De allí es que el Gobierno está analizando alternativas concretas para hacer frente a este eventual desfasaje que generará la coparticipación de ese impuesto.
La primera medida a la cual está dispuesto a recurrir el Gobierno es a incrementar el nivel de endeudamiento que tiene el país. Ya no queda margen para la política de reducción de deuda que busca implementar la actual gestión.
Es por eso que se menciona la posibilidad de cubrir ese monto con un bono compulsivo que se le otorgaría a los bancos.
Un funcionario de Casa de Gobierno lo explicó con claridad. “En realidad, lo que se trata es de utilizar como un préstamo una parte de la parva de dólares que tienen los bancos en la Argentina. Hay que considerar que esto representaría un monto total de 2.800 millones de dólares”, aseguró un funcionario gubernamental.
Claro, que esta idea está también sujeta a que se pueda concretar el uso de las reservas de libre disponibilidad para el pago de la deuda, algo que todavía está sumamente incierto.
La segunda opción que está analizando el Ejecutivo es cubrir el monto de una mayor coparticipación del Impuesto al Cheque con la decisión de tomar nueva deuda en el mercado de capitales. En realidad, el Gobierno viene desde el año pasado buscando esa alternativa, lo que ocurre es que con una tasa de riesgo país como tiene la Argentina, que oscila entre 700 y 800 puntos básicos, esa iniciativa realmente se complica.
Por eso se apuesta a un pronta reapertura del canje de deuda que lanzó el Gobierno y que, por el momento, está frenado en Estados Unidos por la SEC (Comisión de Valores) de ese país.
“En realidad, la opción de financiarse a través del mercado de capitales sería realmente lo más indicado, pero las condiciones que se le imponen en este momento a la Argentina hacen que esa decisión sea realmente difícil de poder encarar”, sostuvo la misma fuente.
La tercera opción es la reducción de los subsidios a los servicios que se aplican en el país, la que se ubicaría entre 5.000 y 6.000 millones un monto importante, ya que eso implicará un fuerte aumento de tarifas en las distintas prestaciones.
Indudablemente que en Economía saben que eso sería altamente inflacionario. Por lo pronto, varios dirigentes empresarios manifestaron su preocupación con el horizonte que muestra la situación de la Argentina.
Un horizonte político difícil, con problemas muy graves como la inflación, la pérdida del poder adquisitivo y con un panorama fiscal que se resquebraja cada vez más.