La Legislatura de Tierra del Fuego busca flexibilizar la ley que prohíbe la salmonicultura intensiva en mar abierto. El modelo chileno vuelve a instalarse en el centro del debate después de que se prohibiera hace solo cuatro años. Las iniciativas para cambiar la normativa fueron presentadas tanto por FORJA, que responde al gobernador Gustavo Melella, como por La Libertad Avanza y Republicanos Unidos. La modificación, finalmente, va a tratarse en una sesión pautada para este miércoles 19.
La Ley 1355, que prohíbe la instalación de cualquier tipo de cultivo y producción de salmones en cautiverio en las aguas marinas y de lagos de la provincia, fue votada por unanimidad en 2021 y desde entonces es un ejemplo a nivel global. Sin embargo, funcionarios, legisladores provinciales y el gobierno nacional, intentarán (en las próximas horas) modificar la ley y avanzar con este proyecto extractivista, como pretenden las corporaciones saqueadoras.
Los sectores que se oponen a la salmonicultura en jaulas en el mar señalan que ese mecanismo amenaza no solamente al medioambiente sino a la salud y la economía de la provincia. En ese sentido, detallan que, entre las consecuencias, se encuentran la proliferación de algas nocivas, la introducción de especies exóticas, la alteración de los ecosistemas, la pérdida de fauna local y la generación de zonas “muertas”, como ya sucedió en Chile. A lo largo de los años, las empresas salmoneras se han visto envueltas en numerosos escándalos relacionados a los escapes, mortandades y uso indebido de antibióticos.
Lasalmonicultura señaló Martina Sasso “Es lo mismo que un feedlot de vacas pero en el mar. Colocan 500.000 salmones en redes flotantes gigantes y les administran un montón de antibióticos, generando un gran impacto ambiental que además es irreversible en el ecosistema marino”.
El gobernador Gustavo Melella, cumpliendo con las presiones del gobierno de Javier Milei, a través del Ministerio de Producción y Ambiente, a cargo de Karina Fernández, más la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura, responsabilidad de Diego Marzioni, impulsa un proyecto para habilitar las salmoneras y beneficiar a empresarios como Rubén Cherñajovsky y la familia Caputo.
Para lograr el objetivo, cuentan con el acompañamiento de los legisladores: Myriam Martínez (Forja), Juan Carlos Pino (PJ), Agustín Coto (LLA) y Gisela Dos Santos (Sumemos Tolhuin). Demostrando, una vez más, que para el Extractivismo no hay grieta.
El pueblo defiende su territorio y se moviliza con mucho compromiso. Levantando bien alto consignas como: “NO a las Salmoneras”. “La 1355, el mar, la tierra, la comunidad, se defienden”.
Estas son las 10 consecuencias principales de la industria del salmón:
- Contamina las aguas por la constante incorporación de nutrientes.
- El elevado uso de antibióticos puede originar serias perturbaciones en todo el ecosistema, incluso afectar a cetáceos como los delfines
- Favorece las condiciones ideales para el desarrollo de marea roja.
- Afecta la biodiversidad local y la pesca artesanal (se estima que para producir 1 kilo de alimento para salmones se necesitan 3 kilos de otros peces).
- Excede la capacidad de carga del ecosistema (hay un máximo número de individuos que cada especie puede sostener sin disminuir los recursos naturales) lo cual genera crisis como la anemia infecciosa del salmón (ISA) o masivas mortandades.
- La utilización de químicos para tratar el piojo del salmón y el uso de colorantes.
- Devasta los fondos marinos (la contaminación incluye desde antibióticos y alimentos, hasta heces, redes, fierros y restos de plásticos).
- Los escapes de salmones amenazan la biodiversidad nativa.
- La interacción con otras especies que están alrededor de las jaulas (por ejemplo, lobos marinos) provoca incluso su muerte.
- Contamina los ecosistemas de ríos y lagos donde se crían los salmones juveniles (salmones en su etapa de ¨larva¨) que luego son transportados hacia áreas marinas.
Fuente:Izquiera diario

