Los problemas provocados por el glaucoma son normalmente consecuencia en origen de un aumento de la presión intraocular. Ésta ha de corregirse con medicamentos o mediante intervención quirúrgica.
El glaucoma ni duele ni presenta síntomas hasta su fase final, por ello se recomienda realizar revisiones oculares anuales a partir de los 40 años, especialmente en personas con miopía y/o antecedentes familiares que hayan padecido esta patología.
Y es que, como sucede con casi todas las enfermedades, una detención precoz se antoja imprescindible para evitar males mayores con el glaucoma. Aunque no existe cura, sí es posible frenar su progresión y ralentizar con ello la pérdida de campo visual.
¿Sabías que…?
El glaucoma es la segunda causa común de ceguera en Occidente después las complicaciones derivadas de las cataratas.
