Rechazamos que la violencia sea la respuesta del Estado, frente a los trabajadores que intentan oponer resistencia a la quita de su fuente laboral.
Tenemos hoy un Gobierno que implementa políticas de ajuste, una dirigencia sindical cómplice, una Justicia que avala el cierre ilegal de la empresa y 600 familias desamparadas que resisten el desalojo contra los gases lacrimógenos y los palos.
No vamos a ser indiferentes al atropello sistemático de nuestros derechos.
Son estas operaciones, justamente, las que no podemos permitirle a la derecha que busca avanzar y avanzarnos con pequeñas y grandes acciones que van desde la flexibilización laboral hasta el resurgimiento de actitudes discriminatorias.
Los hechos de violencia como estos, nos indican que tenemos que frenar entre tod@s la violencia y el ajuste contra los trabajadores y trabajadoras.
Nuestra solidaridad y abrazo fraterno en esta lucha, que es la de tod@s.