La devaluación golpea el poder adquisitivo, que podría bajar hasta un 5% en 2018

Juev 07/06/18.- Hay lecciones de la economía que se aprenden con la experiencia. Como nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde, el término «poder adquisitivo» se hace evidente en años en los que se siente el retroceso. Este año, dicen los economistas, será uno de ellos. La corrida cambiaria de mayo y su traslado a precios les puso un tono pesimista a los pronósticos de los consultores. Las estimaciones anuales de baja del salario real (indicador que mide el poder adquisitivo) arrancan en el 1,5% y terminan en el 5%.

Para el bolsillo, la pérdida de poder adquisitivo significa un retroceso en la cantidad de bienes y servicios que se pueden pagar con el salario. Según los datos de Ecolatina, este año comienza con un 1,1% de retroceso interanual en el primer trimestre, y las proyecciones no mejorarán aun después de las paritarias. El salario real aún no llega a los niveles que tenía en 2015, cuando la inflación estaba contenida por el atraso cambiario.

En la macro, «la pérdida de poder adquisitivo genera períodos recesivos», detalla Matías Rajnerman, coordinador de análisis económico de Ecolatina: «Por un lado, podés comprar menos bienes, y por el otro, aumenta la incertidumbre, por lo que, ante la duda, ahorrás más o gastás menos», añade.

Los consultores coinciden en que la corrida cambiaria hizo que recalcularan la variación del salario real hacia abajo, cuando varios creían que sería otro año de recuperación. El Relevamiento de Expectativas de Mercado reveló el lunes pasado que se espera para este año una inflación del 27,1%, muy por encima de las metas fijadas por el Gobierno (15%), que funcionaron de faro para las negociaciones salariales.

Varias paritarias se firmaron con un acuerdo de revisión. A diferencia de la cláusula gatillo, que activaba un aumento automáticamente cuando la inflación superara la suba salarial acordada, este punto obliga a las partes a sentarse a renegociar.

Martín Alfie, economista jefe de la consultora Radar, advierte que el hecho de que las partes vuelvan a reunirse «no garantiza que habrá un aumento del salario». A pesar de que la mayoría de las paritarias cerraron con un alza del 15%, detalla, los aumentos de salarios estarán en el orden del 22 o 23%. Al porcentaje de base se suman bonos, cambios de categoría, aumentos por antigüedad y recalibraciones para prevenir conflictividad, aclara. La pérdida del poder de compra en 2018, dice, estará en el orden del 5%, si la inflación llega al 30%.

Desde 2011 se vio una dinámica de crecimiento del poder de compra en los años impares -los electorales- por el freno al dólar y la inflación contenida, lo contrario de lo que sucede en los pares. La serie del salario real tiene estacionalidad y los segundos trimestres son los peores, advierte Marina Dal Poggetto, directora ejecutiva de la consultora Eco Go: en ese momento, la capacidad de compra está acechada por dos frentes: el impacto de los precios relativos y las paritarias que aún no cierran. Para la economista, el aumento salarial terminará el año en torno al 24% -aunque los empleados públicos quedarán por debajo, advierte- y la inflación concluirá cercana al 29%, por lo que también calcula unos cinco puntos de caída del poder adquisitivo.

Las proyecciones de Ecolatina indican que en 2018 la pérdida del poder de compra estará cerca del 2,5%. A pesar de que el salario real no recuperó el nivel de 2015, dice Rajnerman, el modelo económico actual podría cortar la dinámica que se mueve al ritmo de los ciclos políticos por el crecimiento de la inversión.

«En la época de bonanza del kirchnerismo, el crecimiento se traccionaba por el consumo interno. El salario real era más importante», detalla, y explica que, en cambio, el gobierno de Cambiemos propone menos desequilibrios en el mediano plazo por el avance de la inversión, que ubicó cercano al 15% en 2017, y que sentaría las bases para un crecimiento más sustentable.

En tanto, Soledad Pérez Duhalde, gerenta de análisis macroeconómico de la consultora Abeceb, cree que la caída del salario real que se proyecta este año -en su caso, del 1,5%- no responde a la dinámica del ciclo político, sino a condiciones que impuso el mercado interno y externo. Sostiene que en 2017 hubo ajuste de tarifas y que este año el retroceso será por un shock cambiario.

La Nación

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