Lo que el presidente Javier Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, intentaron vender como una “corrección ordenada”, terminó en una estampida de precios. La suba del dólar del 14% durante julio ya impacta de lleno en productos esenciales, en un contexto de caída del consumo y bolsillos planchados.
Las empresas de consumo masivo comenzaron a enviar a supermercados y comercios listas de precios con subas del 3 al 9 por ciento, con especial énfasis en alimentos, bebidas, artículos de limpieza, lácteos, aceites y productos de higiene. Así lo revelaron fuentes del sector, que confirmaron que desde la próxima semana habrá remarcaciones generalizadas.
“No podemos aguantar más sin mandar aumentos”, admitió un proveedor de primera línea, al recordar que tras la salida del cepo cambiario habían frenado las subas a pedido del propio Caputo.
Rebelión de precios en todas las marcas
Los aumentos tocan todos los rubros. Arcor subirá entre un 3 y 5%; Mondelez (Oreo, Milka, Tang, Beldent) aplicará aumentos de entre 7 y 9%; Unilever (Hellmann’s, Dove, Axe) ajustará sus productos un 8%; y Colgate, hasta un 7%. En limpieza y tocador, SC Johnson (Raid, Lysoform, OFF!) también enviará subas del 7%.
El gigante Softys (Elite, Babysec, Ladysoft) remarcará 7%, mientras que La Serenísima (Mastellone) subirá un 4% en toda su gama. Danone incrementará sus productos un 3,5%. Las aceiteras AGD y Cañuelas informaron ajustes del 5%.
A esto se suman subas en comercios barriales: cigarrillos, galletitas, panificados y harinas treparán hasta un 8%, justo cuando los consumidores empiezan a cobrar el sueldo y se incrementa el nivel de compras.
Más caro, con menos ventas
El ajuste llega en el peor momento: las ventas están por el piso y el poder adquisitivo sigue en caída. La consultora Scentia registró en junio una baja interanual del 0,8% en el consumo general y una caída del 2,4% en supermercados y comercios de cercanía. Lo grave es que esa comparación se hace contra un 2024 que ya había sido catastrófico: el consumo en supermercados se había desplomado un 12,3% interanual en junio del año pasado.
En ese contexto, las proyecciones de inflación privada para julio rondaban el 2%, pero con el salto del dólar ya se anticipa un piso mucho más alto para agosto. “Te remarcan ahora, y si el dólar baja, no vuelven atrás”, advirtió un comerciante.
Riesgo de doble golpe inflacionario
El tipo de cambio, que arrancó la semana en $1.300 y cerró en $1.375, se acerca peligrosamente al techo de $1.400 que estipula el acuerdo con el FMI, lo que obliga al Banco Central a vender dólares. El problema para el Gobierno es que podría enfrentar un doble golpe inflacionario: primero, por el pase a precios actual; segundo, por un nuevo salto si el dólar se sigue moviendo.
Mientras Milei y Caputo minimizan la situación, en las góndolas el escenario es otro: productos más caros, consumo en caída y un clima social cada vez más tenso.
Fuente: GLP
