Este miércoles desde las 13, distintas ciudades del país fueron escenario de una jornada de protesta encabezada por científicos, investigadores, docentes y estudiantes universitarios en rechazo a los profundos recortes presupuestarios impulsados por el Gobierno nacional. El epicentro de la movilización será en la sede del Polo Científico Tecnológico de la Ciudad de Buenos Aires, ubicada en Godoy Cruz y Guatemala, donde anteriormente funcionaba el Ministerio de Ciencia y Tecnología.
La convocatoria se dió en un contexto de creciente preocupación por la continuidad de proyectos clave, la fuga de cerebros y el desmantelamiento de estructuras estratégicas para el desarrollo nacional.
Un ajuste sin precedentes en ciencia, tecnología y educación
Desde fines de 2023, el presupuesto destinado a las universidades públicas se redujo en un 57%, mientras que los fondos asignados a organismos científicos como CONICET, CONAE, INTA, INTI, CNEA, el Servicio Meteorológico Nacional y la Agencia I+D+i cayeron un 48%. La situación amenaza con paralizar líneas de investigación, cerrar laboratorios y frenar avances tecnológicos que posicionaban a la Argentina como referente regional.
“Están acabando con una industria estratégica que genera divisas y oportunidades. Una industria sin chimeneas”, advirtió Martínez, uno de los divulgadores convocantes a la protesta. Según explicó, el reclamo dejó de ser únicamente salarial para transformarse en una defensa de la soberanía científica.
El impacto del ajuste: menos ciencia, menos futuro
Martínez destacó que el sistema científico argentino no solo es rentable, sino que produce bienes exportables de alto valor agregado, como satélites, radares, vacunas y reactores nucleares. Puso como ejemplo a ARSAT, la empresa estatal que brinda conectividad en todo el continente, y cuestionó si su desmantelamiento tiene vínculo con el desembarco de Elon Musk a través de Starlink: “¿Lo rompieron para darle el negocio a él?”.
Australia y Países Bajos también fueron mencionados como países que adquirieron reactores nucleares fabricados en Argentina por INVAP, en una clara muestra del potencial del sector.
Por su parte, Caruso, otro de los referentes de la comunidad científica, subrayó el daño intergeneracional que provocan estos recortes. “La matrícula universitaria bajó un 30%. Hay un desaliento total entre los jóvenes”, denunciDe reclamo salarial a defensa de la soberanía tecnológica
“El ajuste no solo amenaza nuestras condiciones laborales, sino el futuro del país. Lo que comenzó siendo una lucha gremial, se convirtió en un reclamo político por la soberanía científica”, reflexionó Martínez. En ese marco, cientos de investigadores y docentes se movilizarán para visibilizar una crisis que, según afirman, pone en riesgo el modelo de desarrollo nacional.
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