Se suman otros logros, como la organización del próximo Mundial de Fútbol y los Juegos Olímpicos de 2016 que permitirán apuntalar la infraestructura.
Las perspectivas para el principal socio comercial lucen muy favorables en el largo plazo: una buena noticia para la Argentina en la medida que lo pueda aprovechar estratégicamente.
En los primeros seis meses del año el intercambio comercial bilateral creció casi 50% para ubicarse en una cifra similar a la del mismo período de 2008.
Ocho de cada diez dólares del comercio bilateral son generados por la compraventa de Manufacturas de Origen Industrial, rubro en el que la Argentina mantiene un sostenido déficit.
El superávit argentino con Brasil se concentra en productos primarios y alimenticios, marcando la brecha respecto a la especialización productiva que exhibe aquél país en el comercio de bienes industriales.
Al desagregar el comercio por Usos Económicos, se aprecia que los bienes intermedios y de consumo se encuentran en una posición equilibrada y los combustibles arrojan sostenidamente superávit para la Argentina.
Contrariamente, el resultado de la compraventa de bienes de capital con sus piezas y accesorios es favorable a Brasil. En el primer semestre la importación de bienes de capital creció 55% i.a. y sus piezas y accesorios 71% i.a.
El crecimiento de las ventas de automóviles en Brasil permitió que la Argentina exhiba superávit en el intercambio bilateral de estos productos. Pero el requerimiento de autopartes amplió el déficit de ese sector.
El posicionamiento de Brasil como potencia mundial presenta una oportunidad excepcional para la Argentina. Se debe avanzar en la colocación de productos de mayor valor agregado en aquél país, aprovechando las ventajas actuales del mercado común y la base de complementariedad existente.
Brasil presenta perspectivas muy favorables
La performance de la economía brasileña en la última década ha sido favorable. Tras un inicio de siglo turbulento logró encauzar el rumbo y en los últimos años comenzó a desplegar todo su potencial.
El set de políticas elegidas no le permitió crecer a tasas chinas, pero sí mantener un ritmo de incremento sostenido y moderadamente elevado. Todo ello con una baja tasa de inflación.
Más allá de aplicar una política pro mercados financieros que generó una importante apreciación del Real, también logró mejoras sociales significativas como la reducción de la pobreza vía creación de empleo y estabilidad en los precios. Además, no sólo incentivó la actividad privada sino que también potenció al Estado a través de empresas con participación pública como Petrobras, Embraer y Vale.
El hallazgo de Petrobras de un gran yacimiento de hidrocarburos en su plataforma marítima no es casualidad sino fruto de una política activa de inversión en exploración. El éxito alcanzado le permite a Brasil convertirse en una potencia energética a nivel mundial. A esto se le suma otros logros, como la organización del próximo Mundial de Fútbol y los Juegos Olímpicos de 2016.
Esto no significa que no existan problemas, por ejemplo la elevada dependencia de los influjos de capitales y la pérdida de competitividad externa. Sin embargo, gracias al boom de las commodities y el shock de ingresos que generará la explotación de los recursos petroleros encontrados, es posible que el déficit de la cuenta corriente se mantenga en niveles controlables en el futuro.
Asimismo, el país vecino posee dificultades en materia de infraestructura y una baja tasa de inversión/ahorro interno (como % del PBI) en relación a otras potencia que conforman el BRIC. No obstante, el déficit puede comenzar a revertirse si se aprovecha el estímulo que implica organizar de los principales acontecimientos deportivos mundiales y se sostienen fuentes de financiamiento a costos accesibles.
En síntesis, las perspectivas para el principal socio comercial de la Argentina lucen muy favorables en el largo plazo. Esto es una buena noticia en la medida que se pueda aprovechar estratégicamente la irrupción de Brasil como una de las principales potencias económicas del planeta.
Hacia adelante se deberá implementar una estrategia conjunta razonable para ambas partes, que permita aprovechar las oportunidades del crecimiento limando las asperezas. En este sentido, tras diversas tensiones comerciales la relación bilateral luce más descomprimida luego de la cumbre del MERCOSUR.
La integración equilibrada es un desafío pendiente
La veloz recuperación que exhibe la Argentina y el fuerte crecimiento de Brasil tienen su correlato en las transacciones bilaterales. En los primeros seis meses del año el intercambio comercial entre ambos países creció casi 50% para ubicarse en una cifra similar a la acumulada en el primer semestre de 2008 (US$ 15.000 millones), momento previo al estallido de la crisis internacional.
En esta relación comercial prácticamente ocho de cada diez dólares son generados por la compraventa de Manufacturas de Origen Industrial (MOI). Pero las importaciones industriales argentinas son sostenidamente superiores a las exportaciones, de allí el déficit sectorial que mantiene el país con Brasil en los últimos años.
De hecho, a partir de la mayor producción industrial local y el requerimiento de insumos externos, el déficit del rubro MOI con Brasil en la primera mitad del año creció 72% en términos interanuales. Cabe destacar que el rojo comercial sectorial no volvió a los valores precrisis porque la recesión argentina y las trabas aduaneras hundieron las importaciones fabriles en 2009.
En los restantes rubros que conforman el comercio bilateral, la Argentina mantiene una posición superavitaria con Brasil. Las exportaciones de trigo explican el saldo positivo dentro de Productos Primarios, las naftas para la industria petroquímica lo hacen en el ítem Combustibles y Energía, y la malta, harina de trigo y merluza –entre otros alimentos preparados– en el conjunto de Manufacturas de Origen Agropecuaria (MOA).
El peso de los productos primarios y alimenticios en las exportaciones argentinas marca la brecha con la especialización productiva que exhibe Brasil en el comercio de bienes industriales. Por su parte, la composición del balance comercial está marcando una grieta en el grado de complementariedad existente entre los dos países: mientras se profundiza el déficit industrial el incremento del superávit en los restantes rubros es exiguo desde la posición argentina.
En este sentido, es importante señalar que se deben aunar los esfuerzos para que la integración en el mercado común maximice los beneficios de estos factores y se eviten tensiones por los desequilibrios tanto a nivel sectorial como agregado.
Otra manera de analizar el comercio bilateral consta en desagregar el intercambio por Usos Económicos. A diferencia de la apertura por Grandes Rubros
–donde se observan las transacciones según el sector de origen de la producción–, el detalle por Usos Económicos permite examinar los flujos comerciales según la aplicación o destino de los productos comercializados.
Se aprecia así que los bienes intermedios y de consumo se encuentran en una posición cíclicamente equilibrada. Por su parte, el saldo de los productos incluidos en combustibles y lubricantes arroja sostenidamente superávit para la Argentina.
Contrariamente, el resultado de la compraventa de bienes de capital (BK) con sus piezas y accesorios es favorable a Brasil. El principal socio comercial del país explica un tercio del gasto que realizan las empresas locales para la adquisición de maquinaria y equipos que se asocian comúnmente a la inversión.
En el primer semestre la importación de bienes de capital creció 55% i.a. y sus piezas y accesorios 71% en la misma comparación. Cabe aclarar que dentro del segundo ítem se encuentran las autopartes, cuyo comercio repuntó a partir de la fuerte demanda de vehículos automotores en ambos países.
En particular, el crecimiento de las ventas de automóviles en Brasil (con incentivos fiscales en 2009 y sin ellos en 2010) permitió que la Argentina exhiba superávit en el intercambio bilateral de estos productos. Sin embargo, la mayor producción para exportación implicó la compra adicional de autopartes en aquél país y, en consecuencia, el incremento del déficit en piezas y en general.
La automotriz es un caso emblemático de la complementariedad intraindustrial, cuyo comercio bilateral fue regulado para evitar desequilibrios. Encontrar canales de integración en otros sectores estratégicos es un desafío pendiente.
El posicionamiento de Brasil como potencia mundial presenta una oportunidad excepcional para la Argentina. En vista de su crecimiento e impacto en los flujos de comercio se refuerza la importancia de avanzar en la colocación de productos de mayor valor agregado en aquél país, aprovechando las ventajas actuales del mercado común y la base de complementariedad existente.
Fuente:Ecolatina.
