Se puede tener todo en la vida, o no, ¿cual es el costo?.

Río Grande 18/11/2020.-El ser humano es además del peor depredador del planeta, un animal cuya avaricia suele no tener límites, el tenerlo todo parece una meta que muchos seres humanos se plantean desde que dan sus primeros pasos, hasta el día en que mueren y eso también depende de nivel de ambición de cada uno.

El mundo actual exige y es casi una norma que todos sean exitosos en todos los ámbitos, físicamente, sexualmente, económicamente, socialmente, nada debe quedar al margen del mundo ultramoderno cuyos paradigmas no paran de exigir.

Es entonces cuando se entra en una carrera de final absolutamente insospechado, dejando un mínimo de tiempo para cada actividad, pero muchas, y nada de tiempo para el descanso, el placer, la pareja, los hijos y los amigos.

Ganar dinero, mucho dinero y mostrarse más que bien en las redes sociales es la característica del homo sapiens del siglo XXI, sonrisa perfecta, familia perfecta, hijos perfectos, millones de “amigos”, virtuales y nada de vida real.

Los hombres y las mujeres del nuevo mundo han comenzado a descender por una pendiente de materialismo, hipocresía y falsedades que nada tienen que ver con sus vidas diarias, me dijo un psicólogo, “veo todo esto y siento vergüenza de especie”, así comienzan a desatender lo básico, la pareja, la familia, los hijos, el entorno cercano y asumir el rol de una publicidad típicamente argentina en cuanto a la automedicación, “el dolor para, vos no” y es tan así que los accidentes cardiovasculares, ACV o paros cardiacos se instalaron ahora en la franja etaria que está por debajo de los 40 años. No hay que parar, hay que hacer todo lo que impone el nuevo paradigma de las redes sociales, la mentira de vida, esa exigencia puede traer, y de hecho es lo que pasa, consecuencias que la mayoría ni siquiera imagina.

Vivir pensando cómo cuidar lo que tenemos, o como ganar más de lo que tenemos, sin disfrutar lo que tenemos es una norma, lo material por sobre todo lo demás, mayor cantidad de horas de trabajo, más tiempo fuera de casa y esto también lo reflejan las publicidades de otro medicamento, cuando un padre dice “me duelen las vacaciones con mis hijos”, u otra similar “me duelen las clases por zoom de mis hijos”, todo indica que hay que dejar todo eso de lado y dedicarse a aparentar lo que no somos, lo que tenes o lo que ya perdiste a causa de esta inercia por la que muchos se dejan empujar y termina en un abismo.

No se puede tener todo, ¿o cuanto demoras en entender que no se puede?, esa es la pregunta que deberíamos hacernos cuando entendemos que nuestra vida es un instante en el universo y que el tiempo perdido no se recupera, cuanto de ese tiempo dedicamos a ganar más dinero, a trabajar más horas, a dormir todo el fin de semana, a esperar que llegue el viernes para descansar de una semana a ritmo enloquecedor, a tratar de llegar a fin de mes, a sufrir todos los días con jefes a los que quisiéramos matar, con tal de llevar más dinero a casa, humillaciones, frustraciones, decepciones que cargan la mente de energía negativa hasta enfermarnos y es ahí, justo ahí es cuando entendemos que todo lo anterior no sirvió de nada, que cerca nuestro no están los miles de “amigos” de las redes, que el susto de un infarto, un ACV, una neumonía, diabetes emocional o similares nos puede costar la vida, no nos lo saca nadie.

Quienes hemos estado en esa situación podemos decir que ese es un antes y un después, y también que muchos a pesar de pasar por esa horrible situación siguieron con ese ritmo enloquecedor y terminaron muriendo, llenos de dinero, pero muertos, si muertos, no hay otra palabra para definir el fin de la vida de quienes no entienden que no se puede tener todo, que para vivir bien no hace falta tanto, que si tenes mucho de lo material debes disfrutarlo, no guardarlo, que si no lo tenes, debes disfrutar también aun de las cosas más simples, tu pareja, tus hijos, tu casa, un desayuno, un almuerzo y una cena en familia, las reuniones familiares, los paseos al aire libre, los paisajes, la vida de todos los días, todos eso también llena el alma, hay que saber verlo, aprender a disfrutarlo y entender que no se trata de ser conformista, sino de valorar lo que se tiene poco o mucho y saber qué sino lo disfrutamos lo hará otro, cuando esa preocupación constante por ganar cada día mas, nos llevará indefectiblemente a perder otras cosas que puestas en la balanza tienen un valor incalculable. Las vacaciones con nuestros hijos, los actos de la escuela, preguntar cómo se sienten, dialogar con nuestras parejas, estar con ellos en las etapas más ricas de su vida, durante su formación, hablar, hablar mucho, contenerlos, poner límites, compartir, todo no se repetirá jamás, como el acto de egreso, u otros reconocimientos en la infancia y adolescencia.

Vivir cada segundo como si fuera el ultimo, era una frase que yo utilizaba hasta que me dio un infarto a los 46 años, después de eso entendí que realmente “es un soplo la vida” y que en un instante se puede perder todo, hijos, nietos, afectos, y lo poco o mucho que hayamos logrado materialmente hablando. Hoy muchas cosas dejaron de importarme, muy pocas cosas me distraen o llaman la atención, dedico todo el tiempo que puedo a quienes amo y no dejo que nada interfiera en eso, si así fuera estaría solo, prioricé mis afectos, el respeto y complicidad con mis hijos ya adultos, la cercanía con mi nieto, los paseos al campo y compartir la mayor cantidad de tiempo con mi mujer, compartir con ella la fotografía, la música por el momento el resto puede esperar.

Armando Cabral.

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