Encuesta: La clase media argentina, entre el esfuerzo y la resignación

Argentina 09/11/2025.- Un nuevo estudio analiza cómo la clase media argentina redefine sus hábitos y prioridades: los detalles revelan un panorama inquietante del presente.

La clase media argentina, históricamente motor del consumo y emblema de progreso social, atraviesa una crisis de identidad y poder adquisitivo. Según el informe “Pensar Social – Noviembre 2025” elaborado por la Fundación Pensar junto a Casa Tres, el 55% de los argentinos cree que la clase media “se está achicando”, mientras que solo dos de cada diez piensan que crece.

El estudio, dirigido por Guillermo Oliveto, fundador de Consultora W, y Mora Jozami, directora de Casa Tres, describe un cambio profundo: la clase media representa el 43% de los hogares argentinos, frente a un 52% de clase baja y apenas un 5% de clase alta. Pero la percepción es otra: 29 millones de argentinos se consideran clase media, aunque solo 20 millones lo son efectivamente, de acuerdo con sus ingresos.

En términos económicos, hoy ser de clase media implica un ingreso familiar mensual de entre $2.000.000 y $6.500.000, equivalente a entre dos y cinco canastas básicas totales. En un país donde el consumo define la identidad, el 63% de quienes se perciben de clase media admiten haber tenido que resignar servicios o actividades habituales, principalmente ocio (54%), ropa (38%), vacaciones (31%) y plataformas de streaming (23%).

“La palabra más repetida para definir a la clase media fue ‘trabajo’, seguida por ‘lucha’, ‘esfuerzo’ y ‘resiliencia’”, señala el informe. Sin embargo, también crecieron menciones como “en extinción”, “ahora es clase baja” y “en desaparición”, reflejando el deterioro simbólico y económico del grupo que históricamente representó el corazón del país.

Del consumo estoico al consumo sacrificial

El trabajo revela una mutación en los hábitos de consumo. Si en 2024 dominaba el “consumidor estoico”, que buscaba equilibrio y racionalidad, en 2025 prevalece el “consumidor sacrificial”, obligado a renunciar. “Se pasó de la atención a la alerta y de la prudencia al padecimiento. Hoy, para muchos, comprar duele”, resume el estudio.

El 63% de los argentinos reconoce haber tenido que recortar gastos en el último mes, y el impacto se siente con más fuerza en los sectores medios y medio-bajos. La sustitución por segundas marcas es la estrategia más común para evitar la caída total del consumo. Incluso los sectores altos admiten que “las tarjetas están al límite”, y la mora bancaria roza el 10% del sistema financiero.

Los datos muestran un contraste entre segmentos: mientras el consumo de bienes durables como autos (+79%) y electrodomésticos (+51%) se sostiene en los niveles altos, el consumo masivo apenas creció 0,6% y las ventas en supermercados cayeron 5,5%.

En este contexto, seis de cada diez argentinos de clase media afirman que su trabajo solo les permite subsistir, y el 54% siente que su poder de compra es peor que hace un año. Como resume el estudio, “lo que la clase media compra, en el fondo, es seguridad”, y cada vez le cuesta más pagar ese precio.

El sueño del ascenso, en pausa

El informe advierte una crisis de movilidad social. Solo el 27% de los argentinos cree vivir mejor que sus padres, mientras que el 41% siente que su situación económica es peor. La educación —antes símbolo de progreso— perdió peso como herramienta de ascenso: cuatro de cada diez argentinos de clase media alcanzaron un nivel educativo superior al de sus padres, pero sin lograr mejorar su posición económica.

La Fundación Pensar describe así la fragmentación actual: una clase alta orientada al futuro, una clase baja enfocada en la supervivencia y una clase media atrapada entre el miedo y la incertidumbre.

El informe concluye con una metáfora potente: la “clase media Mafalda” se diluye, pero conserva su resiliencia. El trabajo, la educación y la estabilidad familiar siguen siendo sus pilares, aun cuando el futuro se percibe cada vez más incierto.

Fuente: GLP

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