Empleo público, Tierra del Fuego ocupa el primer puesto, aumentó 11% en el segundo semestre de 2022.

Tierra del Fuego 20/03/2023.-El economista Barraud señala que “ninguna provincia podría costear todo su gasto en personal con los recursos tributarios propios: el promedio de las jurisdicciones sólo llega a cubrir 45%, y 15 están por debajo de este promedio”. CABA, con 65 empleados cada 1000 habitantes, es la única que, con sus ingresos, cubre el 199% de su personal. Sin embargo en nuestra provincia el aumento de empleados públicos es llamativo y la pone en primer lugar lo que implica implica un alto gasto publico.

Además de la informalidad, el empleo público considerado en sus tres niveles gana peso en muchas provincias. De hecho, en la mitad supera al privado formal. En general, indica el Ieral, son distritos con baja densidad poblacional y que, por ese motivo, reciben altos niveles de transferencias nacionales por habitante.

“Los gobiernos locales suelen privilegiar el empleo público como destino de esos recursos –apunta Capello–, lo que termina por desmotivar el empleo productivo. Una suerte de ‘enfermedad holandesa’ provocada por el sistema de coparticipación en la Argentina”.

En la misma línea va un reporte del Instituto de Investigaciones Económicas de la Bolsa de Comercio de Córdoba, dirigido por Ariel Barraud. En promedio, en la última década, las transferencias totales por habitante de la Nación a las provincias cayeron 4,4%, mientras que el nivel de empleo público cada 1000 habitantes aumentó 11%.

Mientras mayor es el nivel de transferencias per cápita recibidas por las jurisdicciones, mayor es el nivel de empleo público. Tierra del Fuego ocupa el primer puesto y en ese mismo grupo están Catamarca, La Rioja, Santa Cruz, La Pampa y Jujuy, todas por encima del promedio en ambos indicadores.

Otro indicador es el de la dependencia de las provincias de los ingresos girados por Nación (qué porcentaje de sus ingresos representan esas transferencias). La fotografía se repite: La Rioja, Catamarca, Jujuy, Río Negro y Tierra del Fuego integran el segmento de jurisdicciones en las que los giros nacionales tienen más peso y, a la vez, tienen más agentes estatales cada 1000 habitantes. En el otro extremo están la Ciudad de Buenos aires, la provincia de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Mendoza y Misiones.

Barraud señala que “ninguna provincia podría costear todo su gasto en personal con los recursos tributarios propios: el promedio de las jurisdicciones sólo llega a cubrir 45%, y 15 están por debajo de este promedio”. CABA, con 65 empleados cada 1000 habitantes, es la única que, con sus ingresos, cubre el 199% de su personal.

Una foto más realista

Guido Lorenzo, economista de la consultora LCG, ratifica que el nivel de desempleo “no es el mejor indicador” para evaluar cómo está un distrito. “Tienen poca desocupación, pero no baja pobreza. Se revelan incongruencias”, dice, y vuelve sobre el punto de que en varias de las provincias con esas características está el Estado como “principal empleador, con salarios bajos”. Y añade: “No se puede ‘vender’ esa realidad como un logro, porque no lo es. Pobreza y desigualdad son los datos que darán la foto más realista”.

En todas las provincias hay sectores de los más diversos –desde la construcción hasta el comercio, pasando por fábricas de indumentaria– que aseguran no conseguir mano de obra. Lorenzo vincula ese reclamo con el hecho de que debería focalizarse más la capacitación que se ofrece a las demandas del mercado.

“Cada vez son más las políticas que invitan a formarse en programación, pero hay segmentos de la población que no pueden alcanzar directamente ese escalón, a la vez que hay sectores que no tienen gente –sostiene–. La mayoría de los países pasan de una fase de industrialización a una de servicios. La Argentina busca saltar de lo primario a los servicios de alto valor. No hay una política consistente que diga para dónde ir. Con altos niveles de pobreza y hambre, son muchos los que no aprenden a leer y la solución no es un curso gratuito de programación”.

Coincide Colina, para quien hay que buscar una “salida estructural”, que empieza por terminar la escuela secundaria para que después, combinado con un empleo, se puedan seguir estudios superiores. Indica que en las regiones de alta participación laboral de jóvenes –Europa registra entre 70% y 80%– la inserción también es mayor después.

Fuente: economis.com.ar

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