La expansión mundial alcanzaría en 2018 la tasa más alta desde 2011 El crecimiento de los principales socios se acelera

Dom 22/10/17 .- El Fondo Monetario Internacional (FMI) incrementó su estimación de crecimiento para 2018. La expansión del producto mundial alcanzaría 3,7% el año que viene, acelerando así su ritmo de expansión. • Al tomar el crecimiento de los principales destinos de nuestras exportaciones, la expansión es aún mayor, de 4,8% para el próximo año. La aceleración del crecimiento (el alza había sido 1,7% en 2016 y 4,3% en 2017) incrementaría nuestra demanda agregada. • El probable ascenso de Argentina a la condición de país emergente según Morgan Stanley, potenciaría el ingreso de capitales financieros. No obstante, el posible endurecimiento de la política monetaria de EE.UU. podría afectar un pilar clave del modelo actual: el endeudamiento externo.

Se consolida el crecimiento del PBI mundial

En los últimos días, el Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó el segundo informe del año acerca de las perspectivas para la economía mundial, denominado WEO por sus siglas en inglés (World Economic Outlook). En dicho informe el organismo no sólo afirma que el crecimiento mundial se afianzará, sino que además elevó en el margen las proyecciones respecto a las estimaciones previas. Por caso, tras el incremento de 3,2% en 2016 (la expansión más baja desde la crisis financiera internacional), este año la economía mundial cerraría con un crecimiento de 3,6% anual, y en 2018 la tasa llegaría a 3,7%.

El mayor dinamismo se consolidaría a lo largo del mundo, traccionado principalmente por las denominadas economías emergentes y en vías de desarrollo con una tasa de expansión de 4,9% en 2018 (vs. 4,6% estimado para este año), mientras las avanzadas lo harían a un menor ritmo (en torno a 2% anual, vs. 2,2% de crecimiento esperado para este año).

Las mejores perspectivas del FMI (se revisaron +0,1 p.p. al alza las proyecciones para 2017 y 2018) responden principalmente al aumento en los flujos de inversiones, al mayor intercambio comercial, al incremento de la producción industrial, al optimismo de los mercados financieros y al mayor gradualismo de las políticas monetarias de los principales bancos centrales del mundo.

Adicionalmente, el hecho de que la performance de ciertas economías en la primer mitad de 2017 haya sido superior a lo esperado (como es el caso de los países de la eurozona y algunos asiáticos como China, Japón y Rusia) más que compensan el recorte de crecimiento en la actividad de países como EE.UU., Reino Unido e India.

El aumento del crecimiento mundial en lo que queda del 2017 y para el próximo año no es menor para nuestro país. Aunque ninguna economía capitalista funciona plenamente de manera aislada, tras el cambio de gobierno, Argentina avanzó hacia una mayor integración económica con el resto del mundo en varios niveles (comerciales, vía influjo de capitales, en la participación más activa dentro de las instituciones internacionales, etc.).

La mayor apertura al mundo constituye grandes oportunidades para nuestra economía, en la medida que potencia la demanda externa y aumenta la oferta agregada. Sin embargo, también trae aparejados riesgos (la dependencia de capitales del exterior siempre ha sido un foco de vulnerabilidad sobre los ciclos de expansión de la actividad). La implicancia que tenga el crecimiento de nuestros socios comerciales será primordial para comprender la evolución de nuestras exportaciones.

El contexto internacional favorece a nuestro país

El crecimiento mundial tiene múltiples efectos positivos sobre nuestra economía, y uno de los más importantes está vinculado al incremento de la demanda externa (sobre todo en un contexto en el que para seguir creciendo se intensifica la necesidad de importar). Por este motivo, más allá de una expansión generalizada a nivel mundial, resulta particularmente relevante analizar cómo será el desempeño de nuestros principales socios comerciales.

Al considerar los principales diez destinos de nuestras exportaciones de bienes se observa que los mismos explican aproximadamente la mitad de las divisas que ingresan por esta vía. Y a su vez, al adentramos en dichos países, es posible agregarlos en tres grupos conforme a características que comparten. Por caso, en el primer bloque podría mencionarse Brasil y Chile, los principales socios comerciales de Sudamérica.

Mucho se ha comentado sobre la recuperación de la economía brasileña (ver ISE 1133). Luego de un bienio de caída en el nivel de actividad (2015-2016), se espera que este año el gigante de américa crezca en torno a 0,7%. Más aún, la recuperación se afianzaría en 2018, cuando la economía conseguiría un crecimiento de 1,5% anual conforme a la proyección del FMI (el consenso de mercado de Brasil estima una expansión más optimista, de 2,5%).

En el caso de Chile para el próximo año también se esperan mejores perspectivas de crecimiento. Es que si bien la economía del país sostiene un sendero de expansión ininterrumpido desde 2009, este año mostraría un crecimiento más acotado (+1,4% según la previsión del FMI) respecto del ritmo del último lustro (+3% promedio anual). En cambio, en 2018, con un panorama político más claro (en noviembre próximo tendrán lugar elecciones presidenciales que darán más certidumbre), la tasa de crecimiento se aceleraría a 2,5% conforme a las proyecciones del organismo internacional.

Entre Brasil y Chile concentran el 25% del flujo de exportaciones de argentina. Más aún, ambos países son principalmente compradores de Manufacturas de Origen Industrial y Agropecuaria: en 2016, prácticamente el 80% de las exportaciones totales a estos dos países fueron de estos dos grandes rubros. En este sentido, el crecimiento de estas dos economías no sólo aumentaría las ventas al exterior, sino que además podría traccionar sobre el sector industrial local.

El segundo grupo está conformado por algunos países desarrollados, donde se incluye a Estados Unidos, España, Países Bajos, Alemania e Italia, que representan 15% del flujo de exportaciones totales de nuestro país. Para Norteamérica, el FMI sostiene que la economía continuará afianzando su crecimiento, pasando de un incremento de 1,8% del PBI este año, a 2,5% en 2018. Sin embargo, cabe mencionar que  las proyecciones para el próximo año se redujeron 0,2 p.p. respecto del último informe del organismo, explicado principalmente por la incertidumbre que se evidencia a nivel político, tanto en lo que hace al frente fiscal, como al rumbo que pueda tomar la política monetaria (en febrero termina la gestión de la actual presidente de la Reserva Federal).

En contraposición, las proyecciones para los países desarrollados de la eurozona se elevaron 0,3 p.p. para 2018 respecto a lo previsto en la anterior publicación, aunque el crecimiento aún es moderado cuando consideramos a los países con mayor representación dentro de nuestras exportaciones, como es el caso de Holanda (+2,6%), España (+2,5%), Alemania (+1,8%) e Italia (+1,1%).

Por último, en el tercer grupo de países podemos incluir a los “asiáticos”, compuesto por China, India y Vietnam, los cuales representan poco más del 11% de nuestras exportaciones totales. En el caso del gigante de Asia, el PBI crecería 6,6% en 2017 (los recientes datos del segundo trimestre confirmaron el ritmo de crecimiento), y el próximo año mostraría una leve desaceleración de la expansión (+6,2% proyectado). Aunque la moderación en el ritmo de crecimiento de China es una preocupación desde hace varios años, el temido hard landing de la economía no se materializaría en el corto plazo.

Algo similar ocurre con Vietnam, que mostraría un menor crecimiento el próximo año, pero que sigue siendo elevado: pasaría de crecer 6,5% en 2017, a 6,3% el próximo año. Por último, el PBI de India exhibiría un alza de 7,2% este año, e incluso aceleraría su tasa de expansión a 7,7% el año que viene.

Aunque estos tres países continúan traccionando sobre la economía mundial, su peso dentro de nuestras exportaciones es más acotado, al tiempo que  gran parte de las mismas están vinculadas al sector agropecuario (91% del total). El hecho de que se trate en mayor medida de exportaciones de commodities vuelve más sencilla la colocación de esta producción en otros mercados en caso de que el crecimiento fuera acotado. No obstante la creciente demanda de estos países permite que los precios internacionales de nuestras principales producciones primarias se mantengan elevadas.

 

El incremento del PBI mundial impulsa la reactivación en nuestro país.

Las proyecciones de crecimiento global, y en particular de nuestros principales socios comerciales, reafirman un buen panorama internacional para nuestro país. Mientras que el crecimiento mundial proyectado es de 3,7% para 2018, si consideramos únicamente los países relevantes a nuestras exportaciones, el incremento sería de 4,8% (vs. 4,3% este año).

A su vez, la mayor apertura de nuestro país al mundo está vinculada no sólo al intercambio comercial, sino también a los flujos de capitales internacionales. El probable ascenso de Argentina a la condición de País Emergente según Morgan Stanley potenciaría los avances de ingreso de capitales financieros a la economía. No obstante, además de cualquier “cisne negro” que pueda aparecer, existe el riesgo de un cambio en el rumbo de la política monetaria de Estados Unidos, cuya alza de las tazas podría afectar una pata clave del modelo actual: el endeudamiento externo.

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