El precio de la carne vacuna volvió a escalar en las últimas semanas, con subas que ya impactan en góndolas y carnicerías. Los valores minoristas aumentaron entre 8 % y 12 %, y en algunos cortes populares el alza supera el 15 % respecto de octubre. Aun así, las ventas se mantienen firmes: los consumidores continúan comprando y convalidan los nuevos precios, en un fenómeno que suele repetirse cada fin de año, cuando la demanda se acelera y la oferta de hacienda disminuye.
En el Mercado Agroganadero de Cañuelas, los precios del ganado en pie alcanzaron niveles que pocos recuerdan. Los novillos pesados se pagaron hasta $4.200 el kilo vivo y las hembras de 480 kilos llegaron a $3.850. La menor disponibilidad de animales y la competencia entre frigoríficos, matarifes y exportadores sostienen esta firmeza.
El vicepresidente de la Cámara Argentina de Matarifes (CAMyA), Sergio Pedace, explicó: “Esto es oferta y demanda, pero realmente la demanda está siendo importante, sobre todo a nivel internacional. Los exportadores quieren seguir colocando el mayor volumen posible, y eso agrega presión sobre el precio del novillo y de las vaquillonas”.
El impacto del clima y la pérdida de hacienda
A la presión de la demanda se suma la escasez estructural de hacienda, producto de un ciclo climático adverso que se extendió durante tres campañas consecutivas. El titular de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA), Miguel Schiaritti, recordó que “la sequía del 2023 fue la más grande que recuerde y nos hizo perder el 3 % de los ganaderos, además de cerca de 200.000 terneros”.
A ese panorama se sumaron las inundaciones de 2024 y 2025, que afectaron más de cinco millones de hectáreas y complicaron la parición en las principales zonas ganaderas. “Hoy todavía hay vaquillonas pariendo en el agua, lo que reduce aún más la oferta justo cuando más se necesita”, añadió.
El resultado es un mercado con menor disponibilidad de animales y precios en alza. Schiaritti señaló además que el negocio de los feedlots volvió a ser rentable: “Comprar un novillito de 360 kilos puede ser más rentable que un ternero liviano, porque se paga menos y se lo termina en 90 días. Con valores del novillo entre $4.000 y $4.200 el kilo vivo, la ecuación cierra. La oferta es chica, llega fin de año, y las fiestas siempre empujan los precios. Es el combo perfecto para que la carne aumente”.
Un faltante real de oferta
En la misma línea, el analista Víctor Tonelli sostuvo que el aumento reciente “no se explica por la inflación sino por el faltante real de oferta”. Según sus registros, un novillo pesado se pagó entre $4.150 y $4.200 el kilo vivo, lo que equivale a más de $7.300 el kilo de res. “Si a eso se le agregan los márgenes del frigorífico y del matarife, la suba en el mostrador es inevitable”, aseguró.
Tonelli señaló también que el contexto forrajero incentiva la retención de animales y que la baja de tasas de interés permitió reactivar el crédito productivo: “El ganadero vuelve a contar con una herramienta que no tenía, y eso cambia las decisiones comerciales. Lo que esperábamos para más adelante ya ocurrió: el precio del ganado subió entre 12 % y 13 % en apenas dos semanas”.
Un mercado tensionado y con precios firmes
El factor estacional, la presión exportadora y la escasez interna conforman un escenario de alta tensión. Por un lado, se mantiene la clásica dinámica de oferta y demanda potenciada por la demanda internacional; por otro, persisten las dificultades estructurales derivadas de la sequía y las inundaciones.
Aun con ese contexto adverso, la producción encuentra margen y financiamiento para sostener precios firmes. Según Schiaritti, “lo llamativo es que, pese a los aumentos, las ventas no cayeron. La gente sigue comprando. No sé si por recomposición salarial o por acostumbramiento a los precios, pero la demanda se mantiene firme”.
Industria frigorífica con márgenes ajustados
Mientras tanto, la industria frigorífica enfrenta mayores dificultades. Con costos en alza y tarifas elevadas, el sector opera con márgenes muy ajustados y ya comienzan a registrarse demoras en los pagos. Según un sondeo realizado por Ámbito entre industriales del sector, “hay plantas que suspendieron personal porque no pueden sostener la estructura”.
Los exportadores, por su parte, enfrentan precios internacionales estancados y costos logísticos más altos, lo que erosiona la rentabilidad incluso en un escenario de demanda sostenida.
Qué se espera para los próximos meses
Pese a esas limitaciones, la tendencia alcista en el mercado interno parece consolidada. Si la oferta no mejora y la demanda interna se mantiene firme, los operadores proyectan que el precio de la carne al consumidor podría seguir subiendo en el último bimestre del año, acompañando el incremento del ganado en pie, que ya acumula entre 12 % y 13 %.
De esta manera, hacia fin de año el traslado al mostrador podría ubicarse entre 15 % y 20 %, en línea con la dinámica habitual que vincula al mercado de hacienda con los precios minoristas.
Fuente: GLP
