La recaudación tributaria cayó por decimotercer mes consecutivo y evidenció que la reactivación de la economía sigue sin llegar. La AFIP informó ayer que los ingresos delEstado totalizaron $450.909,8 millones en julio, lo que implicó un alza interanual del 53,4% en términos nominales. Sin embargo, una vez más creció menos que la inflación y bajó 1% en términos reales. Con todo, el director ejecutivo del organismo, Leandro Cuccioli, afirmó que el número del mes pasado «quedó muy cerca de la inflación» y mostró que hubo un rebote en el consumo.
La caída real de la recaudación de julio fue la menor en un año, lo que implica una progresiva desaceleración. En mayo, había retrocedido 4,4% y en junio, 2,4%. No obstante, ya iniciado el segundo semestre del año, los ingresos públicos no logran pasar a terreno positivo, incluso a pesar de la incorporación de las retenciones y del impuesto a la renta financiera con las que el Gobierno buscaba compensar el impacto de la recesión. Para los analistas, esta dinámica confirma que la recuperación económica se demoró más de lo previsto y que la actividad recién estaría tocando piso.
Lo cierto es que los tributos asociados al consumo mejoraron sus resultados respecto de los meses anteriores. El impuesto a los débitos y créditos, conocido como impuesto al cheque, que muestra los depósitos que pasaron por las cuentas bancarias, aportó $29.232 millones, 56% más que en julio de 2018. Cuccioli resaltó esta suba real del 0,8% y sugirió que el dato podría adelantar una leve reanimación del consumo, luego del paquete de medidas de campaña que lanzó el Ejecutivo. El IVA impositivo también se recuperó aunque volvió a quedar por debajo de la inflación: captó $91.344 millones, lo que implicó un alza del 52% interanual.
En julio, hubo ingresos por $450.910 M. La baja real se desaceleró al 1%
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Guido Lorenzo, director de LCG, consideró que la recaudación fue mejor a la esperada aunque aclaró: «Eso marca, como mucho, que la actividad está tocando el piso. Pero sería apresurado tomarlo como indicador de que el ciclo está pegando la vuelta». Por eso, los ingresos totales no logran crecer en términos reales y acumulan trece meses en baja.
Días atrás, el Indec informó que la economía creció apenas 0,2% mensual sin estacionalidad en mayo, traccionada casi en exclusiva por el agro. Y algunas mediciones privadas adelantaron un mal dato para junio: Itega, por caso, estimó una caída mensual del 1,2%.
«Esperábamos un segundo trimestre con una actividad más vigorosa y un tercero marcado por la incertidumbre electoral. En cambio, hubo una parálisis mucho más fuerte. Sí hubo atenuantes que sirvieron para revertir el ánimo, como el Ahora 12 y los créditos Anses, pero que no impactaron con fuerza en el conjunto de la economía. El agro empujó pero el resto de los sectores no», sostuvo Lorenzo.
Y agregó: «Tuvimos tasas altas casi todo el año, que ahogaron el sector real de la economía. A pesar de eso, la actividad empieza a tener un piso. Para el segundo semestre podría haber un rebote aunque moderado; estimamos que será menor a un punto por trimestre».
De cualquier manera, la recaudación de julio se vio robustecida por el incremento nominal del 65,8% en impuestos a las ganancias, que aportó $99.001 millones, aunque con dos importantes ingresos excepcionales: $8.000 millones del impuesto cedular para la renta financiera y $21.800 millones por el revalúo fiscal. El otro gran motor fueron los derechos de exportación que, gracias a las reimplantadas retenciones, treparon 298,7% interanual.
Sin el impacto de las retenciones y el tributo a la renta financiera, la recaudación habría sido de $413.584 millones y la suba anual de apenas 40,7%.
Por su parte, los ingresos provenientes de la seguridad social siguen en caída libre a raíz de la pérdida de empleos registrados y el derrumbe del salario real. En términos nominales, avanzaron sólo 39,9%, lo que implica una baja real del 9,7%.
