Riesgo de avance hacia el continente blanco
El Canal Beagle divide el sur continental de las islas del archipiélago fueguino. Los expertos advierten que esta franja geográfica podría transformarse en una vía de ingreso de contaminantes hacia la Antártida.
En la zona hay dos ciudades con movimiento constante: Ushuaia, que concentra puertos, turismo e industria, y Puerto Williams, en territorio chileno. El riesgo sobre el que alertan los expertos a partir de este hallazgo es que las masas de aire que soplan desde el noroeste tienen la capacidad de movilizar partículas desde estas urbes hacia territorios prístinos al sur y, eventualmente, rumbo al continente helado.
«La cercanía con la Península Antártica y los regímenes de viento predominantes hacen de este corredor una vía estratégica de dispersión atmosférica», remarcaron los científicos en su publicación.
Dispositivos instalados en territorio virgen
La propuesta de monitoreo surgió del Dr. Gabriel Silvestri, del CIMA, quien planteó colocar equipos de registro pasivo para capturar microplásticos en suspensión. La ubicación elegida fue Isla Redonda, un punto inhabilitado dentro del Parque Nacional Tierra del Fuego, separado por 10 kilómetros de Ushuaia.
«La ausencia de fuentes locales de emisión y la exposición a regímenes de viento variables convierten a Isla Redonda en un lugar óptimo para estudiar la contaminación transportada a larga distancia», explicó Rodríguez Pirani.
Los equipos operaron sin interrupción durante 18 meses seguidos, desde octubre de 2021 hasta marzo de 2023. Al no requerir energía eléctrica ni mantenimiento frecuente, pudieron registrar información continua bajo condiciones climáticas extremas.
Una vez finalizada la recolección, las muestras viajaron a los laboratorios del CEQUINOR en La Plata. Allí, especialistas de la UNLP aplicaron técnicas avanzadas como microespectroscopía infrarroja (FTIR) y Raman para identificar la composición exacta de cada partícula. Una parte del trabajo se completó en el Laboratorio Nacional de Luz Sincrotrón (LNLS) ubicado en Campinas, Brasil.
Las cifras sorprendieron: del total de 77 partículas examinadas, más del 80 por ciento resultaron ser fibras de origen textil. Los materiales predominantes fueron poliamida, poliéster, polietileno y algodón semisintético, acompañados de colorantes industriales como el índigo, empleado masivamente en la fabricación de ropa.
El tamaño de estas fibras osciló entre 100 y 3.000 micrómetros de longitud y 10 a 30 micrómetros de espesor. Estas medidas son compatibles con las de microplásticos detectados en diferentes regiones del globo.
«El claro predominio de composiciones plásticas y colorantes asociados a textiles sugiere una fuerte influencia del transporte atmosférico de largo alcance, probablemente desde las principales ciudades sudamericanas», explicaron los investigadores. No obstante, señalaron que Ushuaia también podría aportar contaminación debido a su alta circulación turística e industrial.
Un riesgo también para la Antártida
El grupo de La Plata extendió su labor más allá del Canal Beagle. Actualmente realiza seguimiento de microplásticos atmosféricos en el Sector Antártico Argentino, trabajando junto al Instituto Antártico Argentino y junto al investigador Alfredo «Alpio» Costa.
Según Rodríguez Pirani, «estos hallazgos son de vital importancia estratégica, porque demuestran que incluso los entornos subantárticos remotos y deshabitados están expuestos a esta amenaza global».
Los investigadores de la UNLP subrayan que este estudio marca un punto de partida esencial para próximas exploraciones sobre contaminación plástica en latitudes australes. La información recopilada aporta datos cruciales para iniciativas internacionales que buscan entender cómo se dispersan los microplásticos y qué efectos provocan en el ambiente.
La presencia confirmada de microplásticos en el aire del Canal Beagle revela que la contaminación plástica ya alcanza los confines del planeta.
Fuente: La Mañana de Neuquén


