Recrudece la conflictividad laboral

La recuperación de la actividad ha frenado el deterioro del mercado laboral. Pero, si bien el ritmo suspensiones y pérdida de puestos de trabajo se redujo, los niveles de conflictividad laboral se han disparado. En septiembre los trabajadores suspendidos alcanzaron el mínimo nivel en los últimos doce meses (13.250) al igual que los despidos (5.160). A pesar de ello, en el tercer trimestre del año más de 3 millones de trabajadores realizaron huelgas. También se observaron indicios de mayor conflictividad social: en los primeros nueves meses del año se registraron la mayor cantidad de cortes de ruta desde 2002, con excepción de 2008 en el que tuvo lugar el conflicto agropecuario.

El deterioro económico acumulado (mayor desempleo, menor creación de empleo, inflación elevada) y las fricciones entre las organizaciones gremiales en un clima social más denso, delinean un conflictivo panorama laboral.
En el incremento de los conflictos laborales han incidido factores políticos y socioeconómicos.
Entre los primeros se destaca una mayor competencia por la representación sindical y la ausencia de una pauta única de incremento salarial, donde la disparidad entre las pretensiones resulta agravada por la falta de parámetros certeros de inflación y desempleo.
Entre los segundos, se debe considerar que el poder adquisitivo del sector registrado creció sólo 0,5% i.a. en los primeros 8 meses del año, luego de una caída de 4,9% en promedio durante 2008
La evolución de la economía definirá, en parte, la performance del mercado laboral y el nivel de conflictividad en 2010. Un papel relevante, además, tendrán las pujas sindicales y el alineamiento de los gremios al Gobierno Nacional.
Si bien el clima de crisis se habrá relajado, los trabajadores deberán conseguir elevados incrementos salariales para recomponer su poder de compra en 2010: la suba de precios alcanzó un piso en septiembre y se espera una aceleración.
Al realizar un análisis histórico se verifica que a mayores incrementos de precios mayores problemas gremiales. En este sentido, la mayor inflación esperada para 2010 complica las relaciones laborales.
El problema es que tanto el sector público como el privado tienen menores excedentes para responder a las demandas salariales. El sector empresario buscará recomponer parte de las pérdidas sufridas durante 2009 acotando la suba de sus costos.
Se espera una profundización de los conflictos laborales el año próximo, asociada principalmente a los reclamos por mejoras salariales. Ello en un contexto de inflación en alza, deterioro de las cuentas fiscales, recomposición de los márgenes empresariales y pujas por la representación sindical.

En el tercer trimestre se disparó la conflictividad laboral

La gradual recuperación de la actividad económica a partir del tercer trimestre ha frenado el deterioro del mercado laboral. En efecto, el ritmo de las suspensiones y la pérdida de puestos de trabajo se redujo notablemente en relación a los meses anteriores, no obstante, los niveles de conflictividad laboral se han disparado.
En el cuarto trimestre del año pasado se observaron los efectos de la crisis en el mercado laboral, cuando la fuerte contracción de la demanda derivó en 139.129 trabajadores suspendidos -máximo nivel desde mediados de 1999-.
Las suspensiones, se extendieron al primer trimestre de 2009 pero luego comenzaron a traducirse en despidos. De hecho la destrucción de puestos de trabajo alcanzó en el segundo trimestre su máximo en el año (118.800 trabajadores), nivel que no se observaba desde fines de 2002.
En el tercer trimestre tanto las suspensiones como los despidos se morigeraron gracias a la estabilización de la economía. Más aún, en septiembre los trabajadores suspendidos alcanzaron el mínimo nivel en los últimos doce meses (13.250) al igual que los despidos (5.160).
A pesar de este escenario, los conflictos laborales no sólo se incrementaron sino que se agudizaron. Según Tendencias Económicas, en el tercer trimestre del año más de 3 millones de trabajadores realizaron huelgas. Más aún, en el agosto alcanzaron el máximo del año al totalizar más de 1,7 millones de empleados.

Los trabajadores del sector público explicaron 60% de las huelgas realizadas en el último trimestre. Es más, entre los empleados de la Administración Publica, Salud Pública, docentes y afiliados de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) se contabiliza 78% de las huelgas de agosto y 64% de las de septiembre.
Vale destacar, que también se observan indicios de mayor conflictividad social. Según un relevamiento de Nueva Mayoría, en los primeros nueves meses del año se registró la mayor cantidad de cortes de ruta desde 2002 (2.050), con excepción de 2008 en el que tuvo lugar el conflicto agropecuario.
En suma, si bien el deterioro en el mercado laboral comienza a frenarse, la tolerancia a los problemas vinculados no es la misma que en los primeros meses del año. El deterioro económico acumulado (mayor desempleo, menor creación de empleo, inflación elevada) y las fricciones dentro y fuera de las organizaciones gremiales en un clima social más denso, delinean un conflictivo panorama laboral.

Las elecciones anticipadas desdoblaron las negociaciones salariales
Los conflictos laborales se han exacerbado fuertemente en el tercer trimestre del año. En esta performance han incidido factores políticos y socioeconómicos surgidos tras las elecciones legislativas. Entre los primeros se destaca una mayor competencia por la representación sindical.
A esto se suma que, a diferencia de los tres años anteriores, no se ha establecido una pauta única de incremento salarial para el año. Esto resulta lógico en un contexto donde la dinámica de los sectores ha sido disímil. De todas formas, la disparidad entre las pretensiones resulta agravada por la falta de parámetros certeros de inflación y desempleo.
Para peor, el adelantamiento de las elecciones legislativas desdobló las negociaciones salariales: previo al 28 de junio la mayoría de los gremios lograron incrementos de suma fija no remunerativos, mientras que las subas porcentuales de salarios se postergaron para después de los comicios.
En este contexto, la reapertura de las paritarias ha disparado los reclamos salariales. A pesar de la desaceleración de la inflación, el poder adquisitivo del sector registrado creció sólo 0,5% i.a. en los primeros 8 meses del año y viene de un 2008 muy desfavorable. Si se descuentan la suba de los aportes previsionales el salario real cayó en promedio 4,9% i.a. el año pasado.
Además los ajustes propios de un período recesivo, entre los que se enumeran las suspensiones, los despidos, la no renovación de contratos de personal temporario y la reducción de beneficios, multiplicaron los conflictos asociados a la crisis.
Los reclamos asociados a estas causas explicaron un tercio de los conflictos laborales en el primer semestre del año, cuando en el mismo período de 2008 sólo alcanzaban al 18%. Estos problemas, se habrían moderado en el tercer trimestre gracias a la recuperación de ciertas actividades productivas.

La inflación vuelve a ser el foco de los conflictos

La evolución de la economía definirá, en parte, la performance del mercado laboral y el nivel de conflictividad en 2010. Un papel relevante, además, tendrán las pujas sindicales y el alineamiento de los gremios al Gobierno Nacional.
Para 2010 se prevé que la actividad crezca en torno de 3%, pero la recuperación del empleo tardará en materializarse.
En primer lugar, un tercio de este crecimiento será explicado por la mejor cosecha. El problema es que el derrame del agro sobre el empleo es menor respecto a otros sectores.
Además, si bien se destruyeron puestos de trabajo, las firmas priorizaron tomar medidas menos drásticas –suspensiones, reducción de horas extra, adelantamiento de vacaciones- y conservar el capital humano. En este sentido, la recuperación económica implicará una normalización de las condiciones laborales, más que el repunte de la demanda laboral.
Si bien el clima de crisis se habrá relajado, los trabajadores deberán conseguir elevados incrementos salariales para recomponer su poder de compra en 2010. De hecho, la suba de precios alcanzó un piso en septiembre (14% i.a.) y se espera una aceleración por la recuperación de la demanda interna, la suba de los precios internacionales, el aumento de las tarifas y la inflación inercial, entre otros factores.
Al realizar un análisis histórico entre inflación y conflictividad laboral se destaca una relación positiva: a mayores incrementos de precios mayores problemas gremiales. En este sentido, la mayor inflación esperada para 2010 complica las relaciones laborales.

El problema es que tanto el sector público como el privado tienen menores excedentes para responder a las demandas salariales.
Por caso, el Estado Nacional y especialmente las provincias tendrán restricciones de caja el año próximo. Más aún, el incremento de remuneraciones del sector público previsto en el Presupuesto Nacional (+15,4% i.a. ), no alcanzaría a cubrir la suba de precios.
Asimismo, el sector empresario buscará recomponer parte de las pérdidas sufridas durante 2009 acotando la suba de sus costos.
En síntesis, se espera una profundización de los conflictos laborales el año próximo, asociada principalmente a los reclamos por mejoras salariales. Ello en un contexto de inflación en alza, deterioro de las cuentas fiscales, recomposición de los márgenes empresariales y pujas por la representación sindical.

Fuente:Ecolatina gerencia de economía y finanzas

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