Petróleo y Gas en Argentina 2013

Sab 12/01/13 17:38 hs.-Petróleo y gas están hoy en Argentina en el centro de la atención de la opinión pública, ya que durante el año pasado el debate por la expropiación del paquete mayoritario accionario de Repsol en YPF abrió un nuevo y distinto escenario para las inversiones en exploración y desarrollo de los yacimientos. Mientras tanto el sector energético ya tiene hoy incidencia muy significativa en las grandes variables macroeconómicas, porque de su declinante nivel de producción dependen los saldos netos en divisas de nuestra balanza de pagos.

Las importaciones de energía ya representan el 14 por ciento del total de importaciones, y como un claro signo de lo que está ocurriendo ya se acercan a las importaciones de bienes de capital que, como sabemos, son un indicador certero del nivel de inversiones productivas. Hagamos lo que hagamos ahora los principales indicadores apuntan, en el mejor escenario, en el sentido de un estancamiento de la producción de hidrocarburos en el corto plazo inmediato. Todos sabemos que la política energética ejecutada a partir del 2003 apunto principalmente a estimular el consumo (lo cual puede ser positivo) pero cometió el grave error de desalentar la producción. Lo grave es que los responsables de esta política parece que ignoraban lo que estaba ocurriendo, y por ese motivo nunca se dieron por enterados del persistente retroceso productivo; fue lamentable observar como los repetidos intentos constructivos por alertar a los funcionarios de la gravedad de la acelerada perdida del autoabastecimiento eran irónica y agresivamente descalificados. Lo grave en esos años no fue la descalificación de quienes opinaban constructivamente sino la gran ignorancia que el gobierno exhibía sobre la realidad energética. Cuando se aprobaba en el Congreso el año pasado la expropiación de Repsol, nuestro país ya registraba en el periodo K nueve años seguidos al hilo de caída en la producción de petróleo (23 por ciento) y siete años seguidos de reducción en la producción de gas (11 por ciento). Ya concluyo el 2012 y sabemos que la producción de hidrocarburos siguió cayendo, ya que se registra en el año pasado otra disminución en la producción de petróleo en el orden del 4,7 por ciento y en la de gas una de 3,2 por ciento. Este retroceso es ya de gran magnitud macroeconómica, por la simple razón que constituye la mayor declinación energética argentina desde que se descubrió petróleo en Comodoro Rivadavia hace ya más de un siglo. La producción de petróleo es ahora apenas la ¾ parte de cuando comenzó la gestión K y la de gas un 16 por ciento inferior al nivel del 2004. Un retroceso de esta magnitud no había ocurrido nunca en nuestra ya larga historia petrolera, ya que entre 1940 y 1970 la producción de petróleo se multiplico 7 veces y la de gas 14. Y entre 1970 y el 2000 la producción de petróleo se duplica y la de gas se multiplica 6 veces. El año pasado destinamos 10.000 millones de dólares a importar combustibles; este año estas importaciones podrán llegar a los 12.000 millones lo cual las ubicaría en un nivel equivalente o mayor a las importaciones de bienes de capital. Pero la buena noticia es que podemos recuperar el autoabastecimiento ya que recursos naturales no nos faltan, pero el gran desafío es convertir estos “recursos” en “reservas”. En esta tarea de recuperación del tiempo perdido no basta únicamente con fortalecer YPF, ya que hoy esta empresa apenas representa la cuarta parte de la producción de gas y la tercera parte del petróleo. Es urgente la sanción de una nueva ley de petróleo, no basada en “relatos ideológicos” sino en la realidad de un sector signado por el riesgo geológico. El objetivo central de esta ley debe ser convocar con transparencia y competitivamente a genuinos inversores dispuestos a invertir y generar nuevas rentas genuinas, dejando atrás la practica hasta ahora vigente de fortalecer el “capitalismo de amigos”, que como todos sabemos se inventó no para generar nuevas rentas productivas sino para apropiarse de las ya existentes.

ALIETO GUADAGNI es economista graduado en la Universidad Nacional de Buenos Aires, con estudios de postgrado en la Universidad de Chile y Doctorado en la Universidad de California (Berkeley)

http://www.elimparcial.es

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