Crecimiento mundial no exento de sobresaltos

A principios de noviembre de 2009 enfatizamos que, gracias a la coordinación de políticas expansivas, la economía mundial inició un nuevo ciclo expansivo y se observaba una fuerte recuperación de los mercados financieros. En los últimos meses el rebote se afianzó y la mejora se reflejó en expectativas de mayor crecimiento para 2010. De hecho la mayoría de los países dejó atrás la recesión hacia fines de año. Sin embargo, el panorama se vio ensombrecido por nuevas turbulencias en los mercados financieros.

Los inversores, lejos de avalar la inyección de recursos como en 2009, volvieron a poner la lupa sobre la estrategia de salida de la crisis y la sostenibilidad de las finanzas públicas. Es más, el riesgo de insolvencia que afectaba a los privados se trasladó en buena medida al sector público.
 Los mayores interrogantes se generaron sobre la capacidad de repago de la deuda pública en Grecia. Este efecto contagió a otros países de la Unión Europea con elevados déficits y necesidades de financiamiento pero también a los tenedores de esa deuda, entre ellos a los bancos.
 Una consecuencia de estos acontecimientos es que la retirada de los estímulos expansivos puede ocurrir descoordinadamente según las prioridades de cada país.
 El escenario continúa siendo favorable pero la percepción es que el camino no va a estar desprovisto de sobresaltos. A futuro no se descarta otros casos similares como el de Grecia ó Dubái.
 En definitiva, con los acontecimientos actuales y los riesgos y oportunidades que presenta cada economía a la vista, el proceso de crecimiento continuará en 2010 pero de forma desacoplada y heterogénea.
 Las economías emergentes se muestran más sólidas y se beneficiarán con la buena perspectiva de los precios de commodities y los flujos de comercio y de capitales.
 En cambio, las economías avanzadas presentan más limitantes y aunque crecerán en 2010 no volverán a los niveles pre-crisis.
 Dentro de estos limitantes se encuentran los problemas de empleo, las restricciones fiscales y la debilidad de su demanda interna.
 Por otra parte, el crecimiento de la demanda global y el haber evitado el colapso del sistema financiero acotan a la probabilidad de una recaída profunda.
Europa genera sorpresas
A principios de noviembre de 2009 enfatizamos que, gracias a la coordinación de políticas expansivas (fiscales y monetarias), la economía mundial inició un nuevo ciclo expansivo y se observaba una fuerte recuperación de los mercados financieros. Entre los principales riesgos destacábamos la formación de nuevas burbujas especulativas y la debilidad del mercado laboral.
En los últimos meses la recuperación mundial se afianzó y la mejora se reflejó en expectativas de mayor crecimiento para 2010. Por caso, en enero el Fondo Monetario Internacional revisó al alza casi un punto porcentual su previsión de expansión para este año.

Sin embargo, el favorable panorama se vio ensombrecido en los últimos días por nuevas turbulencias en los mercados financieros. Los inversores, lejos de avalar la inyección de recursos como en 2009, volvieron a poner la lupa sobre la estrategia de salida de la crisis y la sostenibilidad de las finanzas públicas. Es más, el riesgo de insolvencia que afectaba a los privados se trasladó en buena medida al sector público.
Los mayores interrogantes se generaron en torno de la capacidad de repago de la deuda pública en Grecia. Este efecto contagió a otros países de la Unión Europea con elevados déficits y necesidades de financiamiento, pero también a los tenedores de esa deuda, entre ellos a los bancos.
Esta nueva fuente de incertidumbre puede ser pasajera, o derivar en nuevas dudas sobre la salud del sistema financiero. En los países desarrollados, preocupa especialmente si los bancos están en condiciones de apuntalar el crédito (todavía no repunta) ya que el dinamismo de los préstamos es clave para sus economías.
Una consecuencia de estos acontecimientos es que la retirada de los estímulos expansivos ocurra de forma descoordinada según las prioridades de cada país. En el caso de Grecia y otros países europeos la balanza de fuerzas se inclina por ajustes fiscales para intentar despejar los cuestionamientos en torno de su capacidad de pago.
En el caso de E.E.U.U., se están levantando gradualmente algunos estímulos destinados al sector bancario, como la resiente suba de 25 p.p. de la tasa de redescuento de la FED. Pero por otra parte se están destinando recursos para impulsar la creación de empleo nuevo eje de la administración Obama.
Por el lado de las economías emergentes, las principales razones para retirar los estímulos son la suba de precios y activos. Por caso, China elevó a mediados de enero los encajes bancarios para moderar la expansión del crédito y, con ello, las presiones inflacionarias. Otros países -como Brasil- pusieron trabas al ingreso de capitales para evitar una excesiva apreciación de sus monedas.
En este contexto, esperamos por un lado que las economías emergentes crezcan por encima de las desarrolladas (continúa el desacople), pero también que el dinamismo sea heterogéneo dentro de esos dos grupos de países. Esto responde, entre otros factores, a las diferentes estrategias de salida (retiro de estímulos) determinadas por las condiciones actuales.
El escenario continúa siendo favorable pero la percepción es que el camino no va a estar desprovisto de sobresaltos. Actualmente, los mayores riesgos pasan por lo que suceda dentro de la Unión Europea, pero a futuro no se descarta otros casos similares como el de Grecia ó Dubái.
Si la trayectoria de ajuste de la economía griega y otros países del bloque se lleva a la práctica, habrá mayor tranquilidad en los mercados pero también menor crecimiento. Por otra parte, si no se dan señales de sostenibilidad en el mediano plazo, el nerviosismo puede volver a resurgir en el sistema financiero global.

Desacoplado y heterogéneo
Si bien la coyuntura reciente arroja incertidumbre acerca del curso que tomará la recuperación, el mundo dejó atrás el escenario de colapso que se configuró entre el último trimestre de 2008 y la primera mitad de 2009. Haber evitado el derrumbe del sistema financiero global fue el puntapié inicial de la recuperación.

La reversión de la confianza, la estabilización del sistema financiero y la vuelta del apetito por el riesgo configuraron una mejoría del clima económico mundial: la mayoría de los países dejó atrás la recesión hacia fines de año.
Para 2010 el mundo mantendrá el proceso de crecimiento aún basado en programas de estímulo, los mayores montos comerciados internacionalmente y la elevada liquidez mundial.
Sin embargo, los acontecimientos recientes y los diferentes riesgos y oportunidades muestran que el proceso de recuperación de la actividad mundial que está en marcha será desacoplado, heterogéneo y no exento de desafíos.
De hecho, las Economías Emergentes retomarán elevadas tasas de expansión en 2010 luego de registrar un crecimiento de 2% el año pasado. Por caso, Brasil, India y China, que representan casi la mitad de las emergentes, registrarán un incremento conjunto de 8,5% este año.
Las favorables perspectivas de los precios de las commodities, el crecimiento de los flujos de comercio y de capitales, la recuperación de sus niveles de inversión y la fortaleza de sus demandas internas impulsarán este proceso.
En cambio las Economías Avanzadas presentan mayores limitantes. Por primera vez desde 1960 mostraron una caída en su PBI agregado (en torno de 3,2%) y se espera una recuperación en 2010 pero sin alcanzar los niveles pre-crisis.
En particular, Estados Unidos aceleró su ritmo de expansión a 5,7% anualizado sobre el final de 2009, gracias a los efectos positivos de los programas de estímulo sobre la demanda y la recomposición de inventarios.
Si bien estos datos son favorables, el consumo privado –a principal motor del PBI en Estados Unidos– redujo su expansión entre trimestres de 2,8% a 2% anualizado. En este sentido, el elevado desempleo no contribuye a revertir la situación –se ubica cerca de 10%–.
Para 2010 se estima que la principal economía del mundo crecerá 2,7% gracias a la mejora del contexto mundial, la apuesta en los estímulos fiscales, la política monetaria laxa y los planes para fomentar el empleo. La inflación se mantendrá acotada por la débil demanda y las expectativas ancladas.
Por su parte, Japón también dejó atrás la recesión –acumula 3 trimestres consecutivos de expansión– pero padece problemas de deflación y debilidad de la demanda interna.
Para 2010 las perspectivas alentadoras, gracias a los agresivos programas de estímulo y el crecimiento de China (segundo socio comercial, concentrando 16% de sus exportaciones).

La economía de Europa es la que actualmente aparece como la más débil dentro de las avanzadas. Los serios problemas fiscales y de riesgo soberano que presenta Grecia –además de a España, Irlanda y Portugal– desnudaron la heterogeneidad al interior del bloque, empañando el panorama conjunto.
La coyuntura reciente de la zona del euro no sólo muestra que el bloque aún no dejó la crisis atrás sino que las realidades son muy distintas. Por caso, mientras que Francia registra la mayor suba del producto (+0,6%) desde el tercer trimestre de 2007, Alemania vuelve a estancarse y países como Grecia (-0,8%), Italia
(-0,2%) o España (-0,1%) continúan cayendo.
En este contexto, la recuperación de Europa será lenta y todavía muy dependiente de los programas de estímulo, con el límite que imponen las restricciones fiscales. El desempleo y la debilidad de la demanda seguirán siendo factores que ralentizarán la dinámica del bloque, aunque el incremento de la demanda global le pondrá cota a la probabilidad de una recaída profunda.

Fuente:Ecolatina.

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