Con una mueca, mientras el Presidente argentino daba el último discurso oficial de su mandato, muchos de los asistentes en la ONU parecían refregarse los ojos. Alberto Fernández decía con énfasis que la economía está creciendo y que en términos relativos la inflación argentina creció menos que la de los vecinos, y eso sucedía minutos después de que el propio Indec confirmó una contundente caída en el PIB y una inflación mayorista de agosto superlativa, que dejará para septiembre una complicación con horizonte todavía desconocido.
Ayer, todas las variables del mercado financiero local dieron mal. Subió el dólar, bajaron los bonos, subió el riesgo país, cedió y se secó la Bolsa y los ADR argentinos bajaron en bloque en Nueva York, pero lo que más inquietud causó entre analistas y operadores surgió del Indec: los precios mayoristas saltaron 18,7% en agosto y la construcción se elevó 14,7%; mientras que en lo que va de este año los mayoristas suben 87,2% y la construcción 80,6%. Y, al mismo tiempo, Marco Lavagna confirmó lo que todo el mundo ve: el PBI argentino cayó 4,9% anual en el segundo trimestre contra igual período de 2022 y se redujo 2,8% respecto del dato del primer trimestre de este año.
Escenario complejo
Esta verdadera hecatombe económica, con el economista Miguel Kiguel (de EconViews) advirtiendo que se está creando el terreno para un «Rodrigacito» (en alusión al Rodrigazo de 1975, que hizo explotar la economía del Gobierno peronista de ese momento), enfrenta en este momento una sucesión de medidas de Sergio Massa, «manotazos de ahogado, tirando los últimos platos de la estantería», según la economista Marina Dal Poggetto de EcoGo, que arrojarán una montaña de $ 3 billones, inventados, emisión pura, que según el economista de JxC Luciano Laspina nos coloca en un altísimo riesgo de hiperinflación.
El dólar en Argentina
Con ese marco, se sigue acrecentando la cantidad de ahorristas e inversores que siguen dolarizándose, por lo que ayer el dólar blue subió otros $2, hasta $740, al tiempo que el Central vendía bonos a dos manos para anclar el dólar MEP, que bajó $1,23 hasta $680,08, pero el dólar fuga pegó un nuevo salto de $4,54, hasta $739,59. Por lo que la brecha entre el oficial y el blue fue del 101% y la del CCL con el mayorista subió al 111%.
Este tema es ciertamente grave, porque si se confirman que ambos meses tuvieron inflaciones de esa magnitud, la devaluación inmediatamente posterior a las PASO habrá quedado rápidamente neutralizada, por lo que se le está provocando un importante daño al comercio exterior, complicándoles la vida a los exportadores y haciendo que lo que traen los importadores se abarate cada vez más. De ahí que varios comentaristas advirtieron, solo por dar como botón de muestra, que en los supermercados hay escasez de fideos nacionales, pero que en los supermercados fideos italianos.
Sin que ninguno de los candidatos con chances a llegar a la Casa Rosada el próximo 10 de diciembre diga de qué modo va a arreglar la deuda en Leliq por $ 20,5 billones que el BCRA mantiene con los bancos. Y sin que se diga de qué modo se pagará la enorme deuda del Tesoro, o peor la deuda enorme que hay con los importadores, los títulos argentinos volvieron a tener ayer otra rueda lejos de lo que sería un trade electoral.
Bajaron los bonos
Con más negocios, por intervención estatal, los bonos argentinos bajaron ayer 0,6% y el riesgo país subió 24 unidades hasta 2.194 puntos básicos, el mayor nivel de los últimos tres meses. Y los papeles privados argentinos también tuvieron un día para el olvido: con $9.196 millones operados en acciones y $13.340 millones en cedears, la Bolsa de Buenos Aires bajó 1,5%. Y los ADR argentinos que cotizan en Nueva York anotaron una suba del 1% para Telecom, pero luego una baja en bloque del 1% al 4% para Macro, Galicia, Supervielle, Francés, Mercado Libre, TGS, Cresud, Edenor, Pampa E, Central Puerto, IRSA y Loma Negra.
Claramente, los papeles que sufrieron pérdidas de valor más importantes fueron los bancos. Sucede que empieza a crecer la inquietud porque no aparece ninguna solución para la deuda monumental que acumula el BCRA, y si se llegan a pagar todos los bonos en pesos, ajustados en su mayor parte de manera DUAL (CER o tipo de cambio), es altamente probable que los tenedores quieran abandonar el peso, por temor a experiencias que se vivieron en el pasado y que es mejor ni nombrar.