Amenazas y desafíos para la industria local

Doom 25 08:19 hs.-Empresarios y economistas evalúan que el proteccionismo vigente podría potenciar a varios sectores estratégicos, pero también que el proceso debería ser planificado a largo plazo. Reclaman programas integrales de desarrollo y control de calidad de los productos.

El proceso de sustitución de importaciones no es una novedad en la Argentina. Fuertes y buenas experiencias se han vivido desde la primera mitad del siglo XX, pero casi siempre respondiendo a crisis externas y a mercados alicaídos que exigían alternativas ante la falta de productos provenientes de otros países.

En la actualidad el Gobierno nacional ha decidido impulsar determinadas industrias, promoviendo sectores como el de los electrodomésticos y productos electrónicos en Tierra del Fuego, o dando continuidad al ámbito automotriz, para alcanzar ventajas como la generación de empleo genuino o la posibilidad de posicionar a esas actividades en la faz competitiva internacional.

Pero al mismo tiempo, y de acuerdo con la explicación de algunos expertos, esta situación no ofrece probabilidades ciertas de ese anhelado posicionamiento y, por el contrario, es generadora de inflación, no contribuye al crecimiento de las industrias locales, por la falta de insumos, y, principalmente, responde a una estrategia que persigue como único objetivo el mantenimiento de un dólar en límites preestablecidos, es decir, un tipo de cambio bajo, porque si éste varía “políticamente puede vencer a cualquier gobierno”, como ya ha sucedido en otras oportunidades.

“La mayor preocupación gubernamental es mantener un superávit comercial de tal dimensión que pueda solventar la fuga de capitales que normalmente acontece en la Argentina”, señaló el economista Alfredo Aciar, de la Fundación Ideal, al explicar que ésa es la razón fundamental para estimular la sustitución de importaciones y las consecuentes restricciones al ingreso de distintos productos.

Según Aciar, en el país, “el dólar sube 5% u 8% por año y la inflación supera el 25%, por lo que se experimenta un proceso inflacionario en dólares, lo que provoca que se deteriore la competitividad de los industriales argentinos y el margen de exportación sea cada vez menor”.
En tal sentido, nuestro interlocutor señala que el Gobierno, a través de la Secretaría de Comercio Interior que comanda Guillermo Moreno, “se ve en la necesidad creciente de trabar importaciones. De este modo, la sustitución es una consecuencia y no una política en sí misma”.

De forma similar opina el experto en economía Sebastián Laza, quien indicó que una de las desventajas de la implementación de este tipo de industrialización es la generación de “mayor inflación interna”, ya que para proteger a la actividad nacional “hay que subir aranceles a la importación”, provocando que los productos se vendan a mayor precio.

Ambos especialistas coinciden además en que en las actuales condiciones, “no hay perspectivas de que se logren ventajas competitivas”, precisamente por este escenario en el que el dólar bajo propicia la llegada de productos importados a mejores precios.

Los sectores

Las medidas proteccionistas y de sustitución de importaciones afectan de modo diferente a los diversos sectores económicos. La Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA) ya ha hecho público su malestar por la situación, al señalar que existe “un agravamiento en varios sectores clave de la economía” por las trabas promovidas desde el Gobierno.

En esa entidad la preocupación pasa por el alto índice de declaraciones juradas que cada día son “observadas” por la AFIP y la Secretaría de Comercio Interior. Según lo difundido por la CIRA, sólo el 50% de los pedidos de autorización para importar sale con el visto bueno del Gobierno. El resto es denegado y crecen las quejas empresariales.

Sin embargo, tanto las medidas proteccionistas como la sustitución pueden beneficiar a algunos sectores, tal como adelantaron los economistas consultados por Los Andes.
“La electrónica de consumo, como celulares, computadoras, notebooks y netbooks se ven beneficiadas”, indicó Laza, agregando a las mencionadas industrias de electrodomésticos la automotriz y la de las maquinarias, principalmente agrícolas.

En tanto Aciar puso el énfasis en estas últimas: “En las maquinarias agrícolas, Argentina tiene un ‘know how’ interesante, porque al ser un país agrícola-ganadero, ha desarrollado industria metalmecánica para esas máquinas”, y no dudó en afirmar que en ese sector “sí se puede competir a nivel internacional”.

No opinó igual para el sector automotriz. “Desde los años 60 venimos igual. 50 años dan la pauta de que esto no cambia nunca más”.

Otro sector que para Aciar podría crecer es el del software. “Es pura innovación, no necesita tanta maquinaria y puede ser desarrollado y protegido, pero en la actualidad no tiene aún demasiada incidencia”, reconoció.

Por su parte Daniel Ariosto, presidente de la Unión Comercial e Industrial de Mendoza (UCIM), considera que la medida está complicando a las industrias que necesitan bienes de capital externos para producir. “Hay empresarios agrícolas que han invertido en maquinarias extranjeras para cosechar y no pueden utilizarlas porque no tienen repuestos. Entonces no amortizan la inversión al comprar esa máquina y tienen que gastar más plata porque deben alquilar otras; esto está sucediendo en Mendoza”.

Ariosto agregó que han solicitado a las autoridades nacionales el ingreso de insumos para producir y “en muchos casos el pedido no ha sido respondido”. Alertó también sobre la posibilidad de que uno o pocos empresarios produzcan un mismo producto: “Si uno o muy pocos lo producen, ¿qué va a pasar con el precio? ¿Lo van a mantener?

¿Está preparada la industria nacional para sustituir a muchos productos que vienen del exterior de buena calidad? Yo creo que no estamos preparados todavía”. El dirigente no dudó en señalar que los químicos, la metalmecánica y el petróleo procesado son los sectores en los que la sustitución de importaciones golpeará más fuerte.

La semana pasada se conoció un dato importante. Según la Consultora Abeceb.com, las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación (DJAI) y las Notas de Pedido provocaron en febrero una caída del 19% en la importación de bienes de capital.

Éste sería el principal rubro afectado por las trabas a los importados que impuso el administrador Federal de Ingresos Públicos (AFIP), Ricardo Echegaray, y la nota de pedido del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, según destaca un reciente informe de la consultora Abeceb. com.

Pero también varios expertos en Mendoza consideran que la industria de las maquinarias podría tener fuertes beneficios. Efectivamente eso ya ha sucedido.

La metalmecánica tuvo un fuerte impulso de sustitución importadora tras la crisis de 2001. “Entre fines de 2002 y principios de 2003 se produjo el resurgimiento del sector”, confirmó Julio Totero, secretario de la Asociación de Metalúrgicos de Mendoza (Asinmet), recordando que esa situación se dio “por una cuestión de necesidad”, y explicó: “En esos días el país tenía el crédito cerrado, pero lo que en principio fue una preocupación, comenzó a ser una oportunidad para la industria”.

Es decir que, con la crisis, el sector metalúrgico pudo ocupar posiciones que antes tenía vedadas, “porque competitivamente era más barato traer productos de Europa que fabricarlos acá”.

Así, los metalmecánicos, en principio, vieron “con muy buenos ojos” la sustitución de importaciones porque “se generaba trabajo y se resolvía el problema de la falta de crédito en el exterior”.

Pero la situación cambió. “Hoy estamos con algunas dificultades, que hemos venido alertando en los últimos años, sobre la pérdida de competitividad del sector”, denunció Totero, y atribuyó los problemas a dos situaciones.

“Por un lado, la paridad cambiaria, acompañada por el incremento de los costos internos, nos empieza a dejar fuera del mercado”, puntualizó el empresario. “Por el otro -siguió-, Europa, ante la crisis, comienza a bajar sus precios”.

La crítica situación ha hecho que la industria del Viejo Mundo salga al mercado a ganar espacios “a cualquier precio”, en detrimento de otros competidores. “Esto nos golpea duro porque mientras nuestros costos crecen, Europa baja los valores”, enfatizó Totero.

En tal sentido, el dirigente ve como “cuestionables desde el punto de vista de su aplicación” las medidas del Ejecutivo nacional. “El concepto quizás esté bien. La idea de contrarrestar las dificultades en el mercado es buena, pero hay que ver qué medidas se toman y cómo se aplican”, señaló Totero, y explicó: “El Gobierno basa esta política de sustitución de importaciones en un problema de balanza comercial. Al plantearlo así, se toman las medidas, pero se desabastece al mercado en algunos bienes o insumos, muchas veces necesarios para la fabricación de otros productos”.

Por eso el empresario propone que estas medidas se tomen “periódicamente”, con la idea de generar restricciones de productos del exterior para “mejorar las posibilidades de la producción local”, pero no que haya una restricción permanente, principalmente de los insumos necesarios para la industria local.

Igualmente, Totero se esperanzó: “Técnicamente existe el conocimiento suficiente para fabricar cualquier tipo de equipamiento que se produzca en el mundo. Hay capacidad como para estar a la altura de cualquier desarrollo a nivel mundial. Nuestro problema siguen siendo los costos internos y el mercado”.

Políticas integrales

Alberto Gago, titular del Centro de Estudios e Investigaciones Regionales (CEIR), afirma que si bien la sustitución de importaciones es una necesidad debido a que a partir de 1955 se perdieron muchos establecimientos industriales, todavía no se han definido políticas a largo plazo para promover un crecimiento sustentable en las empresas, ramas industriales ni en el empleo. En el período de 50 años que va de 1954 a 2004, Mendoza redujo más de la mitad sus establecimientos industriales. Concretamente en 1954 la provincia contaba con 5.696 firmas y en 2004 el número cayó a 2.304, según Gago.

“Cuando se analizan los agrupamientos industriales se ve que las que se consolidaron fueron cadenas productivas de exportación basadas en la agroindustria como el vino, la fruta y la horticultura, pero no se analiza la debilidad de las industrias complementarias que acompañan estos procesos, en los que las pymes fueron las más castigadas y la competitividad se alcanzó vía insumos en bienes de capital y otros estratégicos que favorecieron a grupos transnacionales”.

Gago entiende que en “lo operativo sólo hay un discurso porque la política debería haberse implementado en forma gradual”. A pesar de que aparece como una política buena ha faltado definir qué sectores y qué industrias hay que desarrollar para que cumplan un rol estratégico.

“Hay que fortalecer la sustitución de importaciones con racionalidad, con un programa integral y no sólo a través de una medida fiscal o monetaria. La implementación de la declaración jurada anticipada burocratizó las importaciones de insumos y en Mendoza muchas industrias químicas están subordinadas a insumos brasileños y esa medida las complicó mucho”, indicó
El titular del CEIR considera que los sectores estratégicos a desarrollar en Mendoza serían aquellos que tienen fortalezas en la región, como la metalmecánica, por la agroindustria, la obra pública y la minería.

También la industria química, porque es usada por la vitivinicultura y la petroquímica, como también la industria del plástico. «Estas industrias se pueden beneficiar rápido y bien, y en eso no se ha avanzado. Un país sin capacidad industrial es vulnerable y son necesarias políticas públicas de largo plazo y bien definidas: qué segmento y qué sectores se desarrollarán y luego implementar los programas integrales. No sólo hay que subsidiar este proceso, también hay que generar capacidad laboral y empresarial y activar proyectos que auditen la calidad de lo que se produce. Hacen falta políticas industriales sostenidas en el tiempo”.

Horacio Meilán – Especial para Los Andes

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