El hombre corcho

El hombre corcho, el hombre que nunca se hunde, sean cuales sean los acontecimientos turbios en esta esta mezclado, es el tipo mas interesante de la fauna de los pilletes. Y quizá también el mas inteligente y el mas peligroso. Por que yo no conozco sujeto más peligroso que ese individuo, que, cuando viene a hablaros de su asunto, os dice:

“Yo Salí absuelto de culpa y cargo de ese proceso con la constancia de que ni mi buen nombre, ni mi honor quedaban afectados”.
Bueno, cuando balandra de esta o cualquier otra categoría os diga que “su buen nombre y honor no quedan afectados por el proceso”, pónganse las manos en los bolsillos y habrán bien los ojos, porque si no les ha de pesar mas tarde.
Ya en la escuela fue uno de esos alumnos solapados, sonrisa falsa y aplicación excelente, que cundo se trataba de tirar una piedra, se la alcanzaba al compañero…
Siempre fue así, bellaco y tramposo, y simulador como el solo.
Este es el mal indre corcho, el hombre que nunca se hunde, sean cuales sean los acontecimientos turbios en esta esta mezclado, es el tipo mas interesante de la fauna de los pilletes.
Y quizá también el mas inteligente y el mas peligroso. Por que yo no conozco sujeto más peligroso que ese individuo, que, cuando viene a hablaros de su asunto, os dice:ividuo, que si frecuentaba nuestras casas convencía a nuestras madres de que el era un santo, y nuestras madres, inexpertas y buenas, nos enloquecían luego con la cantinela.
-Toma de ejemplo a Fulano. Mira que buen muchacho es.
Y el buen muchacho era el que le ponía alfileres en el siento al maestro, pero sin que nadie lo viera; el buen muchacho era el que convencía al maestro de que el era un ejemplo vivo de aplicación, y en los castigos colectivos, en las aventuras en las cuales toda la clase cargaba con el muerto, el se libraba en obsequio a su conducta ejemplar; y este pillete en semilla, este malandrín en flor, por “a” o por “b” o por “c”, mas profundamente inmoral que todos los brutos de la clase juntos, era el único que convencía al bedel o al director de su inocencia y su bondad.
Corcho desde el aula, continuara siempre flotando; y en los exámenes, aunque sabia menos que los otros, salía bien; en las clases igual, y siempre, siempre, siempre sin hundirse, como si su naturaleza física participara de la fofa condición del corcho.
Ya hombre, toda su malicia natural se redondeo, perfeccionándose hasta lo increíble.
En el bien o en el mal, nunca fue bueno; bueno en lo que la palabra significaría platónicamente. La bondad de este hombre siempre queda sintetizada en estas palabras.
“El proceso no afecto ni mi buen nombre ni mi honor”.
Allí esta su bondad, su honor y su honradez. El proceso “no los afecto”. Casi, casi podríamos decir que si es bueno, su bondad es de carácter jurídico. Eso mismo. Un excelente individuo jurídicamente hablando. ¿y que mas se le puede pedir a un sinvergüenza de esta calaña?.
Lo que ocurrió es que floto, floto como el maldito corcho. Allí donde otro pobre diablo se habría hundido para siempre en la cárcel, en el deshonor y la ignominia, el ciudadano Corcho encontró la triquiñuela de la ley, la escapatoria del código, la prescripción por negligencia de los curiales, de las aves negras, de los oficiales de justicia y de toda la corte de cuervos lustrosos y temibles. El caso es que se salvo. Se salvo “sin que el proceso afectara su buen nombre y honor”.
Ahora seria interesante establecer si un proceso puede afectar lo que un hombre no tiene.
Donde mas ostensibles son las virtudes del ciudadano Corcho es en las “litis” comerciales, en las trapisondas de las reuniones de acreedores, en los conatos de quiebras, en los concordatos, verificaciones de créditos, tomas de razón, y todos esos chanchullos donde los damnificados creen perder la razón, y si no la pierden, pierden plata, que para ellos es casi lo mismo o peor.
Es estos líos, espantosos de turbios y de incomprensibles, es donde el ciudadano Corcho flota en las aguas de la tempestad con la serenidad de un tiburón. ¿Qué los acreedores se confabulan para asesinarlo?. ¿Qué los acreedores quieren cobrarle?. Levantara mas falsos testimonios que Tartufo y su progenitor ¿Qué los falsos acreedores quieren chuparle la sangre? Pues, a pararse, que si allí hay un sujeto con derecho a sanguijuela, es el y nadie mas.
¿Que el síndico no se quiere “acomodar”? Pues, a crearle al síndico complicaciones que lo sindicaran como mal sindico.
Y tanto va y viene, y da vueltas, y trama combinaciones que l fin de cuentas el hombre Corcho los ha embarullado a todos, y no hay Cristo que se entienda. Y el ganancioso, el único ganancioso, es el. Todos los demás ¡ van muertos!.
Fenómeno singular, caerá, como el gato, siempre de pie.
Si es un asunto criminal, se libra con la condicional; si en un asunto civil, no paga ni el sellado; si en un asunto particular, entonces ¡Que Dios os libre!

Tremendo, astuto y cauteloso, el hombre Corcho no da paso ni puntada en falso.
Y todo le sale bien. Así como en la escuela pasaba los exámenes aunque no supiera la lección, y en el examen siempre acertó por una bolilla favorable, este sujeto, en la clase de la vida, la acierta igualmente. Si se dedico al comercio, y el negocio le va mal, siempre encuentra un zonzo a quien endosárselo. Si se produce una quiebra, el es el que a pesar de la ferocidad de los acreedores, los arregla con un quince por ciento a pagar en la eternidad, cuando pueda o cuando quiera. Y siempre así, falso, amable y terrible, prospera en los bajíos donde se hubiera ido a pique, o encallado, más de una preclara inteligencia.
¿Talento o Instinto? ¡Quien los va a saber!

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