Esta mejora responde principalmente al aumento del empleo y la mejora de los ingresos reales. Aunque la generación de trabajo formal es lo ideal, el mayor dinamismo de la creación de puestos de trabajo informales (+4,3% i.a. en el segundo semestre de 2017) pueden haber permitido a varias familias salir de la pobreza. También ayudó el hecho que los salarios reales de los trabajadores no registrados fueron los que más crecieron en 2017, acumulando una suba interanual del 4,6% en el segundo semestre del año pasado.
· También puede haber jugado un rol importante en la reducción de la pobreza el boom del empleo en la construcción, sector asociado a trabajadores de menor calificación, que pueden estar expuestos a una mayor vulnerabilidad. Este efecto puede cobrar más relevancia dado que la EPH toma como referencia 31 aglomerados urbanos, donde se puede pensar que su crecimiento fue más notorio.
· Si se compara el crecimiento de la economía del segundo semestre de 2017 (+3,9% i.a.) con la reducción de la pobreza en dicho período (-4,6 p.p interanual), se observa que por cada punto porcentual que creció la economía, la pobreza cayó casi 1,2 puntos. De mantenerse esta elasticidad (crecimiento-reducción de pobreza), el mandato de Cambiemos cerraría con una pobreza por debajo del 20%. Sin embargo, la elevada creación de empleo no registrado y la fuerte recuperación del ingreso de los salarios de los trabajadores informales registrado en la segunda mitad de 2017, difícilmente se repita en los próximos dos años.
· La brecha de pobreza, que es el ingreso que le falta al hogar pobre promedio para dejar de serlo, se redujo entre el segundo semestre del año pasado e igual periodo del 2016 gracias a que el ingreso promedio de un hogar pobre creció 26,5% mientras que la canasta necesaria para dejar de ser pobre subió 23,5%. De todos modos, como el ingreso promedio de un hogar pobre cubre casi el 65% de dicha canasta, existen claros incentivos a buscar ingresos complementarios, un factor que también está detrás de la mayor participación en el mercado laboral observada durante el segundo semestre de 2017. A pesar de esto, un hogar con un adulto que percibía un Salario Mínimo y dos AUH, precisaba ingresos adicionales de casi $4.200 pesos para no ser pobre en el segundo semestre de 2016, cuando en el segundo semestre de 2017 necesitó de $5.700 mensuales adicionales (+34,9% i.a.) para no ser pobre, por lo que está 3 p.p. más lejos de cubrir la canasta en la comparación interanual.
· Además, el informe reflejó que a excepción de la Región Noreste que exhibió un leve incremento en la pobreza (+0,2 p.p.), la reducción de la pobreza fue sostenida en todas las regiones del país (en Cuyo superó los 9 p.p.).
· Por último, durante el segundo semestre de 2017, el porcentaje de personas bajo la línea de indigencia afectó al 4,8% en la población de referencia (31 aglomerados urbanos), lo que implica una caída de 1,3 p.p. en relación a lo observado en el segundo semestre de 2016 (6,1%). De esta forma, casi 1 de cada 5 pobres es indigente. Si se extrapolara al total del país esto mostraría que entre el segundo semestre de 2017 y el segundo semestre de 2016 la cantidad de indigentes se contrajo en torno a 550 mil personas. En este periodo, también se observó una reducción de la brecha de indigencia.
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