Estancia Rubi y Buenos Aires dejan de producir ovinos. La producción agropecuaria en terapia intensiva.

Mierc 22/05/19.- A lo largo de 115 años estos establecimientos rurales de Tierra del Fuego se dedicaron a la producción de lana y leche de oveja, pero sistemáticamente y luego de 6 gobiernos el problema central no se pudo solucionar, los perros asilvestrados. Hoy la ganadería en Tierra del Fuego esta en terapia intensiva, gracias a la inoperancia, el desconocimiento y desinterés de quienes pudieron haber hecho algo al respecto.

En 1987 en la provincia más austral del mundo había más de 1 millón y medio de ovinos, pero poco a poco se fueron reduciendo los piños a raíz de la aparición de los perros asilvestrados, ningún candidato, funcionario, o dirigente habló jamás del tema campo, nunca desde la legislatura se habló de eso hasta hace unos meses.

En el año 2006 ya quedaban menos 350 mil ovejas en la provincia, algunos funcionarios hablaron de la diversificación de la producción, de mejorar los  caminos para sacar a producción, de la electrificación rural, pero nada de eso pasó.

También se sumaba otro problema, castores y guanacos, ambos depredadores del alimento de las ovejas y de la anegación de miles de hectáreas cubiertas por el agua que se acumula en las castoreras. Aun si los productores siguieron apostando y comenzaron a trabajar con vacunos, así llegó a la provincia la raza Hertford, se trabajo y mmucho en biogenética para lograr mejor calidad de animales, adaptación a un medio ambiente hostil y una calidad de carnes realmente buena, pero una vez más aparecieron los perros asilvestrados y ahora en lugar de matar ovejas, matan terneros y se sigue diezmando la producción.

En Tierra del Fuego Chilena, este año se autorizó la caza de los perros asilvestrados para poner fin al problema, hubo como siempre, reclamos de las protectoras de animales, pero la Presidenta de la Asociación Rural de Magallanes, dijo que son cuida perros que no tienen idea lo que significa perder una animal que cuesta años producir y la discusión terminó ahí. En Tierra del Fuego argentina, el problema sigue sin solución y estas dos estancias que vendieron todas sus ovejas hace unos días, son la muestra cabal de la inoperancia, el desconocimiento y la falta de ideas para otro sector de la producción de que no es la electrónica.

Las ovejas no paren corderos en una línea de producción, ni se la controla con un sistema de videojuegos, no se alimenta con tarjetas, ni están conectadas a internet, están en campos de miles de hectáreas, que también consumen, y lo que consumen lo gastan aquí, alimentos, ropa, calzado combustibles, gas oíl, gas, neumáticos, respuestas todo lo que hace a la vida de cientos de personas que trabajan pero lejos de la ciudad.

El párate en la producción de estas dos estancias fueguinas, no es solo eso, es un símbolo del retroceso y de la ausencia del estado, no subsidiando las producción, sino cumpliendo con sus obligaciones, mejores caminos, promocionar el turismo rural, contar con mejores caminos todo el año, capacitar para generar la diversificación productiva, acompañar con políticas de estado la exportación de productos agropecuarios al continente como las frutas finas, carne y derivados de la producción agropecuaria, llevar electricidad al campo. Pero claro para hacer eso hay que saber, hay que haberse levantado alguna vez a las 5 de la mañana en pleno invierno a sacar ovejas de nieve, saber que es una esquila, cuánto pesa y cuánto cuesta un vellón de lana, a quien se lo venden, cuanto es lo que en realidad gana un establecimiento por temporada, cuanta leche puede dar una oveja y cuantos productos se pueden obtener, como industrializarla y darle valor agregado, generar una cadena de producción que evite tener que seguir exportando plata para comprar alimentos que el campo puede producir y de hecho lo hacen desde hace más de 100 años.

El campo es un sector productivo por mucho que les cueste entenderlo y hasta se lo cuestione desde aquellos sectores que nunca trabajaron pero que se atreven a indicar como trabajar, esos mismos sectores que entienden que ganaron mucho y ahora es hora de repartir, como si ser solidario con lo obtenido fuera obligatorio o como si ellos sacaran un peso de su bolsillo para hacer lo que declaman pero no cumplen.

Los que hablan de la oligarquía del campo y no tienen idea de lo que dicen, los que no han presentado un proyecto jamás, ni a favor ni en contra, los que jamás pisaron un galpón de esquila, los que no saben que hay familias que viven a 100 kilómetros de la ciudad en un puesto y bajan una vez al mes al pueblo, de esos no se puede esperar nada. Eso sí se llenan la boca con la palabra inclusión, producción, desarrollo, reactivación, diversificación, mentiras no ven más allá de la electrónica, el clientelismo y la demagogia.

Estancia Rolito ya no tiene ovejas, Harberton funciona a energía solar, porque no hay gas, ni electrificación, no se puede negar la realidad.

La Misión Salesiana ha logrado producir pasturas para alimentar ganado durante el invierno, algo que hace 20 años atrás era impensado, hoy vemos los rollizos dispersados en los campos al borde de la ruta listos para ser almacenados.

Las Ruinas del CAP hablan de un pasado glorioso donde llegaron a trabajar 10 mil personas en la faena de ovinos, todos deberían pasar por allí alguna vez en su vida y recordar los buenos viejos tiempos donde uno de los ingresos más importantes de la provincia era la producción ovina, Quienes hemos vivido en el campo y sabemos del sacrificio que significa producir el alimento propio, no podemos menos que entristecernos cuando vemos como se derrumba sin remedio una parte de la producción de nuestra provincia.

No pudieron solucionarlo y no van a poder sencillamente porque no les importa, y una provincia que no defiende la producción, sea cual fuere el rubro, está condenada al fracaso.

Armando Cabral.

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