Tras la caída de Lehman Brothers los inversores se refugiaron en el dólar impulsando fuertes depreciaciones de las principales monedas. Cuando la calma retornó la mayoría de las monedas volvieron a valores pre-crisis.
A partir del tercer trimestre del año pasado el Peso se mantuvo relativamente estable, mientras que la suba de los precios locales volvió a acelerarse. En un mundo con inflación baja, esto implica una nueva fase de apreciación real.
Esta tendencia se profundizará en 2010 ya que esperamos que la inflación cierre el año en torno de 25% y que la depreciación del Peso no supere el 10%.
La fortaleza de la moneda brasileña evitó un mayor deterioro de la competitividad argentina. Esta no se revertirá en el corto plazo, manteniendo la brecha exist
La pérdida de competitividad cambiaria se acentúa
El tipo de cambio real elevado, fue uno de los pilares en los que se basó el modelo productivo. La mejora de la competitividad impulsó la producción transable, la creación de empleo, la inversión y los superávits gemelos. No obstante, la aceleración inflacionaria comenzó gradualmente a consumir la ventaja cambiaria. La depreciación del Dólar y la fortaleza del Real evitaron un mayor deterioro hasta el estallido de la crisis financiera mundial.
