Un nuevo informe de la Encuesta de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA) reveló un dato alarmante: el 15% de los trabajadores asalariados del país sufre inseguridad alimentaria por falta de recursos económicos.
El estudio, que abarca el promedio de los últimos tres años, también mostró que la situación se agrava entre los informales y los cuentapropistas, donde el índice trepa al 25%, evidenciando que tener empleo no garantiza el acceso a una alimentación suficiente o de calidad.
Qué es la inseguridad alimentaria y cómo se mide
El informe de la UCA detalla que el indicador se construye a partir de las respuestas sobre acceso y calidad de los alimentos en los hogares. Se consulta si los adultos o los niños redujeron porciones o sintieron hambre en los últimos 12 meses por falta de dinero.
El resultado permite clasificar los casos en inseguridad alimentaria moderada o severa. Según los datos, el 8,1% de los ocupados está en situación severa, mientras que el 11,5% enfrenta dificultades moderadas.
La encuesta se realizó en centros urbanos de todo el país con más de 80.000 habitantes e incluyó 2894 personas mayores de 18 años.
Los asalariados registrados, menos afectados
Entre los trabajadores formales, el panorama es menos grave: la inseguridad alimentaria afecta al 7,4% de los asalariados con aportes, frente al 30,3% de los asalariados sin aportes.
La precariedad y la informalidad aparecen como los principales factores detrás del deterioro. Según la UCA, la insuficiencia del ingreso real explica por qué incluso con trabajo, miles de familias no logran cubrir sus necesidades básicas.
Evolución del problema: 2022-2024
El análisis de la ODSA muestra una tendencia preocupante:
- En 2022, el 17,3% de los ocupados tenía inseguridad alimentaria.
- En 2023 subió al 18,8%.
- En 2024 alcanzó el 22,5%, su nivel más alto en tres años.
Dentro de ese universo, los cuentapropistas fueron los más golpeados: la incidencia saltó de 22,1% a 31,8% en un año. En cambio, entre los asalariados formales, el índice bajó levemente, de 9,1% a 7,8%.
Desigualdades territoriales y de género
El informe también muestra fuertes diferencias según la región y el género.
- En el conurbano bonaerense, el 18,9% de los asalariados sufre inseguridad alimentaria.
- En las ciudades del interior, el índice baja al 14,8%.
- En CABA llega al 7,1%.
Entre los asalariados con aportes, las brechas son aún más marcadas: 10,5% en el conurbano, 7,4% en el interior y solo 1,8% en la Capital Federal. Además, la inseguridad alimentaria es más alta entre las mujeres registradas: afecta al 8,5% frente al 6,6% de los varones.
Qué dicen los investigadores
“De 2025 todavía no hay datos, pero es posible que el índice haya mejorado, en sintonía con la merma de la pobreza y la indigencia, aunque las dinámicas de consumo cambiaron”, explicó Ianina Tuñón, investigadora de la UCA y coordinadora del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia.
Tuñón señaló que “uno de los aspectos más afectados en 2024 fue la calidad de los alimentos consumidos”, lo que sugiere que, aunque algunas familias logran cubrir sus comidas diarias, la nutrición sigue deteriorándose.
Una radiografía del nuevo trabajador pobre
El informe de la UCA confirma una tendencia estructural: el trabajo ya no garantiza escapar del hambre. En la Argentina de 2025, el 19,6% de los ocupados adultos tiene inseguridad alimentaria, reflejando que el problema trasciende el desempleo y se vincula con la pérdida del poder adquisitivo, la informalidad y la precariedad laboral.
Mientras el Gobierno debate una reforma laboral, los datos muestran que el empleo, formal o informal, ya no alcanza para llenar la heladera.
Fuente: GLP
