Sin embargo, durante la aceleración inflacionaria del año pasado también tuvieron lugar correcciones tarifarias. Esto explica parte de la discrepancia del IPC Núcleo. Teniendo en cuenta los treinta días posteriores al shock cambiario, este indicador llegó a 8,3% en la primera quincena de septiembre de este año, cuando alcanzó 7,6% en la segunda mitad de septiembre pasado.
Los capítulos que más sufrieron el stress cambiario fueron Equipamiento y mantenimiento del hogar (+12,8%), Indumentaria (+10,6%, también afectado por el inicio de la temporada) y Esparcimiento (+10,4%). El capítulo más importante del índice, Alimentos y Bebidas, arrojó un aumento fue de 7,3%. Tal como se había observado al cierre de agosto, los supermercados mostraron caída en los precios de los productos sin IVA, mientras que en el canal tradicional (autoservicios, almacenes, supermercados de barrio), los aumentos fueron muy significativos.
Estimamos que la inflación se ubique en 5,6%. Esta dinámica será la consecuencia de una desaceleración en el crecimiento de los precios en la segunda quincena del mes, la cual se podría extender al último trimestre del año en tanto prevalezca la estabilidad cambiaria. Incluso de cumplirse este supuesto, esperamos que la inflación anual supere el 50% en 2019.
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