Todo listo para el mate de la paz

La empresa finlandesa lo anunció ayer a través de un comunicado. La paralización de las papeleras era una de las condiciones que exigía la Casa Rosada para la realización de la reunión del miércoles entre Néstor Kirchner y Tabaré Vázquez. Como avanzada, hoy llegará el secretario de la Presidencia de Uruguay, Gonzalo Fernández, para encontrarse con el jefe de Gabinete, Alberto Fernánde

Por Fernando Cibeira

A través de un comunicado, la empresa finlandesa Botnia informó ayer su decisión de suspender por 90 días la construcción de la planta papelera en Fray Bentos a fin de “contribuir a abrir un espacio de diálogo” entre los gobiernos de Uruguay y la Argentina. La decisión era reclamada por la Casa Rosada desde la semana pasada, cuando los vecinos de Gualeguaychú primero y los de Colón después aceptaron levantar los cortes a los puentes internacionales. Con la resolución en la mesa, queda superado el principal escollo que se presentaba de cara al encuentro que hoy mantendrán el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, con el secretario de la Presidencia de Uruguay, Gonzalo Fernández, en la Casa Rosada, en el que diagramarán la agenda de la cumbre del miércoles en Colonia entre Néstor Kirchner y Tabaré Vázquez.

Botnia envió una copia del comunicado al gobierno de Uruguay explicando que se había hecho eco –habría que decir que con demora– de la exhortación realizada por los presidentes en la reunión que mantuvieron en Santiago de Chile, el 11 de marzo pasado, cuando coincidieron con motivo de la asunción de Michelle Bachelet. Kirchner y Tabaré pidieron allí que cortes y obras se paralicen por 90 días en forma simultánea para darles margen a ellos a que en ese tiempo, a través de dos encuentros personales, resolvieran el conflicto que había escalado a niveles insospechados para la historia de ambos países, si se tiene en cuenta la iniciativa argentina para acudir a la Corte Internacional de La Haya y la respuesta uruguaya de apelar a la OEA.

Con todo, el levantamiento no fue simultáneo. Luego de unos días de impasse que hicieron pensar que el acuerdo naufragaría en las turbias profundidades del Río de la Plata, los ambientalistas de Gualeguaychú finalmente levantaron el corte que ya llevaba 47 días consecutivos. Los vecinos de Colón sorprendieron manteniendo la protesta un par de días más, pero finalmente cedieron a los reclamos de la gobernación de Entre Ríos y del gobierno nacional.

La española Ence apuntó de inmediato que se ponía a disposición de lo que dispusiera Tabaré Vázquez. A partir de ahí, la mira quedó puesta en lo que resolviera Botnia. La firma finlandesa es la que tiene la construcción de su planta más avanzada, con 1500 obreros trabajando y el 30 por ciento de sus instalaciones ya terminado, incluyendo una chimenea de 120 metros que los vecinos de Entre Ríos pueden ver desde su costa como símbolo del emprendimiento que los desvela.

La presión

Alberto Fernández había advertido el viernes que “la Argentina hizo su parte” y que era necesario que las empresas respondieran en consecuencia para que la reunión entre Kirchner y Tabaré del miércoles se llevara a cabo. Durante el fin de semana, los funcionarios de Vázquez mantuvieron contactos con los directivos de las empresas que decidieron invertir más de mil millones de dólares en el país vecino. Ayer, los diarios uruguayos El País y La República adelantaban para hoy la llegada a Buenos Aires de Gonzalo Fernández con la suspensión de Botnia bajo el brazo como prenda de paz para destrabar el conflicto.

Pero la empresa decidió adelantarse y difundió el comunicado ayer por la tarde. En un breve texto de dos párrafos, la firma explica los motivos de la decisión. Asegura que si durante esta pausa, tal como se declaró, ambos países se dedicarán a analizar el impacto ambiental que las obras ocasionarán en la región, Botnia “brindará toda la información que sea necesaria para dilucidar las dudas que pudieran existir al respecto y garantizar las correctas condiciones de operatividad y control de las plantas”. Por las dudas, el comunicado cierra informando que “la decisión fue analizada y aprobada por la compañía con sede en Finlandia”.

El esperado anuncio generó satisfacción en ambas orillas. “Confío en que habrá una solución que es tan esperada para ambos países”, sostuvo la vicecanciller uruguaya Belela Herrera. También los ambientalistas de Entre Ríos y hasta Greenpeace se mostraron anoche entusiasmados con la noticia (ver aparte).

Los Fernández

Era difícil confirmar la información anoche en Presidencia, pero todo indicaba que Gonzalo Fernández llegará hoy a Buenos Aires para reunirse con su tocayo argentino Alberto. Otras versiones sostenían que el encuentro se realizaría mañana, pero en Montevideo. Como sea, los Fernández rioplatenses ya tienen una historia común construida a lo largo de este entuerto.

Ellos fueron designados los negociadores oficiales por Kirchner y Tabaré cuando el conflicto había llegado a un punto muerto. A puro telefonazo, los Fernández se encargaron de mantener viva la posibilidad de una solución y fueron los arquitectos del encuentro que los presidentes realizarían en Santiago de Chile. Habían coincidido en que se encontraban a un nudo que sólo un cara a cara entre Kirchner y Tabaré podía desatar.

Ahora es otra etapa del conflicto. Cuando hoy se vean en la Casa Rosada, los negociadores comenzarán a diagramar la agenda de los dos encuentros que mantendrán los presidentes: el miércoles en la estancia Anchorena, en las afueras de Colonia, y luego en Mar del Plata, probablemente en la residencia presidencial de Chapadmalal.

El argumento argentino es que en Uruguay nunca se hizo un examen serio de los efectos que produciría en la otra orilla del río la instalación de las papeleras. En la Cancillería argentina aseguran que cuando se evaluó la instalación, en Montevideo las consideraron potencialmente contaminantes –incluso el Frente Amplio se mostró en contra de su llegada durante su campaña–, pero que luego hicieron la vista gorda cuando las empresas no cumplieron con los análisis que les habían exigido y prorrogaron las exigencias.

Lo mismo puede decirse sobre el informe realizado por el Banco Mundial. El ombudsman del BM, Meg Taylor, reconoció que el trabajo del organismo había sido deficitario por lo que no resultó “lo bastante riguroso como para apoyar las conclusiones de estudio de impacto ambiental”.

Por tanto, la Argentina pedirá la constitución de una comisión independiente integrada por técnicos de renombre que realicen en los 90 días de tregua pactada un trabajo sobre las reales consecuencias que pueden producir las megaplantas papeleras en el medio ambiente sobre el río Uruguay. Si las condiciones son aceptables, la comisión podría seguir en funciones, realizando análisis periódicos para medir el nivel de contaminación ambiental a medida que aumente a producción de las plantas. Si los gobiernos no llegan a un acuerdo, entonces, las consecuencias entran en la órbita del oráculo.

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