El fanatismo es una pasión exacerbada, desmedida y tenaz, particularmente hacia una causa religiosa o política, o hacia un pasatiempo o hobby.
Consta de una apasionada e incondicional adhesión a una causa, un entusiasmo desmedido y monomanía persistente hacia determinados temas, de modo obstinado, algunas veces indiscriminado y violento.
El fanatismo puede referirse a cualquier creencia afín a una persona o grupo. En casos extremos en los cuales el fanatismo supera la racionalidad, puede llegar a extremos peligrosos, como matar a seres humanos o encarcelarlos, y puede incluir como síntoma el deseo incondicional de imponer una creencia, considerada buena para el fanático o para un grupo de los mismos.
Existen varios tipos de fanatismo, y se producen debido a la afinidad o contrariedad con una persona, religión, ideología, deporte o pasatiempo, entre otros tópicos.
Ejemplos de fanatismo se han dado en el terreno religioso con la defensa de dogmas, o la defensa de libros sagrados o de dioses, o defendiendo un punto de vista racional o irracional específico. Los religiosos afirman que, la diferencia entre religioso y fanático reside en el hecho de que el religioso ve a la religión como un medio para creer o conocer alguna deidad, mientras que el fanático ve a la religión como dios, y la trata como incuestionable.
Otro ejemplo de fanatismo es hacia una persona, se ha oído hablar de los club de fans, el cual es un conjunto de personas fanáticas de alguien, por ejemplo de un cantante, bailarín o actor.
También de equipos de fútbol, baloncesto, etc.
También el fanatismo a lo desconocido (tales como predecir el futuro o crear el modelo de fanatismo, etc.)
También existen los fanáticos antireligiosos; anticristianos, antimusulmanes, etc.
Algunos fanáticos se centran en el mantenimiento de unas prácticas o cultura sin pensar en la posibilidad de que el conocimiento y el desarrollo humano pueda haber modificado, para bien, las prácticas o los valores culturales. Este tipo de fanatismo está muy emparentado con la ignorancia y el anquilosamiento mental
Fanatismo religioso
El fanatismo religioso es uno de los tipos de fanatismo que más ha generado controversia a través de la historia en cuanto bajo esta se han llevado a cabo, conflictos bélicos, holocaustos, asesinatos y actos terroristas. Durante siglos miles de hombres fanáticos se han visto influenciados bajo las grandes religiones para así llevar actos que van en contra de la propia religión lo cual deja a ver que el individuo está actuando no bajo fe, sino por pura obsesión. Esta se encuentra en diversas doctrinas religiosas tales como: la cristiana, islámica, la judía, entre otras. El fanático religioso es el que se identifica como el individuo con una conducta enceguecedora hacia una religión en particular, lo cual puede causar que cometa actos en contra de las personas que no creen en esta.
La conciencia de la individualidad se suprime mediante la atenuación de la conciencia del yo, por una parte, y mediante la acentuación del sentimiento de pertenencia a lo otro. Para lo primero sirve el alcohol y otras drogas, el éxtasis sexual, etc. Para lo segundo se procede a la adhesión incondicional a sectas y facciones totalitarias políticas o religiosas, la entrega a un grupo, a personas posesivas… La conciencia corporal se disminuye mediante la reducción de las vivencias corporales y la desvalorización del mundo en donde la vida corporal se desarrolla. Desde el punto de vista epistemológico, el fanático, curiosamente, se parece a su contrario el relativista, en la medida en que para ambos no cabe el debate o la búsqueda común de la verdad. El fanático cree poseer la verdad de manera tajante. Afirma tener todas las respuestas y, en consecuencia, no necesita seguir buscando a través del cuestionamiento de las propias ideas que representa la crítica del otro.
El fanático, pues, se caracteriza por su espíritu maniqueo y por ser un gran enemigo de la libertad. Los lugares donde impera el fanatismo son terrenos donde es difícil que prospere el conocimiento y donde se parece detenerse el curso fluyente de la vida. Un mundo, en definitiva, contrario a la mudable naturaleza humana que en ocasiones se diría anhela la muerte. De hecho, para Albert Camus en El hombre rebelde, es una suerte de nihilismo destructivo más.
El precio a pagar por la cristalización del pensamiento engendrada por el fanatismo resulta caro. El alejamiento de la verdad es una de ellas, porque para profundizar en el conocimiento debemos estar abiertos al descubrimiento de la parte de verdad presente en los demás, desde una humildad intelectual de corte socrático, con una actitud dogmática resulta difícil llegar muy lejos intelectualmente.
Pero existe otra desventaja que tal vez resulte más contundente que la epistemológica: que el fanatismo siempre ha conducido a guerras y a graves desastres. Tras numerosas conflictos sociales, guerras, masacres, limpiezas étnicas e injusticias se halla la intolerancia de muchos fanáticos. Esto han coincidido en señalarlo todos los defensores de la tolerancia. El fanatismo es el culpable de esos males, que podrían evitarse con la universalización de un talante fraternal que aceptara las diferencias.
Características
En síntesis, los rasgos que caracterizan al fanatismo son los siguientes:
dogmatismo: fe en una serie de verdades que no se cuestionan ni razonan y cuya justificación lo es por su propia naturaleza o con relación a alguna autoridad;
carencia de espíritu crítico: no se admite la libre discusión acerca de las propias verdades, ni su crítica racional;
maniqueísmo: las diferencias son consideradas de manera radical; no se admiten los matices. Además, la diversidad humana suele encerrarse en dos categorías: buenos y malos;
odio a la diferencia: desprecio y rechazo de lo que escapa a unos determinados modelos y etiquetas;
autoritarismo: afán de imponer las propias creencias y de forzar a que todo el mundo se adscriba a la misma.
Frases sobre fanatismo
«Del fanatismo a la barbarie sólo media un paso» Denis Diderot
“A las guerras de religión siguieron, luego de una brevísima tregua, las guerras de las nacionalidades; y en nuestro mundo occidental moderno, el espíritu de los fanatismos religioso y nacional [constituye] evidentemente una sola y misma pasión [maligna].” [1]
Arnold Toynbee, historiador británico.
«Cuando el fanatismo ha gangrenado el cerebro, la enfermedad es casi incurable».
Voltaire
«La fe es de oro, el entusiasmo de plata, el fanatismo de plomo».
Hugo Ojetti
«Para algunos el fanatismo es irracional y para otros un estilo de vida que los llena de alegria».
Plinia Almonte
«Los fanatismos que más debemos temer son aquellos que pueden confundirse con la tolerancia».
Fernando Arrabal
«Del fanatismo a la barbarie sólo media un paso».
Denis Diderot
«Fanatismo, el falso incendio de las mentes sobrecalentadas».
William Cowper
«El fanatismo es la mezcla altamente explosiva de extremismo e imaginación».
Herbert Von Karajan
«La superstición es nuestro gran enemigo, pero el fanatismo es peor».
Swami Vivekananda
«Me gustan los tipos tajantes y energúmenos. Sin fanatismo no se hace nada grande».
Gustave Flaubert
«La verdad a menudo sufre más por el fanatismo de sus defensores que por los argumentos de sus detractores».
William Penn
«Las artimañas se disfrazan muy hábilmente de nobleza, y el fanatismo se viste con las ropas de la defensa de principios».
Adam Michnik
«El adoctrinamiento y el reclutamiento en el fanatismo, ya sea identitario o religioso, es la forma más brutal y dolorosa de educación para que un niño se convierta en un asesino».
Maite Ruiz
«El fanatismo divide, asesinando la inocencia»
Mille Petrozza, en su canción Enemy of God, de su disco homónimo.