La crisis de ayer, en tanto, mostró una cara inusual del Gobierno. A dos horas de haber arrancado el paro de pilotos, y durante una audiencia convocada por el secretario de Trabajo, Lucas Aparicio, la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) aceptó derogar la resolución 895/18 que había flexibilizado los requisitos para la contratación de pilotos extranjeros. Tomás Insausti, titular de la ANAC, debió recular 48 horas después de la ratificación de esa normativa en otra audiencia con los dos gremios en disputa, la Asociación de Pilotos (APLA) y la Unión de Aviadores (UALA, de Austral). La historia reciente marcaba que en medidas perjudiciales para los gremios el Gobierno por lo general prefería pagar costos de conflictos y no dar marcha atrás, a lo sumo dejar las acciones en suspenso y con la amenaza latente de retomarlas.
El paro estaba firme hasta primera hora de ayer. Incluso a pesar de que Aparicio había dictado el miércoles a la noche una conciliación obligatoria que los gremios se encargaron de desconocer, por entender que ya se encontraban vencidos los plazos para instrumentarla. Recién ante ese panorama el número dos de Dante Sica les pidió a Pablo Biró, titular de APLA, y a Cristina Erhardt, su par de UALA, adelantar a las 8 de ayer una audiencia con la ANAC que estaba prevista para dos horas más tarde.
Para entonces la resolución ya estaba virtualmente caída, lo que representó una derrota interna de Insausti, su promotor. La audiencia fue apenas un trámite en el que el funcionario confirmó su derogación y los sindicatos aceptaron levantar la medida de fuerza. Aparicio, en su debut como secretario de Trabajo al frente de su primera negociación de alta sensibilidad, terminó por capitalizar la desactivación de la huelga. A esa altura sólo Aerolíneas Argentinas había comunicado la cancelación de 21 vuelos con afectación para 2.200 pasajeros, mientras que también hubo inconvenientes con servicios de Avianca, Latam y Andes.
El conflicto, en tanto, permitió el crecimiento de una alianza que promete dar frutos durante el año electoral: la de los gremios aeronáuticos, en particular los pilotos, con el hijo mayor de Hugo Moyano. El dirigente camionero fue de los primeros en solidarizarse con el reclamo de los comandantes y lo hizo tras invocar el cargo que asumió el año pasado como vicepresidente primero de la organización internacional de gremios del transporte ITF. Como publicó este diario, Pablo Moyano buscará utilizar esa distinción como eventual llave para el lanzamiento de medidas de fuerza y paros por fuera del paraguas legal que en la Argentina representa la CGT. En los últimos días el gremialista también hizo pública su solidaridad con la protesta de los marítimos del SOMU, que realizaron trabajo a reglamento para exigir un acuerdo en su paritaria.
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