriculum, fábricas que ya no están, como Nova Fueguina, Akay, Noblex, Athuel, Casio, Kenia, esta última desapareció en un incendio tremendo que la consumió hasta los cimientos.

Somos parte de este centenario.

Somos parte de la historia de esta provincia y de esta ciudad en particular, no buscamos reconocimiento, solo que muchos sepan que a partir de la llegada de miles de argentinos a este lugar, esta provincia es lo que es.

Una Provincia Grande, que no queremos que nos expulse, que nos cuide como muchos de nosotros la hemos cuidado, que nos respete como la hemos respetado, como en todas las cosas hay buenos, hay malos y de todo un poco, pero esa es otra historia.

Nuestros hijos son la semilla que dejamos en este lugar, nuestros nietos, la continuaran y seguramente también harán su aporte desde cada lugar que ocupen, como lo hicimos cada uno de nosotros. Porque somos fueguinos por opción, somos venidos y quedados, somos argentinos y este es nuestro lugar en el mundo.

Lorena Uribe y Armando Cabral autores de este informe.

Puente Mosconi, vía de ingreso y egreso a la Margen Sur del Rio Grande.

Preguntarse, por último, que hubiera pasado si no hubiésemos llegado, no lo sabemos, quizá sin el regimen de promoción industrial todo esto no hubiese pasado, pero lo real es que la industria electrónica instalada, el petróleo, y la ganadería dieron una posibilidad de progreso a miles de argentinos de los más diversos puntos del país y esta provincia es hoy el centro geográfico de Argentina, las más joven, las más extensa, y Rio Grande, nuestra ciudad, es la más poblada, la que más creció, es la Capital Nacional de la Vigilia, es nuestra ciudad la de todos, los que nacieron o vinieron a instalarse en ella.

A Rio Grande gracias, a los que nos recibieron gracias, a aquellos viejos pobladores que lejos de rechazarnos nos cobijaron, como la familia de Luz y Pedro Biott, y a sus hijos, Carlos, Sandra, por ellos estoy aquí.

Gracias infinitas a esta ciudad a todos los que nos hicieron más fácil quedarnos en este lugar.

Lorena Uribe y Armando Cabral

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