La actividad económica cayó 3,8% en 2009

Si bien el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) elaborado por el INDEC, arroja un crecimiento de la actividad de 0,8% en 2009 nuestros guarismos difieren sustancialmente. Según nuestras estimaciones, la actividad cayó 3,8% en 2009. Esto significa que tras 6 años de fuerte crecimiento, el PBI efectivamente se contrajo. La cifra oficial implica que a pesar de la crisis financiera, el derrumbe del comercio internacional, la peor sequía de los últimos 40 años, la gripe A y el adelantamiento de las elecciones legislativas, la economía no cayó. La contracción del PBI fue intensa pero no prolongada. Se concentró entre el último trimestre de 2008 y el segundo de 2009, período en el cual acumuló una caída de 7% en términos desestacionalizados.

Una recesión parecida fue la de la crisis del Tequila en 1995. Ambas duraron tres trimestres, la caída de servicios fue inferior a la de bienes y la inversión se desplomó en magnitudes similares. No obstante, la merma en la actividad fue algo inferior en 1995 (2,8%).
 Como curiosidad, si el sector agropecuario se hubiese comportado de la misma manera que durante el Tequila, la intensidad de la contracción habría sido casi idéntica. Cabe recordar que en la actual crisis influyó la dura sequía que acentuó la caída de la producción de bienes por el desplome del agro.
 Las diferencias, obviamente, radican en los canales de transmisión. En 1995 el impacto fue financiero mientras que en 2009 mayormente comercial. Dado el elevado endeudamiento en los noventa, no sorprende que el consumo haya caído más que el PBI durante el Tequila, algo que no ocurrió el año pasado.
 Contar con una aproximación de las cuentas nacionales también nos permite ver cómo se comportó la Argentina en relación a los principales países vecinos.
 Tomando nuestras estimaciones de la evolución del PBI durante 2009 es posible concluir que sólo México –con un fuerte shock por la gripe A y muy afectado por los Estados Unidos- registró una recesión más pronunciada que la local.
 Pese a esta complejidad, contar con un indicador de las cuentas nacionales es vital para entender la evolución de la economía. De hecho, las cifras oficiales no pueden utilizarse como input para evaluar decisiones de política económica dados los sesgos que se generan en sus conclusiones.
 Por último, nuestras estimaciones permiten calcular la intensidad de la recuperación y estimar el arrastre estadístico para 2010. En los últimos dos trimestres se recuperó una parte significativa del desplome registrado entre fines de 2008 y mediados de 2009. Esto significa además, un importante arrastre estadístico –superior a 2%- que garantiza este piso de incremento del PBI para 2010.

¿Qué pasó con el PBI en 2009?
Según el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) elaborado por el INDEC, la actividad creció 0,8% en 2009. Esta cifra preliminar implica que a pesar de la crisis financiera, el derrumbe del comercio internacional, la gripe A, la peor sequía de los últimos 40 años y el adelantamiento de las elecciones legislativas, la economía no cayó.
Esta hubiese sido una noticia muy positiva pero lo cierto es que la Argentina no pudo evitar la recesión el año pasado. Como comentamos en otras oportunidades la distorsión de las estadísticas oficiales que comenzó con el Índice de Precios al Consumidor se extendió a otros indicadores: pobreza e indigencia, actividad sectorial, desempleo, ventas reales de supermercados y shoppings y Cuentas Nacionales.
Evidentemente, para hacer un correcto diagnóstico de la realidad económica es necesario contar con estadísticas fidedignas. Es por ello que no sólo elaboramos el IPC Ecolatina sino que también desarrollamos estimaciones de las Cuentas Nacionales (PBI, Consumo, Inversión, entre otras).
El desafío es mayúsculo, pues implica no sólo discernir qué indicadores oficiales no condicen con la realidad sino también sustituirlos por datos privados confiables, que repliquen el verdadero comportamiento de las variables en cuestión.
Un claro ejemplo, es el Estimador Mensual Industrial (EMI) del INDEC, cuya evolución no se condice con información privada. De hecho, la Unión Industrial Argentina (UIA) detectó una caída de 5,9% en la producción fabril en 2009, mientras que según el organismo oficial esta sólo se estancó.
A más de dos meses del cierre de 2009, y en base a diversos indicadores sectoriales, distintas fuentes de información (privada y pública) y estimaciones propias, logramos aproximarnos a una estimación realista de las cuentas nacionales.
Según esta, el PBI cayó 3,8% el año pasado, en contraposición con el incremento preliminar de 0,8% informado por el INDEC. Esto significa que tras 6 años de fuerte crecimiento la actividad efectivamente se contrajo.

Como se observa en el gráfico, la brecha entre las estimaciones oficiales y nuestro cálculo se amplió aún más respecto de 2008. Es más, por primera vez la distorsión de las estadísticas es tal que el signo de la variación es opuesto.
Vale destacar que si bien en 2009 la brecha entre la inflación real y la oficial se achicó, la divergencia en torno de las cifras de actividad se amplió. En efecto, la recesión que el INDEC no admite, fue uno de los principales factores que explica la desaceleración de la inflación real y por ende la menor brecha respecto de las cifras oficiales.
Más allá que maquillar las estadísticas no ayuda a resolver los problemas (actividad o inflación), una dificultad adicional que se genera es que las cifras oficiales -por su sesgo- no pueden utilizarse como input para el análisis de la coyuntura y menos aún para tomar decisiones de política económica.

La recesión en perspectiva
A partir de nuestras estimaciones podemos caracterizar y comparar el período recesivo que culminó a mediados del año pasado.
En primer lugar, cabe destacar que la recesión fue intensa pero no prolongada. Según nuestros cálculos el PBI se contrajo tres trimestres consecutivos (IV 2008 al II 2009) acumulando una caída –desestacionalizada – de 7%.
Una contracción similar en magnitud y duración ocurrió en nuestro país durante la crisis del Tequila. En ese momento la actividad acumuló una caída de 5,6% también en tres trimestres (I 1995 al III 1995). Otro rasgo compartido fue el freno en el contexto internacional y que la producción de bienes se resintió más que los servicios (que dependen del mercado interno).
A diferencia de 1995, el año pasado la economía argentina experimentó una de las peores sequías de su historia que redujo drásticamente la producción agropecuaria, hundiendo aún más la producción de bienes (cayó 7% i.a.). En cambio, durante la crisis del Tequila el agro creció 5,7%, lo que redujo el descenso de la producción de bienes a sólo 3,9% i.a.
Casualidad o no, si el año pasado el sector agropecuario hubiese crecido como en 1995, la producción de bienes hubiese caído en línea con lo sucedido durante la crisis del Tequila. Dado que la performance de servicios fue similar en ambas recesiones, sin la sequía la contracción de la actividad (intensidad) hubiese sido casi idéntica.
Por el lado de la demanda, la caída de la inversión fue similar en ambas crisis (en torno de 13%) pero en 1995 se observó que el consumo cayó más que el PBI. Esto no ocurrió el año pasado pero sí se registró una fuerte caída en las cantidades exportadas e importadas.
Este comportamiento responde a las debilidades y fortalezas de cada período. En la crisis del Tequila, el mecanismo de transmisión que más afectó a la economía local fue el financiero pues frenó la expansión de los préstamos que apuntalaban al consumo.
En cambio, la crisis financiera sub-Prime golpeó a la Argentina principalmente por el canal comercial. El desplome del intercambio mundial junto con la sequía derrumbó las exportaciones, lo que motivo mayores restricciones el ingreso de productos importados.
Comparando la performance del país durante la crisis respecto de nuestros vecinos puede verse que si tomamos las cifras del INDEC, la Argentina integra el selecto grupo de países que crecieron en 2009.
Ahora bien, las conclusiones difieren sustancialmente según nuestras estimaciones. De hecho, de ubicarnos entre los países de mejor performance pasamos a estar por debajo de la mayoría, salvo México que se vio muy perjudicado por la gripe “A” y por el desplome de la demanda de EEUU, su principal socio comercial.

Por último, nuestras estimaciones permiten calcular la intensidad de la incipiente recuperación y estimar el arrastre estadístico para 2010.
En los últimos dos trimestres se recuperó una parte significativa del desplome registrado entre fines de 2008 y mediados de 2009. Esto significa además, un importante arrastre estadístico –superior a 2%- que garantiza este piso de incremento del PBI para 2010.
Sin embargo, a futuro el dinamismo de la actividad dependerá de los factores que afecten la coyuntura. En este sentido, la aceleración conjunta de la fuga de capitales y la inflación observada en los primeros meses del año, refuerzan nuestra visión sobre un crecimiento por debajo del potencial. (Ver ISE Nº 756)

Fuente:Ecolatina

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