Dilma Rousseff, quien fuera acusada por ocultar datos y maquillar el déficit presupuestario con fines electorales, está a un paso de perder su mayor batalla política desde que está en el poder.
Por estas horas, la Cámara de Senadores define su futuro, en una votación que ya lleva varias horas.
De confirmarse el inicio del juicio político, Rousseff automáticamente quedará suspendida y no estará habilitada para ejercer sus funciones por un período de hasta 180 días.
Durante el período de instrucción, la presidenta deberá presentar su defensa y una comisión especial será responsable de evaluar su caso y emitirá un dictamen, que será sometido a una votación en el Senado.
Si es aprobado dicho dictamen, entonces habrá un juicio final en la cámara alta, que será presidido por el jefe de la Corte Suprema. En caso de que 54 senadores –sobre un total de 81– voten en contra de Dilma, la mandataria será destituida y no podrá ejercer cargos públicos durante los próximos ocho años.
Pero por el momento la acción estará centrada en el vice de Rousseff, Michel Temer, del partido PMDB, quien asumiría el poder y definirá, en gran medida, cuál será el futuro económico del principal socio comercial de la Argentina.
Por cierto, Dilma no estará dejando el control del Gobierno en “manos amigas”. El PMDB rompió con la base aliada del Partido de los Trabajadores (PT) a fines de 2015 y, como tiene aspiraciones de poder, hoy representa una clara amenaza para su carrera política.
Gustavo Segré, analista internacional y CEO de Center Group, destacó en diálogo coniProfesional que el principio del fin de la “era Dilma” no se va a definir en la cámara de Senadores, sino que empezará a tejerse en el mismo momento en que Temer -en caso de tener que asumir- avance con sus primeras medidas de Gobierno.
“La clave del futuro político de Brasil hoy pasa exclusivamente por la economía. Si Dilma finalmente es suspendida, Temer deberá reconstruir la confianza en el empresariado en estos 180 días. Si lo logra, lentonces ahí empezará a escribirse el verdadero final de la presidencia de Rousseff”, afirmó.
Para Segré, gran parte de la ciudadanía que apoya a Dilma –mayormente de sectores de clase media-baja y baja- “lo hace por temor a que se recorten todos los beneficios sociales. Pero si Temer no sólo no los quita, sino que además logra una reactivación de la economía, por más leve que sea, entonces un eventual regreso de Dilma será cada vez más difícil”.
Brasil, en un pozo profundo
Brasil hoy está atravesando una crisis de grandes proporciones, con un grave problema de desempleo como trasfondo.
Prácticamente no hay indicador económico que escape de los números en rojo.
De hecho, desde 2014 que la mayor economía de Sudamérica no crece, luego de cerrar 2015 con undesplome del PBI del 3,8%.
Las últimas proyecciones estimadas para este año -que fueron trazadas antes del inicio del juicio político a Dilma- tampoco hacían prever una mejora, con una baja prevista de casi 4%.
En diálogo con iProfesional, Enrique Mantilla, presidente de la Cámara de Exportadores (CERA) destacó que «cada punto que baje el PBI brasileño se traduce en una contracción del 0,2% de la economía argentina. Por eso, si la caída en el país vecino es del 4%, esto nos va a sacar casi un punto de crecimiento este año».

Un informe del Centro de Estudios de la UIA advirtió que «como consecuencia de esta coyuntura económica, el desempleo nuevamente está creciendo en el país vecino, tras más de una década con una tendencia a la baja”.
Para este año se espera que cerca del 10% de la población económicamente activa pase a estar desempleada, el nivel más elevado en casi una década.
Lo más llamativo es que este salto negativo se da luego de que en 2014 el indicador haya tocado el nivel más bajo de las últimas décadas (ver cuadro).

El devenir de la economía brasileña es fundamental por el “efecto derrame” que ésta tiene sobre las empresas argentinas.
Para el Gobierno de Mauricio Macri, que además debe lidiar con el grave problema del empleo en elplano doméstico, es de vital importancia que la nación vecina detenga su desplome y se reencamine hacia la recuperación.
Brasil es el principal socio comercial, dado que adquiere el 40% de las exportaciones industriales con sello nacional.
Además, desde Ecolatina señalaron que existe “una elevada correlación entre la performance de la actividad del país vecino y el desempeño productivo local», a punto tal que «en los últimos 50 años, cada vez que se contrajo la economía de Brasil, la industria argentina cayó en el 70% de los casos”.
El siguiente cuadro muestra cómo el «Made in Argentina» sufrió el “efecto espejo” en función de la evolución de la economía brasileña.

La gran pregunta: ¿podrá Temer?
Para Segré, “frente a una economía que se está cayendo y una confianza del sector empresario casi destruida, el gran desafío que tiene Temer por delante -si se confirma el juicio a Dilma- es lograr marcar un punto de inflexión».
Para el experto, si el mandatario consigue enviar señales contundentes que reconstruyan, aunque sea parcialmente y de manera precaria, esa confianza que se vio diezmada en los dos últimos años, “entonces habrá posibilidades de que se frene el actual proceso de destrucción de puestos de trabajo”.
“Cuando tenés a millones de personas temiendo perder sus empleos, el consumo se te cae a pedazos. Si se logra corregir esta tendencia, entonces habrá un cambio importante de las expectativas”, señaló el consultor.
En tanto, Dante Sica, director de la consultora Abeceb, señaló a iProfesional que, una vez que se resuelva la crisis políticas -ya sea con una eventual destitución de Dilma, con un llamado a elecciones anticipadas o con el propio Temer en el poder-, el desafío será encarar un paquete de medidas de saneamiento de la economía que permitan a Brasil salir de la recesión. Esto será fundamental para reactivar nuestras exportaciones hacia ese país”.
Cabe destacar que en los primeros cuatro meses del año, el déficit bilateral se triplicó hasta los u$s1.400 millones, justamente por el menor ritmo de compras de productos argentinos por parte de importadores brasileños.
¿Qué medidas serán necesarias de aquí en adelante? Para Segré, “será clave volver al ´trípode´implementado en su momento por el ex presidente Fernando Henrique Cardoso y que incluso utilizó Lula da Silva en su primer mandato. Esto es: libertad en el mercado cambiario, superávit fiscal y metas de inflación. La primera condición se mantiene. De las otras dos no queda nada”.
Respecto de las posibilidad de que en un corto período de tiempo el eventual presidente interino pueda avanzar con reformas importantes, Segré marcó tres puntos clave:
• Como presidente, Temer tendría poderes plenos. Formalmente, podría nombrar a quien quiera e implementar las medidas que considere necesarias.
• Su partido, el PMDB, a fines de 2015 lanzó un programa económico bautizado “Un puente para el futuro”, que se presentó en el momento justo en el que el partido abandonaba la coalición con el PT. En el mismo, se plantearon algunas de las reformas que hoy exigen economistas.
• Cuenta con el apoyo de casi todo el arco empresario. Según Segré, “la Confederación General de la Industria, en la que confluyen las entidades más poderosas, como la FIESP de San Pablo, no sólo se expresaron a favor del juicio político a Dilma sino que también dieron un voto de confianza a Temer”.
El “as bajo la manga”
Pero la sola suspensión de Dilma y el desembarco del flamante presidente interino no garantizan por sí solo un regreso de la confianza en el mercado.
Temer sabe que necesita una figura convocante, con fuerte prédica en el sector financiero yempresario.
Y la carta que hoy tiene Temer en la mano es la del Henrique Meirelles para que ocupe un sillón caliente como es el del Ministerio de Economía.
Segré no anduvo con vueltas: “Para muchos, es como el salvador de la patria”. Acto seguido, el experto auguró que si se confirma su designación, va a ser uno de los nombres más escuchados durante los próximos meses.
Es paradójico, pero Meirelles, que se perfila como uno de los pocos nombres con capacidad para reconstruir la confianza en medio del caos, había sido titular del Banco Central entre 2003 y 2010, durante las dos gestiones de Lula.
Pero la confianza del mercado está sustentada en sus contundentes logros al frente de la entidad: cuando asumió, trece años atrás, las tasas estaban por encima del 25% y la inflación se había disparado a un13% anual.
En cambio, cuando dejó su cargo en el Banco Central, entregó un país con tipos de interés del 10,5% y un índice de precios controlado, menor al 6%.
“Lo primero es ofrecer confianza. Y Meirelles puede hacerlo”, señaló a medios brasileños Roberto Rodrigues, ex ministro de Agricultura de Lula.
Para Segré, una de las principales medidas que deberá tomar Meirelles, de confirmarse su desembarco como “superministro”, será la de domar a la inflación, que “hoy está explicada mayormente por el enorme nivel de gasto público”.
Por lo pronto, Temer evaluaría avanzar con un fuerte recorte fiscal, que se evidenciará en la supresión de unos diez ministerios de los 32 que existen en la actualidad.
Si bien medidas de austeridad fiscal que tiendan a ordenar la economía, en una primera etapa, pueden derivar en “efectos colaterales” como un menor nivel de actividad, Segré recalcó que “hoy el gran problema que tiene Brasil es la falta de confianza».
«Con el gobierno de Dilma se habían frenado los planes de inversión, se desplomó el consumo y se disparó el desempleo. Con que se revierta el mal clima, habrá un cambio positivo. Y esto ya es una buena señal para las empresas argentinas”, señaló.
En este contexto, el CEO de Center Group considera que la economía del país vecino no crecerá en 2016 pero sí marcó un factor clave: “Si Temer asume y tiene éxito, entonces la caída del nivel de actividad va a ser menor. Ahora prevemos un desplome de casi 4 puntos del PBI, pero con los cambios necesarios se podría aspirar a recortar la baja a un 2% o 2,5%”.
Por la correlación entre nivel de actividad y comercio bilateral, se estima que si la contracción brasileña se reduce a la mitad, entonces se evitará que se pierdan exportaciones albicelestes por unos u$s3.400 millones.
Además, la economía argentina «ganará» 0,5 puntos de crecimiento en su PBI.
Con un ojo en el real
En un contexto en el que el control de la inflación es uno de los temas que más desvela al equipo de Alfonso Prat Gay, la tentación en el Gobierno macrista es mantener el dólar contenido, para no fogonear más los precios.
Ante el eventual riesgo de que se vaya profundizando el atraso cambiario, una variable clave para el futuro de las exportaciones con sello nacional es la evolución del dólar en el país vecino.
Según informaron desde la UIA, hay muy poco margen para que la moneda brasileña se debilite frente al billete verde, sin que esto afecte aun más al comercio bilateral.
“El tipo de cambio real con Brasil –descontando inflación- se encuentra en niveles similares a los del período 1998–2001, muy por debajo del valor óptimo para la Argentina. Por eso es clave que Brasil deje de devaluar”, indicaron desde la entidad fabril.

En un escenario con Dilma Rousseff momentáneamente fuera de escena, Segré destacó que “las proyecciones que maneja el mercado son alentadoras para la administración macrista”.
“Con un Banco Central brasileño interviniendo se prevé que, de aquí a fin de año, el real se mantenga entre los 3,40 y 3,50 por dólar. En caso de no hacerlo, el mercado estima que estará incluso por debajo de los 3,40”, apuntó Segré.
De hecho, este miércoles, en plena votación en la cámara alta para definir el futuro de Dilma, la moneda brasileña se apreció 0,61% frente al billete verde.
Ahora hay una fuerte expectativa porque se puede abrir una ventana de varios meses con una nueva figura al frente del Ejecutivo. Por primera vez en más de una década, el principal funcionario de la mayor economía de Sudamérica, no pertenecería al PT.
Los directivos de empresas argentinas están entusiasmados con el inminente cambio. Los efectos no serán inmediatos. Pero frente a una crisis de semejante envergadura, cualquier mejora es bien recibida.