Descendiente de una ristra de Amadises contrabandistas, vive nuestra púber protagonista, en casa de su abuela en un Mundo desértico y ventoso, cumpliéndole los mandados. Convivían, poseídas ambas con el talento de poder- por momentos -hablar y desenvolverse dormidas. Así las cosas, arropaba la niña a su abuela dormida, una noche de desenfrenado viento, escuchando cada uno de sus reclamos y recomendaciones cuando, habiendo cumplido sus quehaceres, candelabros en mano, también ella pone proa a su cama. Esos candelabros y el viento de la desgracia, prohíjan el necesario incendio de la locación y pone en marcha el nudo argumental de la novela, que no es otro que: la satrapía con que la abuela, le endilga y luego, hace pagar a la Cándida Eréndira, las pérdidas sufridas en tal evento. Y lo hace, de modo que su perjuicio, sea resarcido mediante la interminable prostitución de su nieta. A las cuentas originales de esas pérdidas materiales, deambulando entre peces voladores; indios; Conventos; soldados y alcaldes que la apañan y los: “Sí abuela”, de la nieta, la abuela, va sumando otros costos, que se cargan al pasivo filial de la sometida adolescente. Capítulo tras capítulo de nuevos gastos, la desalmada, suma montos a la deuda impagable, por la que la dócil y hermosa Cándida, ve alejarse toda salida de este destino esclavo y de la cadena que la ataba a la cama donde éste se cumplía, en una constante de explotación de la pobre. Y fue así, hasta que un Ulises mitológico de la saga, la lanzara a su desaparición literaria entre los párrafos del colombiano, cumpliendo lo que, para los pueblos, sería el rol del patriota libertador.
Como no voy a quitarles la dicha de leer el original del texto, ni su arrebato final, termina aquí la reseña sobre aquellas vicisitudes americanas, que aprovecho como metáfora para, al llevarlas a la luz, poder penetrar las desdichas propias, las de nuestra Patria, niña también. Nuestra querida Patria que, a pesar de su lozanía económica, no puede dejar atrás- como la Eréndira -el pasivo de una Deuda Pública que sumada a los intereses que se devengan y capitalizan, se retroalimenta desde la Dictadura y Martínez de Hoz y se proyecta en un tiempo inacabable. A la abuela, como al usurero y al corrupto que le paga, le conviene el negocio eterno. Y también como en el cuento, existen en nuestra realidad institucional, aquellos perversos corruptos, que desvían el esfuerzo de los argentinos y la renta que producen, hacia bolsillos usureros, ajenos y prostituyentes. Es el núcleo que conforma el actual sistema de dominación que, capítulo tras capítulo de las gestiones democráticas, crece- por este mecanismo -a favor de la Oligarquía Financiera Internacional y local, sin que podamos encontrar al patriota que nos ponga y conduzca en el camino de la Liberación, como lo fueron Artigas Rosas y Perón.
El sistema de la Deuda Pública Argentina, que incluye aquella contraída con acreedores extranjeros, es el mecanismo que modela nuestro indesarrollo, desde su instalación en 1976. Nuestros ignorantes gobernantes y los ignorantes tecnócratas- unos por un sueldo y los otros por las comisiones que reciben por cada crédito -han adoctrinado a nuestra gente que repite su letanía: ¡Tranquilos…no importa la deuda, si total no se paga nunca! Aquellos son quienes, con la lógica del usurero, no dicen que: la idea de no cobrarnos nunca la deuda, encierra el negocio de esquilmarnos con el pago de los intereses- año tras año, creciendo geométricamente -impiden a los gobiernos destinar estos recursos para la producción y el desarrollo. La misma idea que pergeño la desalmada abuela del cuento, para que la niña adolescente, le devuelva con su sacrificio, la riqueza perdida en el incendio que involuntariamente ocasionó y los gastos cotidianos del viaje: Prostituyéndola de por vida.
[9:24, 6/10/2021] Martin Torres: Los países acumulan esa deuda originalmente innecesaria que- llega un punto -no pueden pagar y se alimenta por nuevas deudas, a las que se suman luego, los intereses que tampoco se pueden pagar en su totalidad. Esta situación se da porque, estos recursos que saldan los intereses, son los que se sustraen al crecimiento y adelanto de esas sociedades y son reclamados por parte de los Pueblos. Frente a esta presión popular hacia la democracia, los gobiernos dependientes de los acreedores dueños de la deuda y de la capacidad de golpear los mercados, negocian y renegocian esos pagos en el tiempo, a cambio de que, parte de esos intereses, se transformen en nuevo capital de deuda. Esa máquina de alimentar a los usureros buitres es apenas, el primer objetivo de la presión. El segundo objetivo de la Deuda, es sacar a los países como el nuestro de la competencia comercial internacional, impidiendo la reindustrialización. Ellos viven día a día, año a año, de los intereses crecientes y los Pueblos, en la miseria, producto de la fuga de esa renta. En concepto de intereses y servicios de la deuda, se pagan: 3 veces el gasto en Educación y Ciencia y Tecnología; 4 el de Seguridad, otro tanto el de Jubilaciones y Seguridad Social que- además -en gran parte se autofinancian y que, en conjunto, sirven de ejemplo de lo dicho y son la esencia del “ajuste” que la política hipócrita niega. Claro que hay diferencias entre la partidocracia en sus modalidades y dimensiones del “ajuste”. Un Gobierno tardo una década en endeudarnos, lo que otro tardó tres años. No es lo mismo, pero, todos se endeudan y no tenemos recursos, ¡ni balas, ni aviones ni barcos para la seguridad y las Fuerzas Armadas, que es otro ejemplo del “ajuste” y en eso, se parecen todos!
Por eso, VOLVER A PERON es valorar lo que él nos enseñó con su ejemplo, no lo que nos dice la publicidad de hoy. Un Pueblo económicamente liberado, sin deuda, puede alcanzar una soberanía real y la justicia social que es su consecuencia. VOLVER A PERON es decir la verdad argentina, convocando a todo el Pueblo en su defensa y sostén. Sobre la base de que la Deuda no se puede pagar- ni hoy ni mañana -antes de terminar con la miseria, se debe blanquear que el país está en default como ya hizo el Presidente Rodríguez Saa sin que el país explote y suspender el pago de los intereses. Reencausar la negociación con todos los acreedores en esos términos y poner en marcha un Plan de Desarrollo Integral de la Nación, destinando todos esos recursos, al desarrollo de la potencialidad geo-económica del país, reformando acto seguido, la ecuación financiera interna con la derogación de la Ley de Entidades de la dictadura; la federalización y regionalización del Banco Central, que ponga la moneda al servicio de la economía de los argentinos y no de la especulación como hasta hoy.
C. Martín Torres
Diputado de la Nación (m.c.)
Ex Gobernador Fueguino
21 de septiembre de 2021
