“El gobierno argentino elevó el tono del reclamo, pero esto no necesariamente pretende provocar una situación sin retorno”, explicó el diplomático Lucio García del Solar. Para el ex embajador, experto en relaciones argenti no-británicas, de ninguna manera las partes quieren adoptar medidas bélicas, como en 1982. Las relaciones se tensaron a raíz del traslado de la plataforma de exploración británica Ocean Guardian que arribará a las islas en los próximos días, con el fin de que las firmas británicas Desire Petroleum y Rockhopper Exploration perforen pozos en aguas en disputa, al norte del archipiélago. Según estudios realizados en Londres en 1998, en torno a las Malvinas, situadas a 1.800 kilómetros de Buenos Aires y a 12.000 kilómetros de Londres, podrían yacer unos 60.000 millones de barriles de petróleo. La empresa Desire tiene estudios propios que arrojan una cifra cercana a los 3.000 millones de barriles del hidrocarburo. El gobierno argentino protestó a comienzos de este mes ante la embajada de Gran Bretaña en Buenos Aires, mientras que la cancillería brit&aacu te;nica defendió el derecho del gobierno de las islas a desarrollar la industria petrolera dentro de sus límites marítimos. Acto seguido, la presidenta Cristina Fernández firmó un decreto disponiendo que «todo buque o artefacto naval que se proponga transitar» entre puertos del territorio continental argentino o de las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur deberá solicitar autorización previa.
Crece la tensión entre la Argentina y Gran Bretaña por el petróleo de Malvinas
El inminente arribo de una plataforma de exploración petrolera británica al océano Atlántico Sur vuelve a enrarecer las relaciones entre la Argentina y Gran Bretaña por la soberanía de las australes islas Malvinas. Según la agencia IPS, el canciller argentino Jorge Taiana anunció que el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-Moon, lo recibirá el 24 de este mes en Nueva York, Estados Unidos, y escuchará sus quejas ante la decisión británica de tomar medidas unilaterales en un territorio en disputa.
