Riesgo país: qué es, por qué sube y cómo impacta en la economía argentina

Argentina 22/09/2025.- El indicador, que mide la probabilidad de que un país no pague su deuda, parece un dato técnico pero tiene implicancias muy concretas, por ejemplo, para el acceso al financiamiento y la estabilidad económica.

El riesgo país volvió a quedar en el centro de la escena tras superar los 1.400 puntos, su nivel más alto en casi un año. Aunque suele aparecer como un dato técnico en los medios, se trata de un indicador que tiene implicancias muy concretas para el acceso al financiamiento, la inversión privada y la estabilidad económica. Más allá de la aridez de la cifra, entender qué es el riesgo país y por qué sube ayuda a interpretar los vaivenes del mercado argentino.

Se trata de un índice que mide la probabilidad de que un país no pague su deuda. Lo calcula diariamente el banco de inversión JP Morgan, comparando el rendimiento de los bonos argentinos con los del Tesoro de Estados Unidos. Cuanto más alto es ese diferencial, más caro es para Argentina financiarse, tanto para el Estado como para el sector privado.

Para el economista Iván Carrino “hay una incertidumbre sobre la continuidad del programa económico tal como fue diseñado”.

Para él, hay dos preocupaciones fundamentales que explican la suba del riesgo país. “La primera es de índole política: el temor a que el experimento de Milei sea algo efímero, pasajero, y que, en el mejor de los casos, solo dure cuatro años. Pero el miedo no se limita solo a eso, sino también a la posibilidad de que se pierda la idea de mantener el equilibrio fiscal, dejar de emitir para bajar la inflación, evitar expropiaciones y comprometerse con las reglas del capitalismo”.

La segunda preocupación, según Carrino, tiene que ver con el frente financiero: “cómo hará el Gobierno para pagar la deuda y afrontar los vencimientos, dado que hoy tiene nulo acceso al mercado de capitales. Esto, naturalmente, genera muchas dudas”. Y agrega: “Si el riesgo país fuera mucho más bajo, porque la incertidumbre política fuese menor, entonces el problema de los vencimientos no sería tan relevante”.

Actualmente, el indicador se encuentra en niveles históricamente altos. Carrino sostiene que “fácilmente debe ser el más alto del último año o incluso más”. En paralelo, advierte que “las acciones, que llegaron a estar casi un 150% arriba en dólares el año pasado, hoy están apenas un 22% por encima, comparado con diciembre de 2023”.

Desde el lado financiero, el Gobierno cuenta con unos 20 billones de pesos depositados en el Banco Central, obtenidos gracias al superávit primario y el financiamiento neto positivo del año anterior. Sin embargo, Carrino advierte: “Si utiliza esos fondos para pagar vencimientos, ya sea en pesos o en dólares, ¿cuál sería el efecto de esa decisión? Muy posiblemente, un exceso de pesos en el mercado, con impacto sobre la inflación o sobre el tipo de cambio, justo en un momento en que el dólar se encuentra en el techo de la banda cambiaria”.

En cuanto a los pagos en moneda dura, el margen es mucho más estrecho: hay muy pocas divisas disponibles y los vencimientos son altos. “El Tesoro tiene apenas mil millones de dólares depositados en el Banco Central, claramente insuficientes. Entonces, la otra opción sería usar reservas, pero aun en el mejor escenario hay solo seis mil millones, y no alcanzan para cubrir los ocho mil que vencen de acá a enero”, explica Carrino.

Para el periodista Esteban Rafele, el riesgo país “no incide directamente en la vida diaria del bolsillo de la sociedad”, pero sí tiene efectos indirectos importantes. Cuando está muy alto, como ahora, las tasas de interés se disparan y el país queda prácticamente afuera del mercado financiero. “Es el caso actual de Argentina”, resume.

Rafele también destaca que este indicador afecta más allá del Estado: “Una empresa que opera en un país con un riesgo país elevado, como Argentina, paga intereses más altos que una empresa de otro país, independientemente de su actividad o salud financiera. Existe un diferencial de tasas que pasa factura por el solo hecho de operar en un país u otro”.

“Argentina debe afrontar pagos de deuda por más de 20 mil millones de dólares y no cuenta con los dólares necesarios para hacerlo», afirma Rafele

Consultado sobre los factores actuales que sostienen el riesgo país en niveles elevados, el periodista económico apunta a un problema central: “el descrédito que tiene la política económica ante el mercado financiero”. Y agrega: “Argentina debe afrontar pagos de deuda por más de 20 mil millones de dólares de aquí a fines de 2026, y no cuenta con los dólares necesarios para hacerlo. El programa económico del ministro de Economía, Luis Caputo, apunta a bajar el riesgo país para poder salir al mercado, emitir nueva deuda y así renovar esos vencimientos”.

El objetivo de ese plan era reducir el riesgo país a unos 500 o 400 puntos, pero eso no sucedió. “Lejos de eso, al no haber acumulación de reservas, el mercado percibe que el país no tiene dólares para pagar. Como respuesta, los inversores comienzan a vender bonos, lo que hace subir la tasa de interés de esos títulos y, en consecuencia, aumenta el riesgo país”, señala Rafele.

En el plano político, Rafele advierte que el mercado “no mira las políticas sociales en sí, a menos que esas políticas impliquen una reasignación significativa del gasto: cuánto se gasta, en qué y quién lo financia”. Y agrega: “Desde lo político, lo que se percibe es un gobierno aislado, sin capacidad de construir consensos para implementar las reformas económicas que plantea. Esa debilidad le quita potencia política a ese ‘Excel’ que mira el mercado”.

La posibilidad de que el riesgo país baje no depende solamente de variables económicas. Según Carrino, más ajuste fiscal sería una forma de generar superávit y asegurar el pago de los vencimientos. Pero al mismo tiempo reconoce: “La verdad es que no. Ni siquiera está en el plan del Gobierno, que ya anunció un presupuesto para el año que viene, y además le están rechazando los vetos en el Congreso. No hay capacidad política para avanzar en esa dirección, así que se plantea un gran dilema”.

Por eso, Carrino plantea una vía alternativa: “que el Gobierno se comprometa a hacer un ajuste fiscal más lento. Si ese camino se transita con mayor consenso dentro de las distintas áreas de la política, y se logran acuerdos en el Poder Legislativo con otras fuerzas, tal vez eso transmita un mensaje de previsibilidad. Un mensaje de que hay una mirada compartida sobre la importancia del equilibrio fiscal en Argentina”.

En esa misma línea, Rafele sostiene que “el riesgo país es un indicador financiero. No se mueve por políticas sociales en sí, a menos que esas políticas impliquen una reasignación significativa del gasto”. Y aunque reconoce que la reciente cadena nacional fue leída como un intento de moderación, al menos desde lo discursivo, señala que “ese gesto es muy incipiente, y el riesgo país volvió a subir”.

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