Esta misma semana se conocieron los indicadores de desempleo de todo el país, entre los 31 aglomerados urbanos, el de Ushuaia-Río Grande está ubicado como el de mayor nivel de desocupación, que afecta al 13 por ciento de su población. Producto de una política de apertura y desindustrialización, muchos de los habitantes empleados en establecimientos productivos perdieron su empleo en estos años hasta alcanzar esa lamentable ubicación en la estadística.
Esa misma política económica es la que determina que la gran explotación de nuestros recursos naturales se destine, prioritariamente, a la exportación en vez de privilegiar el desarrollo de cada región del paìs en base a sus condiciones naturales más ventajosas. Se dirá que esa exportación es «imprescindible para obtener divisas en forma genuina», que serán destinadas al pago de la deuda externa y sus intereses. Deuda originada en esa misma política económica. No para el desarrollo nacional, sino para cubrir los baches de divisas que provocó la apertura económica y la fuga de capitales.
Con una riqueza en recursos energéticos por habitante que la asimilaría a paìses árabes como Qatar o a los Emiratos, la población fueguina padece las consecuencias de una ausencia de una política de industrialización del gas en su propio territorio, para exportar productos con trabajo incorporado (valor agregado), abastecer sus necesidades de demanda para una vida más que digna y promover el arraigo de la población a su territorio.
Gustavo Melella, flamante gobernador electo e intendente hasta ahora del castigado territorio industrial de Río Grande, mantuvo reuniones con Cristina Fernández de Kirchner y otros dirigentes nacionales este fin de semana en Buenos Aires. Ojalá hayan discutido algo más que las listas de candidatos.
(*) Editor General de Motor Económico y Motor de Ideas. Editor Página 12 / Periodista de la TV Pública
Fuente:motor económico.