El incremento de las transferencias fue de $ 3.485 millones (unos u$s 886 millones, de acuerdo con la cotización del dólar mayorista el viernes). Equivale al precio de una central de última generación a estrenar o al 13% de los u$s 6.569 millones de reservas del Banco Central que tomó el Gobierno para garantizar el pago de deuda. Y tienen como destino a las dos compañías que canalizan las transferencias públicas hacia la energía: Cammesa, la administradora del mercado eléctrico, y Enarsa, el brazo operativo del Gobierno para atender urgencias energéticas de todo tipo. “Por encima de determinado nivel, un pequeño cambio en la demanda energética termina disparando los subsidios”, explicó Fausto Spotorno, del estudio de Orlando Ferreres, a El Cronista. De acuerdo con los créditos al 30 de junio, la primera contaba con $ 6.460 millones en subsidios, un 57% más que al cierre del primer semestre de 2009. En tanto, Enarsa tenía créditos por $ 1.877 millones en la misma fecha, 2,5 veces más que el año pasado. La primera se encarga, por caso, de asegurar el combustible a las centrales eléctricas que están preparadas para funcionara a gas. Cuando falta ese insumo, Cammesa las abastece mediante gasoil y fueloil importado, mucho más onerosos que el gas. Y absorbe la diferencia de costos, que no se trasladan a la tarifa final que pagan usuarios residenciales o industrias.
Por la falta de gas, crecieron más de 70% los subsidios al sector energético
La recuperación de la economía y la falta de gas para atender todas las necesidades de la Argentina se combinaron en una mezcla que dejará una huella profunda en las cuentas públicas. Según los datos del primer semestre, los subsidios del Estado al sector energético, que tienen como finalidad mantener las tarifas bajas y compensar la escasez de hidrocarburos y combustibles, crecieron en la primera parte del año casi 72% contra el mismo lapso del año pasado, hasta $ 8.377 millones.
