En este sentido, resalta el avance de las exportaciones (+8% i.a.), producto de un salto de las cantidades (+20% i.a.) contrarrestado parcialmente por un deterioro de los precios (-10% i.a.). Al igual que en los meses precedentes, el incremento estuvo liderado por el sector agropecuario, dinamizado por baja base de comparación que estableció la sequía del año pasado más la cosecha récord de este año. A contramano, los envíos de productos de origen industrial retrocedieron otra vez en el mes, consecuencia del deterioro de la demanda brasileña y un mundo que se cierra cada vez más, no permitiéndonos colocar los excedentes que genera un mercado interno deprimido.
Por el lado importador, los resultados fueron más homogéneos: caídas en casi todos los frentes, consecuencia de una demanda local que se achica en comparación al año pasado y bienes en dólares que se encarecieron en términos relativos. Tal como podía esperarse, los mayores retrocesos se observan en los bienes finales (de consumo y vehículos livianos) y los bienes de capital, acompañando al desplome de la inversión.
Con estos números, el acumulado a los primeros siete meses del año pasó de un rojo de USD 5.600 millones en 2018 a un superávit de USD 6.500 millones en 2019. De la misma forma que en el dato mensual, la mejora obedeció fundamentalmente al desplome de las importaciones (-27% i.a., pasando de USD 41.000 millones a poco más de USD 31.000 millones) ya que las exportaciones crecieron tibiamente en los primeros siete meses de 2019 (+3% i.a., trepando de USD 35.500 millones en 2018 a USD 36.600 millones este año).
Por último, para lo que resta del año estimamos que seguiría esta racha positiva. Si antes de la reciente crisis cambiaria y financiera, con su correlato negativo en la actividad, estimábamos que el superávit podría rozar los dos dígitos al cierre del año, al momento descontamos que lo superará ampliamente. En este contexto, proyectamos un resultado positivo cercano a USD 12.500 millones, producto fundamentalmente de la contracción importadora (cercana al 20% i.a.), pero también por un avance exportador (+8% i.a.), algo no menor en este contexto global proteccionista y donde nuestro principal socio comercial sigue anémico. Más allá del resultado electoral, el año que viene presentará rasgos parecidos a 2019 en este frente, de modo que podemos hablar de que se encadenarán dos años de superávit, algo que no sucede desde 2013-2014 (y por un monto mucho mayor a entonces).