Las 14 millones de tarjetas de crédito en circulación empiezan a vencer y millones de hogares enfrentan una decisión brutal: pagar el total, refinanciar a tasas impúdicas o caer en mora. Con tasas nominales anuales que rondan el 85% para quienes abonan sólo el mínimo e intereses punitorios que superan el 100% para los que entran en mora, la situación configura un riesgo social que puede profundizarse.
Supertasas y decisión familiar
La mayoría de los bancos emisores ubica los vencimientos hasta el día 10 de cada mes, aunque algunos extienden plazos hasta la tercera semana. Ese calendario, combinado con costos financieros exorbitantes, obliga a los tarjetahabientes a evaluar si refinanciar deudas a una tasa que estrangula el bolsillo. En ese contexto, el Banco Provincia figura como el único que publicó sus cifras: 75,48% TNAV, 107,93% TEM y CFTNAV 6,29%, según el material provisto.
El impacto en el consumo es inmediato: el 58% de las deudas con tarjeta ya se destina a la compra de alimentos. Es decir: la tarjeta dejó de ser un recurso para emergencias y se convirtió —para muchos— en la cuenta corriente para comer.
Mora en alza y “deuda circular”
Los datos del Banco Central consignados en el material muestran un salto en la mora: las líneas de crédito vinculadas al consumo registran una mora del 4,9%. En un año, el incumplimiento en tarjetas se duplicó, del 1,9% al 3,8%, y los préstamos personales pasaron del 4,1% al 5,6%. En marzo, la mora en tarjetas alcanzó un récord del 4,2%.
Según el Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas (IETSE), en mayo la mayor parte del endeudamiento (30,5%) correspondía a tarjetas de crédito, seguidas por deudas con servicios privados (billeteras), bancos y prestamistas. La consultora EcoGo aporta otro dato inquietante: la mora en créditos otorgados por billeteras virtuales y servicios no bancarios afecta al 10,4%.

El fenómeno de la “deuda circular” —refinanciar para pagar refinanciaciones— es más frecuente. Casi el 56% de los hogares destina entre el 40% y el 60% o más de sus ingresos mensuales al pago de deudas, lo que revela la presión sobre el presupuesto: las obligaciones financieras representan casi el 19% del gasto familiar promedio.
Un problema estructural
El consumo per cápita apenas creció 1,2% en el último año, pero un 91% de los hogares tiene algún tipo de deuda, muchas de ellas contraídas en 2024. EcoGo calculó que el crédito a los hogares equivale al 5% del PBI, el doble del año anterior (2,3%). Estos números confirman que endeudarse dejó de ser una salida transitoria para transformarse en un problema estructural, potenciado por la devaluación y la inflación que erosionaron el poder adquisitivo.
En ese marco, algunas voces críticas del arco político subieron el tono. Ayer, el diputado Ricardo López Murphy calificó de “tasas intergalácticas” la política de tasas y acusó al gobierno de “emitir a lo loco” durante su exposición en la convención del IAEF.
Fuente GLP