Después de un fallido intento de los bloques opositores por tratar otros proyectos educativos, la sesión comenzó cerca de las 11:30. Dentro del recinto, estuvieron los rectores de los 29 profesorados públicos de la Ciudad, que acompañaron las exposiciones con abucheos o, en su defecto, aplausos.
Cada diputado dispuso de 20 minutos para hacer su exposición. El primero en tomar la palabra fue Maximiliano Ferraro, presidente de la Comisión de Educación, que a lo largo del año que duró el debate, fue el principal defensor del proyecto. «No nos creemos dueños de la verdad revelada, pero sí estamos convencidos que parte de esta ley ayudaráal Ministerio de Educación, a las instituciones educativas y a quienes piensan e investigan la educación a crear este tipo de políticas necesarias para el porvenir y la construcción de ciudadanía», expresó.
Afuera hubo manifestaciones y enfrentamientos con la policía (Lihueel Althabe)
Ferraro aseguró la continuidad de los 29 institutos de formación docente ante la desconfianza de los rectores, que insistieron con el grito de «No a la UniCABA». Pese a la reformulación del proyecto, que quitó la disolución y propuso la coexistencia entre la universidad y los profesorados, el rechazo se mantuvo. Para ellos, se trata de una «muerte lenta».
Roy Cortina, legislador por el socialismo, siguió y dijo: «La comunidad educativa jamás fue consultada en serio. La metodología durante toda la discusión fue desprolija. Los intelectuales que supuestamente se hicieron cargo del proyecto jamás aparecieron. Pareciera que la UniCABA tiene efectos mágicos. ¿Por qué no podemos continuar con lo que ya funciona bien? No hay nada más impersonal que la universidad si lo que se quieren fomentar son las prácticas».
En la misma línea, Gabriel Solano, de la izquierda, señaló: «Este proyecto no tiene otra finalidad más que terminar con los 29 institutos de formación docente. La verdad lo dicen los borrachos, los niños y el proyecto original. Como se armó un quilombo de novela, lo reformularon. Si faltan docentes, aumenten los salarios. Un docente gana un décimo de lo que gana un legislador. Debería ser al revés: que los docentes ganen diez veces lo que gana un legislador».
(Lihueel Althabe)
Del lado del oficialismo, los legisladores insistieron en «el valor de la evaluación». El proyecto aprobado contempla una doble evaluación a los profesorados públicos y privados: una externa a cargo de una unidad del Ministerio de Educación y otra autoevaluación institucional. «Las evaluaciones ya no son como en los ’90. Hoy ya son multidimensionales y no buscan castigar, sino mejorar», plantearon.
Además de los cuestionamientos, algunos de los nueve bloques opositores que votaron en contra del proyecto, subrayaron la necesidad de sancionar antes una Ley de Educación de la Ciudad de Buenos Aires. Al respecto, Leandro Halperín, del bloque radical Evolución, sostuvo: «La mirada integral no se da en una ley de formación docente. La Constitución nos obliga a pensar primero una Ley de Educación general en CABA, que incluya la formación docente en uno de sus puntos. El oficialismo tiene que revisar de qué forma dialoga con los que no pensamos igual».
La violencia de afuera no se traslado hacia adentro del recinto, donde solo se permitió el ingreso de los rectores. Estudiantes, docentes y sindicalistas tuvieron enfrentamientos con la policía en las inmediaciones de la Legislatura, que permanece vallada desde el martes cuando comenzaron las manifestaciones.
Tras 5 horas de exposiciones, a las 16:15 se votó la ley. Las pantallas marcaron el resultado esperado: 34 votos afirmativos, 26 negativos, 0 abstenciones. Los legisladores oficialistas se retiraron del recinto con el rechazo de los profesorados.