Fondos de campaña

Dom 03/03/13 11:44 hs.-Que buena parte del ahorro de este año en el pago de vencimientos de la deuda externa se destine a la campaña electoral demuestra que la Argentina no aprende de sus errores.

No deja de ser una buena noticia, para un país eternamente agobiado por su deuda externa, saber que este año sólo habrá de abonarse a los acreedores externos 4.500 millones de dólares, cifra exigua si se la compara con los vencimientos del año anterior. Implica un ahorro de 3.500 millones de la misma moneda, pero esto amaga convertirse en la mala noticia que ratifica que no existe dicha duradera.
Gracias a la magia contable, se previeron pagos por el doble de los que efectivamente se realizarán, a sabiendas de que la pauta anual de crecimiento del producto interno bruto (PIB), a la que se ata el pago de los cupones, sería en 2012 inferior a las estimadas, lo que desobliga al país de un pago extraordinario de dichos cupones.
Ello origina el excedente antes mencionado y una pregunta se impone: ¿sabían quienes redactaron el Presupuesto que esos artilugios contables les dejarían 3.500 millones de pesos de libre disponibilidad? Hay que tener en cuenta que en este año habrá elecciones y las necesidades de la política generan una descomunal y siempre inexplicable suba del gasto público.
En un país azotado por la inflación y siempre en deuda con sus necesidades insatisfechas, semejante masa de dinero podría significar un ahorro genuino, recuperación de reservas, el cumplimiento de una parte mínima de los planes de viviendas tantas veces anunciados, la construcción de una central eléctrica o el mejoramiento de la deteriorada red hospitalaria nacional.
Nada, empero, permite suponer que vaya a primar el sentido común en el marco de una gestión que se ha caracterizado por su escasa sensatez. Precisamente por estar ante las puertas de un proceso electoral de medio mandato en el que el oficialismo habrá de apostar todas sus fichas, es legítimo suponer que buena parte de esos dineros podrían canalizarse hacia el gasto clientelar, la seducción de las siempre volátiles lealtades de los intendentes del conurbano bonaerense, el sostenimiento del oneroso aparato de la prensa partidaria y la financiación de cuanto sirva para halagar al soberano.
Con frecuencia olvidamos que Argentina no es, como siempre se supuso, un país sobrado de recursos. El derroche ejercitado en diferentes ciclos de nuestra historia ha sido abonado de manera prolija y extendida por las privaciones de nuestros jubilados, la depreciación de nuestra educación, las carencias hospitalarias, la desmesura de un tremendo déficit habitacional.
Sin embargo, nadie parece dispuesto a aprender de los errores cometidos y repetidos hasta el cansancio, y se empeña una admirable tenacidad al solo efecto de poder repetirlos sin remordimiento alguno. Visto lo cual deberá concluirse, hasta que la realidad demuestre lo contrario, que no se equivocaba Aldous Huxley al sostener que la única lección de la historia es que nadie aprende de las lecciones de la historia.

Fuente:lavoz.com

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