Este deterioro del saldo comercial en el séptimo mes del año, obedeció a dos dinámicas contrapuestas: un fuerte incremento de las importaciones (+48% i.a.) provenientes de Brasil y una reducción de las exportaciones de nuestro país al gigante de América (-5,3% i.a.).
Las importaciones desde Brasil aceleraron su incremento, superando los US$ 1.500 millones. Al igual que en junio, las compras a nuestro principal socio comercial llegaron a su máximo valor para un séptimo mes desde el año 2013.
En 2013 Argentina tuvo el mayor patentamiento de vehículos de la historia. En gran medida, esta ampliación del parque automotor estuvo compuesta por vehículos provenientes de Brasil. Este año, los niveles de patentamiento están cerca de los alcanzados cinco años atrás. Por caso, las importaciones de vehículos vienen repuntando con fuerza y en su gran mayoría provienen de nuestro principal socio comercial.
Por el contrario, nuestras exportaciones al vecino país retrocedieron 5,3% i.a. (siendo que en julio de 2016 ya habían caído 15,6% i.a.). Las ventas de productos argentinos a Brasil sumaron sólo US$ 714 millones (el valor más bajo desde julio de 2005).
Lo que más llama la atención es que este mes, las importaciones totales de Brasil avanzaron 6,1% i.a. mientras que nuestras ventas al país vecino cayeron 5,3% i.a. De esta manera, la participación argentina en las importaciones totales de Brasil fue del 5,7% en julio, retrocediendo 0,7 p.p. respecto al mismo mes del año pasado.
El alza en las importaciones totales de Brasil (luego de haber sufrido una leve contracción en junio de 1,4% i.a.), muestran que, los escándalos de corrupción que se dispararon, luego del audio del Presidente Temer trascendido en mayo, tuvieron un efecto negativo coyuntural. Sin embargo, rápidamente la demanda de bienes al resto del mundo volvió a tomar un sendero de crecimiento que había adoptado en los primeros 5 meses de 2017.
El flujo de comercio bilateral en el julio de 2017 fue levemente superior a US$ 2.200 millones. Esto implica un incremento de 25% respecto al mismo mes del año pasado.
El rojo acumulado con Brasil en los primeros siete meses del año no hace más que agrandarse, alcanzando US$ 4.510 millones. Esto resulta un 75% más alto al saldo registrado en los primeros siete meses de 2016.
Este resultado acumulado en la balanza comercial de bienes con Brasil responde lógicamente a dos dinámicas: las compras y ventas con el país vecino. Por un lado, las exportaciones crecieron “solamente” 6,7% i.a. en los primeros siete meses del año. Por el otro, las importaciones tuvieron un avance mucho más acelerado (+30% i.a. en los primeros siete meses del año). Lo cierto es que, las importaciones estuvieron, por segundo mes consecutivo, en valores records desde 2013. Esta dinámica estuvo en parte impulsada por las mayores compras a Brasil de productos terminados (por ejemplo, vehículos de pasajeros), pero también, por el aumento de compras de insumos y bienes intermedios. Con el repunte de la producción manufacturera a partir de mayo, el comercio intra-industrial se vio favorecido fuertemente. Como nuestro principal socio comercial, es también el principal oferente de insumos necesarios para la producción industrial las importaciones tienden a crecer cuando la actividad repunta.
Sin embargo, en julio el tipo de cambio real bilateral mejoró 7,7% respecto a junio pasado dándose una depreciación del peso respecto al real. Esta situación nos permitirá por un lado, ganar competitividad permitiendo un repunte de las exportaciones a Brasil. Por el otro, la depreciación del peso respecto al real encarecerá las compras a Brasil haciendo que en el margen se desacelere el ritmo de crecimiento.
