Tal como adelantó LA NACION, el esquema permite segmentar la prestación del servicio a partir de las necesidades de cada usuario.
El modelo replica la estrategia que ya implementan otras líneas aéreas a nivel global e introduce categorías para la compra del pasaje, cada uno con costo mayor de acuerdo con las funcionalidades y servicios ofrecidos.
Por ejemplo, la tarifa Promo es la calificada como más económica y establece que el pasajero suba al avión con un equipaje de mano, aunque no podrá elegir asiento.
Otras categorías permiten despachar equipaje, cambiar la fecha o devolver el pasaje, entre otros rubros.
La estrategia de no incluir equipaje en bodega sin cargo ya había sido lanzada por la compañía para sus vuelos de cabotaje cuando anunció la flexibilización de tarifas y la eliminación precios mínimos en el mercado local, para competir con la oferta de las aerolíneas low cost . Ahora se extiende a todas las rutas de la empresa.
En su modelo previo, Aerolíneas también ofrecía diferentes categorías con precios de pasajes escalonados, aunque existía un cupo limitado en cada segmento que impedía al pasajero acceder a los valores más bajos si las vacantes disponibles estaban agotadas. Este nuevo esquema, prometen desde la empresa, estará siempre disponible mientras haya lugares libres en un avión.
«No hay una proyección concreta ligada a los ingresos, sino a cambiar la dinámica al momento de comprar los pasajes y que no haya tarifas que se agoten», sostienen en la compañía, que en 2018 transportó 9,8 millones de pasajeros en vuelos de cabotaje y 3,2 millones en sus rutas internacionales.