El panorama para la producción en las distintas automotrices
El presidente de Toyota, Gustavo Salinas, reconoció días atrás que habían llegado a fin de año sin saber si al regreso del receso estival iban a poder volver a producir por este motivo.
Si bien esta terminal pudo hacerlo, para la vuelta del receso estival se agravaron los problemas. General Motors, Volkswagen, Nissan y Renault anunciaron que no retornarían a la producción porque tenían problemas por el abastecimiento de piezas, tanto las terminales como sus proveedores locales que fabrican autopartes.
Al asumir, el Gobierno de Javier Milei implementó un bono (Bopreal) para ir cancelando la deuda con el exterior en un plazo de cuatro años. Paralelamente, estableció un nuevo sistema importador, que liberó las restricciones, más un esquema de pago para las nuevas importaciones que se está cumpliendo.
“Por suerte, ahora la situación se normalizó y estamos pudiendo importar”, agregó Salinas.
Toyota –el principal fabricante argentino del sector- fue una de las automotrices que se sumó al Bopreal por un monto importante de la deuda que tiene en el exterior. Más allá de la decisión de Volkswagen, la situación es complicada en las otras terminales.
La planta de Córdoba de Renault –donde también se produce la pickup Nissan– retornó a producir en los últimos días muy condicionada por el problema de la deuda de los proveedores. Está trabajando de forma irregular por dificultades de proveedores locales por los pagos al exterior y faltantes de algunas materias primas.
General Motors volverá a la actividad a partir de marzo, después de dos meses de parada, aunque no está informado el ritmo de fabricación que mantendrá a partir de entonces.
Volkswagen tenía previsto retornar en un solo turno de producción, en lugar de los dos con los que terminaron el año, y de forma rotativa para el personal. Mientras un turno trabaja, el otro quedaría suspendido y, supuestamente a los 15 días, se invertiría la situación.
Estos casos siguen afectados por el problema de la deuda en el exterior ya que los proveedores internacionales, en muchos casos, se niegan a reiniciar los envíos por la falta de pago.
“El problema más serio sigue siendo la deuda con el exterior que quedó del Gobierno anterior. Se fueron solucionando algunos problemas, por intervención directa de las terminales con sus autopartistas, pero quedan casos delicados que hacen que la actividad no esté normalizada”, explicó a Ámbito un directivo de una automotriz.