Contra u$s 2.184 millones del mismo período de 2009. Y u$s 1.837 millones de 2008, un año con actividad económica comparable a la actual, indicó Clarín. Esto no significa otra cosa que deterioro de la estructura energética nacional y, consecuentemente, dependencia del exterior. Se exporta menos porque no hay y se importa más porque falta. Entre enero y julio, las compras de “combustibles y lubricantes” –tal como el INDEC denomina al rubro– alcanzaron a u$s 2.752 millones, un 69% por arriba del año pasado. Con sólo ampliar un poco la perspectiva, surge un salto del 179% respecto de 2006, o sea, en apenas cuatro años. Es una visión decididamente parcial atribuir semejante fenómeno a la fuerte suba de los precios internacionales, porque lo que vale para las importaciones también le cabe a las exportaciones. Y éstas, en lugar de crecer, cayeron un 20% comparadas con las de 2006. El repliegue del superávit energético sería aún mayor, según un comentario ya corriente en el sector. Dice que la cuenta de importaciones del INDEC deja afuera, entre otras cosas, a las compras de electricidad a Brasil. Que alcanzaron niveles récord en julio y, además, salieron muy caras. Algo semejante se había sospechado en 2008, cuando la economía traccionaba demanda de energía como ahora y la falta de abastecimiento era ostensible. Existen números recientes que aportan al cuadro general. Entre el 1° de julio y el 13 de agosto, el Gobierno sacó $ 3.598 millones de otras partidas presupuestarias para atender los costos que acarrean los subsidios y la importación. Eso equivale a u$s 900 millones, en menos de un mes y medio.
Fuente:Inversor Energetico y Minero.
