En ese escenario, desde Claves destacaron que el “sector de financiamiento al consumo viene mostrando un deterioro en los últimos años, a partir de la debilidad que registró la demanda interna con la crisis económica de 2018 y 2019, y la emergencia sanitaria”. “Además, en el año 2022 se observó un fuerte crecimiento del financiamiento de las entidades al Banco Central y al Tesoro Nacional, desplazando en parte al crédito al sector privado. Por su parte, las crecientes regulaciones de las tasas activas también les restan incentivo a las entidades oferentes”, subrayó.
“En el último año y el comienzo del año 2023 se mantuvo esta dinámica de deterioro. En efecto, en 2022 los préstamos destinados al consumo mostraron una merma de 8,3% en términos reales en relación con el 2021 (vs -3,1% créditos totales), afectado tanto por la dinámica de los créditos personales y de tarjeta de crédito, que se redujeron un 5,3% y 9,9%, respectivamente. A su vez, al comparar el primer bimestre de 2023 con diciembre de 2022, se acumuló una merma de 2,9% en términos reales (vs 2,8% créditos totales), debido tanto a los créditos personales como de tarjeta de crédito (-3,7% y – 2,4%, respectivamente)”, explicó el estudio.
“Esta dinámica de deterioro de los préstamos del sistema financiero y, particularmente de los créditos al consumo, se debió a diversos factores. En primer lugar, a la debilidad que registró el nivel de actividad en los últimos años. En efecto, el consumo privado registró una merma de 1,4% entre 2018 y 2022 (de acuerdo a nuestras estimaciones), afectado por las crecientes presiones inflacionarias y, el consecuentemente, deterioro del poder de compra de los consumidores que restaron el dinamismo de la demanda interna”, explicó el estudio.
También incidió negativamente las mayores colocaciones que hacen los bancos en letras de corto plazo del sector público (BCRA, Tesoro), “buscando aprovechar la suba de la tasa de interés en un contexto de inestabilidad cambiaria”.
Tarjetas de crédito, con caída en marzo
Según el informe elaborado por la consultora First Capital Group, en marzo las operaciones con tarjetas de crédito en pesos registraron un crecimiento del 5,2% nominal respecto del cierre de febrero: una cifra que se ubicó muy por debajo de la inflación esperada para ese periodo (rondaría el 7%). El crecimiento interanual, en tanto, llegó al 81,8%, también por debajo de los niveles de inflación, lo que representó una baja en términos reales.
“A pesar del incremento de los precios de los bienes que se adquieren con tarjeta de crédito, observamos que los saldos financiados no crecen en el mismo ritmo. Pensamos que varios factores influyen para que se de este fenómeno: una menor oferta de cuotas por parte de las Entidades Financieras debido al alza del costo de los fondos para las mismas, una autolimitación por parte de los consumidores a comprar en cuotas debido a los mayores costos por financiamiento, un parque de tarjetahabientes que tiende a achicarse por el incremento del riesgo crediticio y por último, pero no menos importante, límites de crédito que no crecen con la frecuencia y en el importe necesario para absorber los mayores gastos”, explicó Guillermo Barbero, socio de First.
Fuente Ámbito