Elevar la inversión no alcanza por sí sola para frenar la suba de precios. Sin embargo, esta variable es clave para sostener la expansión y canalizar parte de los estímulos a la demanda interna en mayor producción local.
Hay factores como la incertidumbre en torno de las reglas de juego y el elevado costo de endeudamiento que afectan la decisión de hundir capital.
En términos desestacionalizados la IBIF se encuentra 8,5 p.p. por debajo del pico precrisis y representa menos de 22% del PBI (a mediados de 2008 el ratio alcanzaba 24%).
La mejora de la inversión en los últimos meses se explica en gran medida por las mayores adquisiciones de equipos durables con destino a la producción.
Las cantidades importadas de bienes de capital en el primer semestre de 2010 crecieron 43% i.a. según nuestras estimaciones. Este volumen de compras en el exterior alcanza prácticamente el récord de 2008.
En particular, las importaciones de piezas y accesorios para bienes de capital aumentaron a mayor ritmo (las cantidades acumuladas a junio presentan una variación de 51% i.a. en nuestros cálculos), igualando también el nivel de 2008.
Parte de este desempeño se debe a la apreciación del tipo de cambio real bilateral ($/US$) que favorece la adquisición de bienes en el exterior.
El crecimiento también favorecen las ventas internas de bienes de capital: en el primer semestre la producción del sector creció 12% i.a.
Las perspectivas de inversión de las empresas mejoran, aunque el gasto de capital se está concentrando prioritariamente en el mantenimiento de la capacidad productiva existente.
Para que las favorables expectativas se transformen en inversión real, es deseable que el financiamiento acompañe activamente el impulso y no se adicione mayor incertidumbre.
Tras el rebote vuelve el crecimiento genuino
Según nuestras estimaciones el PBI creció en el primer trimestre casi 6% i.a. Más aún, en términos desestacionalizados la producción se ubica en niveles similares a los previos al estallido de la crisis financiera internacional, lo que significa que la actividad ya recuperó el terreno perdido.
Para tener una idea de la magnitud del rebote es importante primero caracterizar la caída. Según nuestros cálculos la recesión comenzó en el cuarto trimestre de 2008 y se extendió hasta el segundo trimestre de 2009, acumulando una contracción de 7% en dicho período.
Como se observa en el gráfico, la velocidad del rebote configura una salida en forma de “V” ya que en tres trimestres la actividad volvió a los niveles precrisis. En términos de PBI per cápita todavía se encuentra por debajo del pico de 2008 aunque lo más probable es que éste se alcance hacia mediados de año.
De esta manera, la fase de recuperación tras la recesión está llegando a su fin. Si bien es positivo que suceda antes de lo previsto, también implica que vuelven a operar los limitantes al crecimiento. La principal implicancia a futuro es que será más arduo crecer y se necesitará invertir más para lograrlo.
De hecho, hay algunos indicios de reaparición de ciertas tensiones en el proceso de de crecimiento. Por caso, en los días fríos se observan restricciones en la provisión de gas a las empresas, la utilización de la capacidad instalada en la industria está en niveles elevados y la inflación volvió a acelerarse.
Lo preocupante es que tras el rebote comienza una nueva fase de crecimiento genuino en la que las tensiones sobre los precios van en aumento. La inflación ya supera 20% anual y acumula en los primeros seis meses del año un alza de 13,7%, por encima incluso del primer semestre de 2008.
Como hemos comentado en otros informes , elevar la inversión no es suficiente para frenar la suba de precios. Sin embargo, esta variable es clave para sostener la expansión y canalizar parte de los estímulos a la demanda interna en mayor producción local.
El gobierno ha demostrado ser efectivo para incentivar la demanda pero no sucede lo mismo con la oferta. Además, hay factores como la elevada inflación, la incertidumbre en torno de las reglas de juego y el elevado costo de endeudamiento, que afectan la decisión de hundir capital.
En este sentido, es auspiciosa la recuperación de esta variable en los primeros meses del año. Según nuestras estimaciones la Inversión Bruta Interna Fija (IBIF) trepó 16,7% i.a. durante el primer trimestre del año, tras caer 12,5% en 2009.
No obstante, en términos desestacionalizados la IBIF se encuentra 8,5 p.p. por debajo del pico precrisis y representa menos de 22% del PBI (a mediados de 2008 el ratio alcanzaba 24%). Además, es necesario que el repunte llegue a sectores estratégicos como la infraestructura o la oferta primaria de energía y a aquellos que tienen un horizonte de negocios de mayor plazo.
La inversión se dinamiza
La inversión exhibe una notable mejora en los últimos meses. Este impulso se explica en gran medida por las mayores adquisiciones de equipos durables con destino a la producción .
Las cantidades importadas de bienes de capital en el primer semestre de 2010 crecieron a un ritmo extraordinario en relación al mismo período del año anterior (+43% i.a. según nuestras estimaciones). Cabe señalar que la inversión en este tipo de productos es aún mayor si se descartan los teléfonos celulares que incluye el rubro, ya que estos apenas aumentaron.
Este desempeño permite aproximar la intensidad con la cual el sector productivo se volcó al recambio y ampliación de sus líneas en el contexto de recuperación. Incluso este volumen de compras en el exterior alcanza prácticamente el récord de 2008 (previo al estallido de la crisis).
En particular, las importaciones de piezas y accesorios para este tipo de bienes aumentaron a mayor ritmo (las cantidades acumuladas a junio presentan una variación de 51% i.a. en nuestros cálculos), igualando también el nivel de 2008.
Hasta el primer trimestre las adquisiciones de piezas y accesorios eran más dinámicas que los bienes de capital finales, indicando una mayor cautela para invertir. Pero en los últimos meses las compras en el extranjero de éstos últimos se aceleraron. Así, al cierre del semestre ambos componentes ya recuperaron el terreno perdido, apuntalando la capacidad de oferta futura de las firmas.
Parte de este desempeño se debe al rebote de la actividad en relación a la profunda recesión atravesada en 2009. La apreciación del tipo de cambio real bilateral ($/US$) también favorece la adquisición de bienes en el exterior ya que la paridad se encuentra sólo 27% por encima de lo valores de 2001.
Asimismo que la recuperación de la inversión también favorece las ventas internas. Según la CARMAHE la producción de bienes de capital en el primer semestre creció 12% i.a. impulsada por las compras del agro y la industria automotriz. Además, seguirían a un ritmo elevado según se desprende de las expectativas del sector.
En este sentido, la encuesta a empresas líderes que realiza SEL Consultores muestra que casi nueve de cada diez firmas arrancaron 2010 con perspectivas macroeconómicas más alentadoras (+13 p.p. respecto a octubre de 2009) y siete de cada diez con una mejora a nivel sectorial (+6 p.p. idem.).
Más aún, en el segundo trimestre las firmas declararon que el estado de sus negocios mejoró sustancialmente respecto a la medición de fines de 2009. Puntualmente, 70% de los encuestados exhiben una situación entre buena y muy buena que se plasma en un repunte del índice de inversión.
En cuanto a las perspectivas, se mantienen elevadas aunque el gasto de capital se está concentrando prioritariamente en el mantenimiento de la capacidad productiva existente.
Esta misma situación se experimenta a nivel específico de pymes. Según el Observatorio de la PyME, la expectativa para avanzar en una mejora de la inversión alcanzó a un tercio de las empresas de ese segmento, cuando un año atrás apenas superaba 10% del total.
En síntesis, la inversión se está recuperando rápidamente para dar lugar a una ampliación de la oferta. Si bien gran parte del gasto se destina a mantenimiento, las favorables expectativas alientan a profundizar la ampliación de las líneas de producción. Es deseable que el financiamiento acompañe activamente este impulso y no se adicione mayor incertidumbre.
Fuente:Ecolatina.
