El impacto del modelo económico implementado por el Gobierno de Javier Milei no es homogéneo en todo el territorio argentino. Las consecuencias del ajuste fiscal, la apertura comercial y el retroceso de sectores laborales intensivos como la construcción y la industria manufacturera se sienten con especial dureza en varias provincias del norte, del sur y de Cuyo, regiones con estructuras productivas vulnerables y bajo producto per cápita.
Tras un período de reactivación que duró hasta comienzos de este año, la economía mostró un abrupto freno en marzo: la actividad cayó un 1,8% mensual y un 0,4% interanual, según el INDEC. Los sectores más golpeados fueron la construcción (-19,1%), la industria (-16,8%) y el comercio (-7,3%). A diferencia del agro y la energía, que lideraron el repunte económico, estos rubros son los que más empleo generan y su caída se tradujo en una fuerte destrucción de puestos de trabajo.
Entre las provincias más afectadas se destacan San Juan, La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, Chaco, Formosa, Santa Cruz y Tierra del Fuego. En la mayoría de estos distritos, la mayor pérdida de empleo se concentró en la construcción, consecuencia directa del freno a la obra pública. De hecho, cinco de estas ocho provincias están entre las que más peso le otorgan a este sector en su PBI, según datos de CEPAL.
En paralelo, otras actividades también sufrieron un fuerte retroceso. En Tierra del Fuego, la crisis de la industria electrónica -que perdió más de un 24% de su producción en dos años- amenaza el empleo en el principal motor económico de la provincia. En La Rioja y Santiago del Estero, la caída de la industria textil, empujada por el menor consumo interno y la liberalización de importaciones, impactó severamente. Este rubro representa casi la mitad del empleo industrial riojano.
El comercio también fue golpeado, especialmente en provincias como Chaco y Santiago del Estero, donde predomina la venta de materiales para la construcción y de indumentaria. A esto se suman recortes en servicios públicos esenciales: en San Juan y La Rioja hubo despidos en salud, educación y transporte, vinculados al achicamiento del Estado. En Santa Cruz, la pesca también se vio afectada por la caída de exportaciones marítimas.
Este patrón regresivo profundiza la desigualdad regional: mientras las provincias más pobres, con estructuras económicas dependientes del empleo público o sectores en retroceso, sufren las consecuencias del ajuste, otras con mayor desarrollo agroindustrial o energético -como Córdoba, Santa Fe o Neuquén- logran sortear mejor la crisis o incluso salir beneficiadas.
La reconfiguración económica en curso, marcada por la liberalización de mercados y la retracción del Estado, redefine el mapa productivo del país y deja a varias provincias frente a un escenario de incertidumbre, con poco margen de maniobra para amortiguar los efectos sociales del ajuste.
Fuente:memo.com