Aceptan los exportadores de trigo autolimitar sus ventas

El objetivo es aumentar la oferta local para contener los preciosde la harina y del pan Con la amenaza de suspender las exportaciones de trigo, el Gobierno exigió ayer un compromiso de palabra del sector cerealero para que se autorregule en el comercio externo y, de esta manera, pueda asegurarse el abastecimiento local de este producto crítico en la inflación.

Por las dudas, y ante eventuales incumplimientos, la Secretaría de Agricultura tomó una medida por la cual se elevó de 156 a 182 dólares el valor índice del trigo a partir del cual se calcula el pago de las retenciones a las exportaciones. Así, en caso de que algún exportador intente saltar el cerco estará obligado a anotar su operación con un valor más alto y, por consiguiente, pagar más impuestos.

A pesar de las consultas de LA NACION, los exportadores de granos no dieron información sobre esta nueva medida.

La presión exportadora sobre la magra cosecha argentina 2005/06, de unas 12,3 millones de toneladas, encendió una luz de alarma en el Ministerio de Economía porque las empresas ya registraron embarques por casi 7 millones de toneladas, lo que significa alcanzar el saldo exportable estimado por el Gobierno para todo este año.

En medio de fuertes rumores sobre la clausura del registro para nuevas exportaciones, el presidente del Centro de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara), Raúl Padilla, y el de la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM), Alberto España, entre otros, acudieron ayer por la mañana a una cita con la ministra de Economía, Felisa Miceli, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, y el secretario de Agricultura, Miguel Campos.

En la reunión no se habló de limitaciones en los precios que pagan por el trigo en el mercado interno ni de cupos de exportación escalonados a lo largo del año, como se especulaba más temprano. Tampoco de una suba de las retenciones a las exportaciones, que hoy se ubican en el 20 por ciento.

Según fuentes que participaron de la reunión, los exportadores argumentaron que los datos oficiales sobre la cosecha son «conservadores» y que no existe el riesgo de que pudiese faltar trigo en el país. En sus cálculos aún hay unas 300.000 toneladas más de resto que podrían exportarse sin afectar el equilibrio. No obstante, el clima fue de tensión por las medidas que pudiesen adoptarse.

El trigo representa un 75% del insumo de la harina industrial que se utiliza para fabricar pan, galletitas y productos de panificación, con lo cual un aumento en los valores del trigo afectaría directamente a los precios que se pagan por estos alimentos.

Los representantes de las cerealeras no quisieron dar detalles del encuentro, pero confirmaron su intención de autolimitarse en las ventas a pesar de que el mercado internacional de trigo es uno de los más atractivos.

«Si tengo que priorizar algo va a ser el mercado interno», dijo Miceli a los exportadores, según una fuente que participó del encuentro, y acto seguido la ministra reflotó la advertencia de cerrar el libro de pases (operaciones) para las ventas de trigo al exterior si se inscribían nuevos embarques.

La medida sería similar a la que se empleó en el sector de la carne con la diferencia de que las empresas exportadoras de trigo declararon un volumen grande de exportaciones que aún no adquirieron. Por lo tanto, no afectaría las compras del cereal, aunque las cotizaciones en el mercado doméstico sufrirían fuertes bajas, según comentaron los analistas. Los productores argentinos, según estimaciones privadas, aún atesoran unas 6 millones de toneladas del cereal.

«Hubo un acuerdo de autorregulación y si bien la política de control de precios es un hecho el objetivo de todos es no desalentar la siembra de trigo para esta campaña [empieza el mes próximo], que tiene una expectativa de aumento del 20% respecto de la anterior», dijo ayer una fuente del Gobierno.

«Si los exportadores no exportan un kilo más de trigo no habrá inconvenientes, porque las ventas externas quedarían calzadas con la demanda interna, pero todos sabemos que esto va a estar muy caliente a partir de mediados de año», dijo España, que calificó al encuentro como «muy positivo».

En el país se consumen unas 4,45 millones de toneladas de trigo al año, un volumen que quedó muy ajustado de acuerdo con las 7 millones declaradas para exportar. «Este compromiso no asegura que los exportadores no sucumban a la tentación de vender en un mercado que va a seguir subiendo», dijo ayer un analista del mercado, al tiempo que agregó: «Para el Gobierno el tema no se resuelve porque puede garantizar el abastecimiento, pero no se sabe a qué precio», concluyó.

Por Franco Varise
De la Redacción de LA NACION

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