A esta altura de las circunstancias no creo necesario que tenga que comentarles que este dato de inflación dista ampliamente del verdadero nivel de variación que han registrado los precios minoristas durante 2008 en Argentina.
Para las consultoras privadas, el verdadero dato habría que ubicarlo bien por encima del 20%. O sea, para la mayoría de los economistas, la inflación oficial no alcanzaría ni la tercera parte de la verdadera inflación que tuvieron que padecer los argentinos. Desde mi punto de vista, este valor de la inflación minorista se encuentra en torno al 20% pero no muy lejano a dicho valor.
Por Horacio Pozzo
Fuente:latinforme.com
Si el gobierno argentino mantiene su postura de subestimar la verdadera tasa de inflación, es porque debe estar convencido de que ello le genera beneficios. En cierta medida parecería que sí ya que le permite mostrar mejores indicadores de la economía argentina no sólo en lo que a precios se refiere sino en relación a indicadores sociales, los cuales en la realidad se deterioran día a día. Además el gobierno se ahorra unos cuantos miles de millones de pesos con declarar solamente la tercera parte de la verdadera tasa de inflación.
En una nota publicada ayer por el site argentino “El Cronista”, se estimaba que con la subdeclaración en la variación de precios, Argentina se ahorraba alrededor de $ 20.000 millones (alrededor de US$ 5.800 millones), en el pago de los servicios de la deuda pública dado el hecho de que alrededor del 40% de la misma se encuentra ajustada por inflación.
Pero a pesar de este aparente “ahorro”, las cuentas de este ocultamiento de la verdadera inflación arrojan un resultado ampliamente negativo para el país, no solamente por sus consecuencias inmediatas, sino también por las consecuencias que traerá para el país en el mediano y largo plazo.
Es que el precio que los argentinos tienen que pagar por esta negación de la realidad se paga con un menor nivel de inversión tanto local como extranjera, en el cierre del acceso al financiamiento externo cuando el país más lo necesita, en la aplicación de políticas erróneas por el desconocimiento del verdadero estado de situación de la economía, en incertidumbre que genera en la población se vuelque de manera masiva a la compra de dólares, entre otros tantos costos.
La subestimación de la verdadera inflación da una noción irreal de los indicadores sociales haciendo creer que los niveles de pobreza e indigencia en la Argentina son mucho menores de lo que realmente son. Así, la pobreza crece sin que existan acciones en concreto para contrarrestar esta tendencia.
La mayor inflación ha afectado uno de los pilares del actual modelo económico como lo es el superávit externo. Pero el ocultamiento de la verdadera inflación impone una complicación más a los sectores productores de bienes transables ya que no permite estimar el verdadero tipo de cambio real lo cual no hace posible tener una noción clara del deterioro de la competitividad del sector transable ante la variación del tipo de cambio real.
La crisis financiera internacional ha jugado a favor y en contra de un gobierno argentino, decidido a no reconocer la realidad. En este contexto: ¿Qué se puede esperar para 2009?
Para fortuna del gobierno, la tasa de inflación minorista (en su dato real), se desacelerará no como consecuencia de las acciones del gobierno sino por el cambio brusco de las condiciones del contexto económico que por un lado ha restado presiones inflacionarias externas ante la caída de los precios internacionales de los commodities, y por el contexto interno, el estancamiento en el crecimiento económico producto de la desaceleración de la demanda interna.
Para este 2009 se puede esperar que Argentina tenga una tasa de inflación inferior al 15%. Este resultado dependerá también de las presiones sindicales en las próximas negociaciones salariales ya que su inflexibilidad podría generar un resultado inflacionario superior que terminaría por agravar el contexto recesivo en el que deberá desenvolverse la economía.
Por supuesto, no habrá que esperar que desde el gobierno se decida blanquear la situación inflacionaria, aunque ésta sería una buena oportunidad para hacerlo, al menos en parte. Tampoco pareciera que desde el gobierno se tome la decisión de enfrentar el problema inflacionario con el objetivo de reducir su dinámica.
La decisión de ajustar las tarifas en los servicios públicos, si bien surgió por la necesidad del gobierno de tener más caja en un año electoral (reduciendo los subsidios), ayuda a reducir las distorsiones que en materia de precios existen en la economía argentina.
En materia de crecimiento económico, la posibilidad de que Argentina experimente una tasa de crecimiento nulo de su Producto Bruto Interno (PBI), no es menor y en ello se debe reconocer también el impacto negativo de la poca transparencia en los datos de la economía que permiten que los problemas continúen acumulándose generando un contexto de alta inestabilidad macroeconómica no apto para propiciar el consumo y la inversión por parte del sector privado.
Si Argentina hubiera hecho bien los deberes en los años anteriores, teniendo incluso que resignar algún punto de crecimiento económico para en vez de crecer como sea, crecer de manera sólida, podría haber alcanzado en 2009 una tasa de crecimiento del 4% sin mayores dificultades. Hoy por hoy, muchos se conformarían con que la economía tenga un crecimiento nulo.
Un tema para seguir con atención en 2009 será lo que pueda llegar a ocurrir con el tipo de cambio. Es que de mantenerse la volatilidad e incertidumbre económica, ello puede sostener la demanda de dólares ante una oferta en retroceso lo cual exigirá un mayor esfuerzo por parte del Banco Central de la República Argentina (BCRA), por sostener la cotización del dólar con una relativa estabilidad.
Creo que tampoco se puede desestimar un panorama en donde el dólar supere los $ 4,00 de cotización. Ello se apoya en la necesidad por recomponer el resultado externo en un panorama en donde el deterioro económico hace que el traslado de la depreciación cambiaria a precios internos sea bajo.
El panorama para 2009 en Argentina aparece como de alta volatilidad e incertidumbre. Si bien la crisis financiera internacional tiene incidencia en la situación de la economía, la mayor parte de las explicaciones acerca del actual contexto económico del país se tienen que buscar en los problemas internos y en la falta de transparencia.
Argentina sigue perdiendo mucho más de lo que cree estar ganando con el ocultamiento de la verdadera situación en la que se encuentra su economía y el tiempo se acorta como para poder revertir esta situación.